Cuenta Verónica Ramírez Hermoso, escritora grancanaria afincada en Tenerife, que en el origen de Esencia oculta, su primera novela, tiene mucho que ver su convicción de que si una persona no posee el hábito lector, probablemente eso se deba a que aún no ha encontrado el libro idóneo. Esa obra que le permita evadirse, imaginar, engancharse, conectar, al ir pasando sus páginas.
“Cuando comencé a escribir la novela -explica en una charla con este periódico-, lo hice sobre todo pensando en mi hija mayor, a la que le encanta la literatura fantástica, pero también en algunas amigas de su entorno y en hijas de amigas mías a las que les costaba leer y siempre he estado buscándoles libros”.
“En un mundo tambaleante, azotado por el caos y la incertidumbre de la pandemia de la COVID-19, Sara, una joven universitaria de biología, se ve arrastrada a una lucha que va más allá de la ciencia. Lo que comienza como una colaboración en un proyecto de investigación sobre la vacuna, pronto se convierte en una peligrosa travesía hacia los rincones más oscuros de su propia memoria”.
Esta es parte de la sinopsis con la que se presenta Esencia oculta, que además es la primera entrega de una trilogía, Esencia, cuyos dos siguientes volúmenes espera publicar Ramírez Hermoso el próximo año; entre febrero y marzo, la segunda obra, y en torno a septiembre, la tercera y última.
CORONAVIRUS
“Al situar Esencia oculta en plena pandemia -detalla la escritora-, he buscado que los lectores se identifiquen con mi relato. La COVID-19 es algo que nos ha afectado a todos de una u otra manera, por lo que ese escenario me brindó la posibilidad de que quienes leen la novela puedan empatizar con los personajes, con la situación a la que deben enfrentarse”. “Y, al mismo tiempo -añade-, dotar de una coherencia, de una verosimilitud, a la fantasía que vuelco en la historia”.
Una fantasía que la autora califica de urbana, pues en esta primera novela, y en la trilogía al completo, “no hay dragones”, sino una serie de hechos muy pegados a la realidad, a un tiempo contemporáneo, “a los que se le han añadido elementos fantásticos, de magia”.
Lo mismo que como lectora, Verónica Ramírez Hermoso busca que la literatura que crea resulte adictiva y permita alejarse de lo cotidiano. “Escribir es mi válvula de escape -afirma-, donde dejo atrás todas esas preocupaciones del día a día que tenemos y me centro en lo que los personajes me cuentan”. “Me pongo a ello y a menudo ni siquiera poseo un plan previo, un esqueleto, de lo que quiero contar”, continúa. “Simplemente, tengo una idea y, a partir de ella, empiezo ante el ordenador a dar forma a lo que se convertirá en una historia”.
LAS CIRCUNSTANCIAS
Tampoco existía un plan perfectamente concebido, confiesa la escritora, para que Esencia oculta fuera la primera obra de una trilogía: “De hecho, cuando empecé a darle forma, ni siquiera me había planteado publicarla; lo hacía un poco para mí y un poco para mi gente cercana. A medida que iba escribiendo, mi hija mayor leía los textos y llegó un momento en el que me dijo que debería parar la historia con lo último que había escrito, porque le gustaba mucho como final para una primera novela, y a partir de ahí continuar el relato en otros libros”, concluye Verónica Ramírez, al tiempo que apostilla que la creación de esta trilogía le ha supuesto una labor de dos años.
“Al integrarse a un grupo de científicos, Sara descubre que el virus no es la única amenaza. Bajo la superficie de la crisis sanitaria se esconde una verdad perturbadora que conecta con su pasado…, uno que no recuerda haber vivido. Pronto se da cuenta de que su papel en esta historia rebasa en mucho lo que jamás imaginó”, continúa la sinopsis de Esencia oculta.





