¡Quiero una foto con Harold!

Un gran danés de dos metros de envergadura y 85 kilos de peso es la atracción del parque de Buzanada y la mascota más célebre de Arona
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Harold pesa 85 kilos y alcanza una envergadura de dos metros. / F.PALLERO

Un niño que juega en el parque de Buzanada se acerca temeroso junto a su hermana a un gran danés de ojos claros y pelaje atigrado y su dueña le dice que se acerque, que no tenga miedo. La madre de los pequeños pregunta: “¿puedo sacarles una foto?”.

“Esa es la frase que más escucho a diario”, señala Samantha King, la propietaria de Harold, quizás el perro más fotografiado de Arona desde que hace un año y medio vive en este municipio, en donde casi todas las tardes sale a pasear al parque de Buzanada.

Allí, en ese barrio, Samantha King vive junto a su hijo, seis perros más y algunos caballos, porque a ella no le duelen prendas en reconocer que “me gustan más los animales que las personas”.
Y fiel a su convencimiento, esta inglesa afincada en la Isla desde hace años, se trajo de Inglaterra a Harold, después de rescatarlo de una perrera con un estado famélico, cuando ya tenía un año y medio de vida y menos de la mitad de kilos con los que cuenta hoy, que suman los 85 para mantener una hidalga figura que más le asemejan a un caballo que a un perro, con casi dos metros de envergadura.

Si sacarlo de aquel refugio de animales fue fácil,no lo fue tanto traerlo hasta Tenerife, porque por su tamaño, Harold no podía viajar en avión ni tampoco en un coche normal. Samantha tuvo que comprarse una furgoneta más amplia e iniciar el camino por mar y tierra. Primero con un barco hasta Francia, coche hasta Huelva y traslado de nuevo en barco hasta Tenerife, tras casi una semana de viaje. Hoy lo recuerda con orgullo, porque se siente emocionada cada vez que alguien se acerca para pedirle una foto con “mi niño grande”.

No tiene dudas de que Harold sufrió maltrato en aquel refugio británico, porque sus primeros días en la Isla se mostró esquivo a salir de casa, a convivir con otros perros y aunque hoy sigue mostrando una mirada triste y ladra cada vez que se acerca algún perro pequeño, Harold no se muestra nada agresivo, porque entre otras razones el gran danés no lo es por naturaleza.

Come el doble que un perro normal, manifiesta Samantha King, y pese a su azarosa vida, Harold no ha pasado en el año y medio que lleva con ella ninguna enfermedad, a no ser un pequeño bulto en su larga espalda.

Le encanta salir de casa, pero apenas puede caminar veinte o treinta minutos, porque “el gran danés tiene un corazón muy pequeño y siempre tiende a cansarse”, como se demuestra que la mayor parte del tiempo “esté echado en el colchón”, relata Samantha King.

El gran danés tiene un promedio de vida generalmente más corto que otro perro de su tamaño, de 7 a 10 años y lamentablemente Harold no dejará descendientes porque está castrado.

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Samantha King, junto a Harold, en el parque de Buzanada. / F. PALLERO

“Me gustaría poder llevarlo a nadar, aunque aquí es difícil”

Una de las mayores ilusiones que tiene Samantha King es poder llevar a su gran mascota a una playa. “Me gustaría que Harold pudiera bañarse, aunque en Arona no encuentro una playa para perros”, afirma con cierta amargura su dueña.

King entiende que a su perro le vendría bien y considera que no habría ningún problema porque “es muy sociable, nada agresivo”, a pesar de almacenar desconfianza por el supuesto maltrato recibido en el albergue de donde lo rescató.

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