Con todas las entradas vendidas desde hace mucho tiempo, la cantautora palmera Valeria Castro conquistó en la noche del sábado el Auditorio de Tenerife en un concierto cargado de emoción, calidad vocal y cercanía. La artista abrió su encuentro con el público tinerfeño con La soledad, dando paso así a su segundo álbum, El cuerpo después de todo, un trabajo íntimo y honesto que ella misma define como “heridas abiertas”.
“Buenas noches, Tenerife. Vengo a presentarles un disco que sale de las entrañas y en el que he mostrado mis complejos, mis inseguridades y todo aquello que a veces no tiene que ser público y que creo que con mi música es la mejor manera de mostrar. Ojalá le curen estas canciones lo que me curaron a mí escribirlas”, comentó Valeria Castro tras cantar sus dos primeros temas.

Y como no podía ser de otra manera, arrancó los aplausos de un público que se entregó desde el primer acorde. Un reconocimiento que sería constante, canción tras canción, porque la conexión con el público asistente fue mágica. Además, para Valeria fue un concierto muy especial porque contó con la presencia de sus padres entre el público.
Desde los primeros compases, los asistentes se mostraron entusiasmados con una artista que canta desde las entrañas y que no duda en hablar de ausencia, maternidad y raíces. Sonaron temas como Guerrera o el aclamado Hoxe, mañá e sempre, fruto de la colaboración con Tanxugueiras. Tras un cierre festivo con Sentimentalmente, la cantante se despidió dejando claro que lo suyo no es solo música, es verdad. Este domingo recala en Fuerteventura, en el Palacio de Formación y Congresos, a partir de las 20.00 horas.