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El legado guanche de los porteadores de Chaxiraxi

La ceremonia del hallazgo de la Virgen, que se celebra mañana por la tarde en la plaza de la Patrona, se viene realizando desde hace más de dos siglos por vecinos de las medianías de Candelaria
La espectacular ceremonia de los guanches comenzará a las 20 horas de mañana / SHEILA TORRES

Chaxiraxi es uno de los nombres por los que los guanches denominaron a una de sus divinidades que fue sincretizada posteriormente con la imagen de la Virgen de Candelaria que encontraron unos pastores guanches sobre la arena negra de las playas de Chimisay (hoy, El Socorro de Güímar), casi cien años antes de la conquista castellana de la Isla y la posterior cristianización de los aborígenes, quienes, no sin pleitos, se ganaron el derecho a ser los porteadores o cargadores de la imagen en las distintas procesiones para honrar su festividad.

Desde hace unos doscientos años -nadie se pone de acuerdo en la fecha- es uno de los momentos especiales de las fiestas de la Patrona de Canarias. Lo que es seguro es que la ceremonia de los guanches se lleva realizando más de dos siglos y sigue calando en la gente. Ya no solo por recordar como se produjo el hallazgo entre la Virgen y los aborígenes de las playas de Chimisay, sino porque también representa, más allá del carácter religioso, al menos lo sienten así muchos de sus componentes, un símbolo de canariedad, de nuestra historia, muchas veces entre mito y realidad.

Más de doscientos años contemplan una ceremonia que desde las fiestas pasaron a agosto se celebra la víspera del 15 de agosto, la festividad de la asunción de la Virgen, Candelaria (Chaxiraxi) y en todas sus demás advocaciones.

José Antonio Pérez González lleva unos 20 años siendo el rey guanche en la ceremonia, según él “porque me eligió la Virgen”. Es de Malpaís de Candelaria, como casi todos figurantes, y relata que “me eligieron a mi porque quisieron rejuvenecer el grupo y asegurar la tradición”, comenta al lado de los hermanos Castro, Anibal y Héctor, nietos del anterior rey. “El cuchillo, la piedra y el rey siempre lo hacían los más viejos de Malpaís, y durante mucho tiempo vieron que no había guanches nuevos y el padre de Anibal decidió dejarlo y su hijo me buscó a mí, cuando yo hacía la piedra”. Aunque casi el centenar largos de componentes son de los altos de Candelaria, Toño, como se le conoce, señala que “también viene mucha gente de distintos lugares de la Isla, que viene de promesa y se une a nosotros, guanches que vemos el día 14 y hasta el 14 del año que viene no nos vemos”.
Los Guanches de la Ceremonia Virgen de Candelaria existe como organización y aspira a ser considerada BIC (Bien de Interés Cultural) y ha sido nominada al Premio Canarias junto a los guanches de la Virgen de El Socorro.

Anibal y Héctor Castro Bello, son nietos e hijos de quienes hacían la representación del cuchillo y la piedra, también de Malpaís. “Nuestro abuelo hacía la ceremonia antes que de que se hiciera la basílica, hace más de sesenta años”. Anibal recuerda que “los guanches ganaron el pleito de portear a la Virgen hace quinientos años y nosotros lo que intentamos es seguir la tradición, de no perder el don de cargar a la Virgen”, afirma quien en la ceremonia hace el papel del guanche que se corta el dedo. Anibal insiste en lo importante que es que la tradición pase de padres a hijos: “yo tengo un hijo de 13 años que lleva participando en la ceremonia desde que tenía ocho meses” aunque dejó claro que “aquí las puertas están abiertas a todo el mundo, para entrar y para salir, ni mucho menos es una obligación vestirse de guanche”. “Los jóvenes están implicados -señala Héctor- desde chiquititos y saben lo que representa, ni mucho menos se lo toma como un carnaval, porque preguntan y se interesan por la historia”. Su hermano Anibal recuerda, además, que “no ensayamos, pero sabemos siempre como hacerlo, aunque en realidad, el grupo de guanches no ve la primera parte de la ceremonia hasta que actúan en la segunda parte. Yo solo ví la primera parte cuando la hice yo, porque los que actúan después están escondidos y no la ven. Yo de chiquito ví a mi abuelo venir con la sangre en la mano y me preguntaba qué pasaba, y las ganas de saber te obligan a preguntar y así año tras año”.

Tanto Héctor como Anibal reconoce que “la ceremonia de los guanches comenzó siendo un acto exclusivo para los hombres, pero que han empezado a vestirse mujeres porque nunca se le prohibió la entrada” , descartando que se trate de una organización excluyente, porque “cada día somos más y vienen guanches de toda la Isla”.

Los guanches de Candelaria solo actúan oficialmente el 14 de agosto, aunque también suele ser invitados a algunos otros actos, estando previsto que acompañan a la Patrona en octubre de 2018 cuando visite los municipios de La Laguna y Santa Cruz de Tenerife.

Pleito de Naturales

Describe Elías Torres, apoyándose en el relato de Fray Alonso de Espinosa, que “las autoridades no veían con agrado que los guanches de baja suerte, también bellacos , majaderos y pícaros fueran protagonistas activos del acto, lo que desembocó en amotinamiento, y la suspensión de la procesión”, hasta que ganaron el denominado Pleito de los Naturales.
Tras un largo proceso de disputa entre los guanches y las autoridades civiles y la orden de los Dominicos, todavía hoy regidores de la basílica, finalmente en 1601 se resolvió a favor de los naturales y, hasta hoy, los entonces “bellacos, majaderos y pícaros” no han dejado de cumplir con la tradición de cargar y acompañar a la Virgen en procesión, porque a ellos pertenecía ese privilegio, ganado tras la conquista de la Isla por concesión del Adelantado”.

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