Inmigrantes jugándose la vida en pateras y cayucos. Desplazados tratando de alcanzar las costas de un continente que los rechaza. Niños despojados de sus padres por culpa de la sinrazón bélica. Así se escriben las historias de miles de personas que vagan actualmente por muchos puntos del planeta. La mayor parte de ellos, por unas u otras circunstancias, son potenciales demandantes de protección internacional, un estatuto que se ha puesto en tela de juicio en los últimos meses tras la avalancha de ciudadanos sirios que buscan un futuro mejor lejos de la guerra que azota su país.
Canarias, como puerta de entrada a Europa, no es ajena a esta realidad, como así lo reflejan los datos de asilo que maneja la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), la organización más representativa y con más experiencia en este ámbito. Así, el año pasado CEAR contabilizó en el Archipiélago 106 solicitudes de protección internacional, la mayor parte de ellas de ciudadanos procedentes de Ucrania, Venezuela, Guinea Conakry, Sri Lanka, Irán, Honduras y el Sáhara Occidental. Del total de peticiones, más de un 60% fueron admitidas a trámite y en torno a un 20% se denegaron, mientras que varias personas desistieron de continuar el proceso.
Como ya han venido advirtiendo los responsables de CEAR en las Islas, la tendencia continúa al alza en los últimos cuatro años. No en vano, de los 35 solicitantes de asilo que se registraron en 2012, se pasó a 73 un año después y 85 en 2014, una cifra que volvió a subir el ejercicio pasado. Desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado recuerdan que “la legislación española, de acuerdo con lo previsto en el artículo 13 de la Constitución y la normativa internacional basada en la Convención de Ginebra, establecen las condiciones en las que las personas nacionales de terceros países y las apátridas podrán gozar en España de la protección que ofrece el derecho de asilo y la protección subsidiaria”.
Y es que, aunque las demandas de peticiones de refugio todavía están lejos de las contabilizadas los años 2006 y 2007, cuando se registraron 912 solicitudes, los responsables de la organización humanitaria en las Islas aseguran que “el aumento de los conflictos bélicos provocará que este año volvamos a situarnos en cifras más elevadas, porque las previsiones apuntan a que de nuevo superaremos el centenar de peticiones protección internacional”. Esta circunstancia, agregan las mismas fuentes, hace más necesaria si cabe la continuidad de la labor asistencial que realiza CEAR en Canarias, cuyo futuro llegó a estar muy comprometido en los últimos dos años por las promesas incumplidas en forma de ayudas que la entidad dejó de percibir.