Desde que DIARIO DE AVISOS adelantara en Canarias que las mayores reservas mundiales de telurio se encontraban al sur de las Islas, también se explicó que en la zona había otros materiales de gran valor, como eran el cobalto, el vadamio, el níquel o el platino, entre otros. A pesar de que el telurio ocupó las primeras planas gracias a su utilización para mejorar la eficiencia de las placas solares o la conectividad móvil, quizás no se trate de la mayor riqueza detectada en unos montes que fueron volcanes activos en el Cretácico, hace unos cien millones de años.
Ahora, el geólogo del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) Javier González, ha reconocido en una entrevista a ABC Canarias que “el cobalto está concentrado en una proporción muchísimo mayor que la del telurio”. Y la novedad no resulta nada baladí, por cuanto se trata de un mineral que vive hoy día un aumento considerable de su valor, por cuanto es muy apreciado dadas sus condiciones a la hora de mejorar el rendimiento de las baterías de litio. Sí, esas que se usan en la telefonía móvil y en los vehículos eléctricos.
González, que acaba de participar como invitado en el proyecto Marine E-Tech, liderado por el Instituto Oceanográfico del Reino Unido (NOC) durante el cual se confirmaron las reservas de telurio sobre la cima del monte Tropic, explica al respecto en la entrevista que “el mercado de los metales varía mucho. Un metal un día en el mercado puede valer diez euros el kilo y al día siguiente y por una serie de circunstancias geopolíticas puede alcanzar los 200 euros. El telurio es un metal valioso, pero también lo es y mucho el cobalto o el platino. El cobalto, por ejemplo, está concentrado en estos depósitos en una proporción muchísimo mayor que la del telurio”. Sobre el volumen de cobalto detectado, el geólogo detalló que “está en un valor medio similar a otros depósitos submarinos del mundo, pero muy superior a los depósitos terrestres. De ahí su importancia”. Respecto a cómo extraer estas riquezas de los fondos marinos, para el científico “en primer lugar habría que hacer un estudio geológico mucho más profundo de toda la zona, estudiar donde están los yacimientos, cuánto mineral tienen. Después hay que hacer una evaluación económica de la rentabilidad de lo que allí hemos descubierto y también de la viabilidad medioambiental. Si se quiere pasar posteriormente a la explotación hay que hacer además una serie de prospecciones mineras mucho más en detalle de cada una de las zonas de los montes submarinos porque tenemos que pensar que no son pequeños. Algunos de ellos tienen el tamaño de la isla de Tenerife”, aclaró Javier González.
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