La floración de los almendros, un fenómeno natural que se produce entre enero y febrero, volvió a deparar este año un espectáculo único en el municipio de Santiago del Teide. El colorido de sus árboles, con ese tono blanquecino y rosáceo tan característico que brota cada invierno, contrasta con la huella lávica de la última erupción volcánica de la Isla, la del Chinyero, en 1909, cuyas coladas forman parte del paisaje de la comarca y de la memoria de sus habitantes. Ayer sábado, centenares de amantes de la naturaleza no quisieron perdérselo y participaron en la Ruta del Almendro en Flor, organizada por el Ayuntamiento, que este año, además, cumplía su vigésima edición. La plaza del casco y el Calvario de Los Baldíos fueron los dos puntos de partida elegidos. La cámara de nuestro compañero Fran Pallero captó la belleza de la eclosión floral.
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