La finca del káiser
En 1908 un negro que trabajaba en el ferrocarril que los ingenieros alemanes trazabanparalelo al desolado borde del Namib llamó a gritos a su capataz y le mostró un pedrusco brillante del tamaño de una nuez…Este lo miró, lo guardó y con un destello se diopistoletazo al más voraz y breve delirio de la avaricia humana.