Prisión sin fianza para Iván tras confesar que mató a su pareja

El sospechoso pasó a disposición judicial en apenas 24 horas, dado que cuando fue arrestado reconoció que había quitado la vida a Vicky y, dos días después, incendió la vivienda
Imágenes de las labores de la Policía Nacional. | FRAN PALLERO

La titular del Juzgado de Instrucción Número 3 de La Laguna decretó en la mañana de ayer el ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza de José Iván D. E., un varón de 38 años de edad, como presunto autor de la muerte de su pareja sentimental, una mujer de 44 años llamada María Victoria, cuyo cadáver fue hallado el pasado lunes cuando los bomberos sofocaban un incendio en su vivienda de La Laguna. Iván confesó a los policías locales de Granadilla que lo arrestaron durante la madrugada del lunes al martes que acabó con la vida de su compañera el pasado sábado, y que dos días después prendió fuego a la casa en su vano afán de borrar posibles pruebas, tal y como adelantó DIARIO DE AVISOS.

A buen seguro que tal confesión influyó en la pronta puesta a disposición de la autoridad judicial (apenas 24 horas) y, aunque sin duda pesarán a la hora de juzgar estos hechos, cabe recordar que nuestras leyes permiten que con posterioridad se desdiga de tal autoinculpación.

Además, fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) confirmó, como recordará el lector, que no hay denuncias previas contra esta persona en relación con la violencia de género ni con otro motivo.

El relato de lo acaecido arranca el sábado pasado, cuando por motivos aún desconocidos la pareja, que llevaba unos 10 años de relación sentimental, inician una discusión que degenera en violencia. En un momento determinado, fue presuntamente Iván el que golpeó a Vicky con un objeto contundente y metálico (al parecer, un adorno de la vivienda), causándole heridas de tal gravedad que a buen seguro fue lo que le causó la muerte. Lejos de alertar a las autoridades, el sospechoso esperó dos días y, ya en la mañana del lunes, incendió el escenario del crimen con la intención de borrar su rastro. En realidad, no solo no consiguió despistar a los investigadores, sino que bastó con un vistazo al lugar para comprender que algo muy feo había pasado. En apenas unas horas, ya se sabían datos tan reveladores como que el fuego surgió en un sillón y que junto al cadáver, alejado a unos metros de dicho sillón, había dos bombonas de camping que no estallaron. Tampoco fue difícil detectar que se había rociado con gasolina el lugar.
Como quiera que no hubo manera de localizar a Iván desde la aparición del cuerpo sin vida, las sospechas de su culpabilidad aumentaron hasta que, pasadas las dos de la madrugada, él mismo alertó al Cecoes 1-1-2 desde El Médano para recibir asistencia de las lesiones sufridas en sus torpes tentativas de suicidio.
A los dos agentes municipales que acudieron les bastó con verle para percatarse de que ocultaba algo y, en unos minutos, el propio Iván se derrumbó y les confesó entre sollozos todo lo que había sucedido.

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