“Enterrar el 80% de la basura que genera la Isla en Arico es una bomba de relojería; exigimos más reciclaje en origen y un mayor tratamiento de los residuos para reducir al mínimo los enterramientos”. La advertencia del Ayuntamiento de Arico, a través de su concejal de Medio Ambiente, Pedro González Ramos, refleja un hartazgo municipal callado durante años que se ha ido gestando por lo que consideran un “maltrato” de las instituciones al municipio. El edil realizó estas declaraciones a DIARIO DE AVISOS frente a la valla que marca el perímetro del Complejo Ambiental de Tenerife, a un centenar de metros donde camiones y tractores hacen su trabajo, descargando y amontonando cientos de kilos de residuos bajo bandadas de gaviotas en busca de su banquete.
Arico reclama, entre otras medidas, una mayor actividad de las cuatro plantas de transferencia de la Isla, situadas en La Guancha, La Orotava, Arona y El Rosario, encargadas de compactar los residuos urbanos para reducir su volumen antes de trasladarlos al municipio sureño. “Se está tratando un bajo porcentaje de todo lo que nos llega. Enterrar tanta basura, además de un método desfasado, es muy peligroso, sobre todo, si no se selecciona previamente; hay un claro riesgo para la salud por los gases que se generan y, sobre todo, por las posibles fisuras en las celdas de vertido de lixiviados” (líquido residual tóxico que produce la basura en proceso de putrefacción), asegura el concejal.
En ese sentido, recuerda que “las primeras celdas no estaban impermeabilizadas y están rezumando la descomposición de esa basura, entre la que hay materiales pesados y mercurio, lo cual nos parece muy peligroso porque están casi vertiéndose al mar”. Actualmente, para evitar su filtración y el envenenamiento del suelo las celdas están provistas de un sistema de protección con una base neumática, una lámina asfáltica y mallado.
“Estamos cansados de que Arico sea el felpudo de la isla de Tenerife, parece que solo existimos para lo malo”, señaló hace unos días, gráficamente, a este periódico Pedro González. Se refería así a la aspiración del municipio, de momento sin ningún compromiso oficial, de concentrar en el futuro la mayor parte de la industria limpia que genera el vertedero, desde plantas de compostaje y puntos limpios al reciclaje de envases y vidrio o la transformación de metales y plásticos, por poner solo algunos ejemplos.
Compensación mínima
Entiende el actual grupo de Gobierno que, además de resultar lo más adecuado por una cuestión logística, es la “compensación mínima” que les corresponde por prestar un servicio público a Tenerife desde que en 1984 se puso en marcha el Plan Insular de Residuos Sólidos (PIRS), que determinó que Arico, el segundo municipio en extensión de Tenerife, recibiera los desechos de toda la Isla.
Otro de los temores que planea entre el actual grupo de Gobierno y en los vecinos es la ampliación del Complejo Ambiental de Arico, una vez que ya se ha decidido que su vida se prolongará otros 30 años más. La superficie que ocupa actualmente es de 243 campos de fútbol, más de 2,4 millones de metros cuadrados.
“Hay celdas que estaban previstas para una duración de 10 años pero su vida útil es probable que se reduzca a menos de tres, lo cual nos hace pensar que podrían realizarse nuevas expropiaciones de terreno”, señala González, que advierte de que el vertedero crecería hacia la cumbre, afectando al núcleo de El Río, uno de los barrios más antiguos del municipio, con 700 habitantes. Para el Ayuntamiento, Europa debería poner coto a una más que probable ampliación del basurero tinerfeño al tratarse de un territorio insular.
“No podemos seguir inutilizando suelo. Las fincas y terrenos colindantes no pueden hacer el uso agropecuario que tienen para agricultura y ganadería por las afecciones continuas de polvo, moscas, roedores y plagas. Por eso la mayoría ha dejado de cultivar, además de por la caída del tomate de exportación. Es más, no saben qué hacer con sus terrenos porque al lado del vertedero nadie los quiere ni regalado”, asegura el responsable ariquense de Medio Ambiente, que apunta como salida la reconversión de esas fincas en suelo de uso compatible con la actividad del complejo ambiental, como un polígono industrial dedicado al reciclaje.
Hacia un nuevo modelo de gestión de residuos
Coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente, el pasado 5 de junio, el Cabildo presentó el Laboratorio de Sostenibilidad (anterior Aula Medioambiental), una herramienta para gestionar los residuos y cumplir con los objetivos establecidos por la Unión Europea en cuanto a la separación de basura para reciclar, que debe alcanzar el 50% en el año 2020 y el 75% en 2030. Ese período de transición en el que está la Isla exige potenciar nuevas infraestructuras y mejoras en los actuales equipamientos. Así, según la información aportada por la Consejería insular de Medio Ambiente que dirige José Antonio Valbuena, las actuales plantas de transferencia se convertirán en centros logísticos para facilitar la instalación de empresas recicladoras y la creación de empleo verde. El nuevo modelo de gestión contempla la puesta en marcha de minipuntos limpios móviles que irán rotando por las poblaciones para recoger pinturas, aceites, pilas, baterías y material eléctrico. Otra clave estará en la materia orgánica, que supone más de un tercio de los residuos sólidos urbanos de la Isla. Además de la recogida de los grandes productores (sector turístico e industria agroalimentaria), en los domicilios se aplicará un modelo mixto del tipo puerta a puerta con contenedores personalizados
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