La magia de la sensibilidad

La Concejalía de Fiestas de Santa Cruz logra una celebración de Navidad y Reyes inclusiva “casi al 100%” para integrar a los niños con discapacidad
Ayán disfrutó, el pasado jueves, como lo que es, un niño más entre los miles que acudieron a ver los Reyes. / Andrés Gutiérrez

Algo tan sencillo como caramelos para todos los niños que acuden a ver la Cabalgata de los Reyes en Santa Cruz, a priori, no parece un gran reto, pero cuando hace ya unos cuantos años se planteó al Ayuntamiento capitalino que había niños diabéticos, celiacos, que se desconsolaban viendo a otros niños comiendo esos dulces y que además tiraban los Reyes, no fue tan fácil convencerlos. Ya han pasado algunos años y en la noche de Reyes de este año, hubo dulces para todos, con azúcar y sin ella y todos sin gluten. Pero no solo estos niños pudieron participar sin diferenciación en la bienvenida a los Reyes Magos, también todos los que tienen algún tipo de discapacidad, han disfrutado este año de una fiesta de Reyes inclusiva casi al 100% y es que la Concejalía de Fiestas se ha esforzado para que sea para todos sin diferenciación. Lo fue porque en el estadio, dispusieron de un espacio reservado y, por primera vez, una pantalla gigante mostró, al inicio de la celebración, pictogramas para que los pequeños con algún tipo de discapacidad cognitiva pudieron identificar lo que pasaba en cada momento.

Teresa Hernández es una de las madres que, el pasado jueves, junto a su hijo, que posee una discapacidad motora, acudió al estadio. “Mi hijo es uno más y disfruta y ríe y se pone nervioso con los Reyes, como todos”. Pero la facilidad con la que Teresa pudo acceder tanto al Heliodoro como a la zona en los alrededores de Weyler, lugar donde se dispuso el espacio reservado para la discapacidad, no era tal hasta hace unos años. “Las primeras veces que decidí ir al estadio, como no teníamos información de ningún tipo, no sabíamos que había accesos especiales”, cuenta esta madre que tenía que coger en brazos a su hijo para entrar, “la silla de ruedas no entraba por las puertas normales y teníamos que cogerlo a él por un lado y a la silla por otro”.

El jueves, Ayán, que así se llama el hijo de Teresa, disfrutó del espectáculo aplaudiendo, riendo, gritando, como el resto de niños. Como recuerda su madre, aunque tiene 17 años, sigue siendo un niño y algo travieso. Ayán y su madre accedieron el jueves al Heliodoro Rodríguez López por el acceso 2 del estadio, puerta en la que se sitúo la entrada para las personas con discapacidad que iban en silla de ruedas. Allí también estaba uno de los 15 niños del Hogar de la Sagrada Familia que el jueves acudieron al espectáculo de bienvenida a los Reyes Magos. El resto de sus compañeros disfrutaban en otra de las zonas acondicionadas gracias a las entradas que Fiestas les hizo llegar. Unos y otros pudieron reir y gritar con la reina, la princesa, la bruja mala y por supuesto, con los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar.

Este año, Fiestas ha sido más consciente que nunca de que la diversidad entre los más pequeños es amplia y que necesitan de todo el apoyo. Y no solo porque en la Cabalgata hubiera especial sensibilidad hacia los pequeños, sino porque otros detalles sirvieron para acercar la fiesta a los niños. Uno de ellos pudo verse en los buzones reales distribuidos por la ciudad, en los que podían leerse pictogramas para que los pequeños con más dificultades pudieran interpretarlos.

La concejal de Fiestas, Gladis de León, ha contado con la ayuda del colectivo por los derechos de las personas con discapacidad, Queremos Movernos, para poner en marcha este despliegue de sensibilidad. Su portavoz, Ana Mengíbar, reconocía que lo sucedido este año han sido “unos Reyes adelantados, una fiesta inclusiva casi al 100%. Por cosas como estas llevamos años luchando”.

Integración

Jorge Sacrest, es el responsable de los asuntos relacionados con los niños en Queremos movernos, y al igual que Teresa, él también sabe el esfuerzo que supone acudir a estas celebraciones con un niño con una discapacidad. “Siempre tenemos una guerra constante con las administraciones para intentar que las personas con algún tipo de discapacidad puedan tener una vida normal, para que los niños, que es mi caso, puedan disfrutar de parques adaptados y jugar con los demás niños, que es lo que necesitan, integrarse en una sociedad donde no se discrimine a las personas porque tengan una deficiencia física”, defiende el responsable de los menores en Queremos movernos. “En ese sentido, nosotros intentamos luchar todo lo que podemos para que las cosas lleguen y la verdad es difícil, muy difícil”, añade Jorge.

Y es que colectivos como el de Queremos movernos, llevan años oyendo que conseguir la integración total de las personas con discapacidad es una meta que se va consiguiendo “poco a poco”, pero tan despacio, que pasan años para ver avances como el vivido esta Navidad por los más pequeños en Santa Cruz y que solo ha necesitado de un poco de sensibilidad.

Años y años

Jorge se pone como ejemplo de lo lento que avanza todo. “En mi caso, me he encontrado con una enfermedad degenerativa que sufre mi hijo, que se la diagnosticaron con año y medio y que ahora ya tiene seis. Eso supone que ya llevo cuatro años luchando para que tenga lo mejor posible, no solo como padre, sino también para que no se sienta desplazado por la sociedad por tener unas carencias que no tienen otros niños”.

Avances como los de este año se agradecen. “En este caso nos hemos encontrado con un área como la de Fiestas que está haciendo bastante por la integración de las personas con discapacidad, logrando que todos sea más accesible, con dibujos para que los niños con dificultades cognitivas puedan entender qué pasa, cosas que antes no se hacían y que con aplicar lógica y el “todo para todos” se consigue”, concluyen desde Queremos movernos.

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