La central térmica de Endesa en Las Caletillas cumplió la semana pasada 50 años, medio siglo alumbrando a la isla de Tenerife. Hoy sigue haciéndolo en menor medida (en torno al 15% de la demanda), pero continúa siendo imprescindible para asegurar el suministro energético del área metropolitana, lejos de que se fuera a extinguir en 2015, como se pronosticó desde el Ayuntamiento de Candelaria.
Desde su inauguración, la central candelariera ha sido un punto neurálgico del sistema eléctrico de Tenerife. Durante tres decenios fue la infraestructura eléctrica de base de la Isla, hasta la inauguración de la central de Granadilla. Las obras de Las Caletillas comenzaron en 1963 y entró en funcionamiento el 11 de febrero de 1967, época en la que los cortes de luz eran frecuentes y la mayor parte de la Isla no estaba electrificada.
José Manuel Curbelo, uno de los directores que ha tenido la central y jubilado en 2015, después de 35 años en la empresa, es uno de los mejores conocedores de la instalación. “La central de Las Caletillas -detalla- sustituyó a la anterior, que estaba en plena zona urbana de Santa Cruz, a unos 100 metros del edificio del Cabildo. El nuevo emplazamiento se consideró que era el idóneo dado que en aquella época Candelaria todavía no era un área residencial, sino agrícola, principalmente. Tal y como puede apreciarse en las fotos de la época, la central estaba rodeada de plataneras. El núcleo urbano se ceñía a la zona antigua junto a la Basílica y a un conjunto de pequeños núcleos pesqueros. Es decir, la central no estaba instalada en un área metropolitana, sino que es esta la que se ha ido acercando paulatinamente a la central”.
Recuerda Curbelo que la central comenzó con 56 trabajadores y cuando él se retiró tenía 70, casi los mismos que mantiene hoy, aunque sin sumar los puestos de trabajo indirectos. “En febrero de 1967 empezaron a funcionar los dos primeros grupos generadores de la central. La carga máxima de consumo fue de 22,9 MW. La carga máxima histórica de la Isla está en 619 MW y hoy en día el consumo ha bajado al entorno de los 530 MW, debido a una mayor eficiencia por la utilización de luminarias con halógenos y leds, así como el mejor rendimiento energético de los electrodomésticos y de los motores en general”.
Los primeros grupos que se instalaron en la central eran dos unidades de vapor de 22 MW, los GV1 y GV2, y tanto sus componentes principales, caldera y turbina, como auxiliares estaban considerados como última tecnología en aquella época, lo que permitió su utilización durante 27 años. Se pararon tras la puesta en servicio de las dos unidades de vapor de 80 MW de la nueva central de Granadilla, en el año 1995. El resto de unidades de la central, cuatro grupos de vapor de 40 MW, dos turbinas de gas de 37,5 MW y tres unidades diésel de 12 MW, siguieron operativas.
“Una vez acopladas las dos nuevas unidades de vapor de Granadilla -prosigue Curbelo-, en Candelaria continuaron funcionando las otras cuatro unidades de vapor de la central de 40 MW: GV.3, GV.4, GV.5, y G.V.6. En ese momento, debido a que Granadilla podía asumir la demanda eléctrica de estas unidades, realizamos una profunda renovación en todas las áreas de calidad, medio ambiente y seguridad, mediante la automatización de sus sistemas de control”.
Recalca Curbelo que siempre ha primado la seguridad, porque “la central ha ido renovándose en función de cómo cambiaba la tecnología y los requerimientos medioambientales (a través de las nuevas normativas europeas y nacionales). La central en ningún momento se ha quedado obsoleta y, menos, insegura. Todo este tipo de supervisión y control de nuestros procesos operativos, así como la focalización en el desarrollo de una cultura de seguridad, han ocasionado que no hayamos tenido ningún accidente de consideración en la misma”, remarca.
Mari Brito
La alcaldesa, Mari Brito, recuerda que la central de Las Caletillas supuso en el momento un impulso para Candelaria y para el conjunto de la Isla, facilitando la llegada de la energía a un mayor número de hogares, pero añade que, “en la actualidad, desde el Ayuntamiento apostamos decididamente por la implantación progresiva de sistemas basados en energías renovables y por el desarrollo de modelos productivos sostenibles”.
“Ya en 2006 expusimos la idea de instalar una hidroeléctrica en el Norte”
“En el año 2006, el anterior director de Generación de Canarias, Ramón Rodríguez, y yo visitamos al presidente del Cabildo, Ricardo Melchior, y le expusimos el proyecto que habíamos estado estudiando en los últimos años con el fin de instalar una central hidroeléctrica de 240 MW en en el Norte, en la Isla Baja”, recuerda José Manuel Curbelo.
“Con ello proponíamos crear un trípode energético entre las centrales de Candelaria, Granadilla y la nueva central, que sostuviese y asegurase la estabilidad y eficacia del sistema eléctrico, al poder inyectar energía en la zona capitalina, turística y norte de forma directa. Además, las conclusiones del informe del Parlamento tras el Delta determinaron que era necesario mantener las dos centrales actuales operativas y añadir una tercera con el fin de estar preparados ante una catástrofe como aquella. En 2014, un año antes de jubilarme, la legislación cambió. Ya no éramos nosotros los que proponíamos nuevos emplazamientos y, desde que llegó REE como nuevo operador del sistema, no tenemos la responsabilidad de analizar la estabilidad del sistema”, concluye.
Esa idea de la hidroeléctrica sigue sobre la mesa y, aparte de la Isla Baja, se barajan la propia Candelaria y la ladera de Güímar (el consejero insular Félix Fariña ya tiene un proyecto) como ubicaciones.