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La borrachera mortal de Kevin

Solo la autopsia confirmará si, como se cree, el turista británico que apareció muerto en el Sur horas después de robar un coche con una mujer en su interior y lo estrelló en la TF-1 falleció por exceso de alcohol y drogas
El turista británico fallecido, de 30 años e identificado como Kevin D. REDES SOCIALES

Una borrachera mortal que incluso pudo ser mucho peor. Solo el resultado de los análisis propios de la autopsia permitirá saber si, como se sospecha, el turista británico de 30 años de edad identificado como Kevin D. falleció en la tarde del pasado viernes como consecuencia de un brutal exceso de alcohol y drogas. El asombroso relato de su primera noche en Tenerife, que empezó de juerga y acabó en tragedia, fue ayer noticia en toda Canarias, tuvo eco a nivel nacional y, claro está, ya es objeto de información relevante para los medios de comunicación del Reino Unido.

Como relataba ayer DIARIO DE AVISOS, Kevin llegó a la Isla el pasado jueves en compañía de dos amigos. Ahora sabemos que procedía de North Lanarkshire y que tenía un hijo. El trío se presentó en el resort de Playa de Las Américas contratado para las vacaciones, pero Kevin nunca llegó a pernoctar allí. Sus dos amigos, que avisaron a la Policía Nacional sobre los problemas de conducta que causaba el alcohol en Kevin, le perdieron la pista en esa noche de juerga.

Al día siguiente, cuando ya daban las dos de la tarde, llegaban las primeras noticias de un relato rocambolesco que la Policía Nacional supo relacionar con celeridad notable. Primero se supo del robo de un Mitsubishi frente al Centro Comercial San Eugenio por parte de un desconocido al que no le importó la presencia en el mismo de una mujer. Esta víctima, una española, prefirió tirarse en marcha del vehículo, lo que le causó unas lesiones que, felizmente, fueron superficiales y de las que ya se encuentra repuesta.

Al poco llegó el segundo hito, ya que presuntamente Kevin se estrelló al poco de incorporarse a la TF-1 con el Mitsubishi. La colisión generó un atasco notable y, en pocos minutos, una conductora alertó de que un extraño se introdujo por la puerta del copiloto en su vehículo, parado por la retención en plena autopista. Ella huyó, y cuando volvió con un policía el coche estaba vacío.

Como luego fueron averiguando los policías nacionales, Kevin supuestamente lo intentó con un motorista con resultado nulo, para luego ser observado corriendo entre los coches y saltando por la mediana. Varios ciudadanos dan fe de ello.

La pieza que faltaba llegó pasadas las seis de la tarde. Dos turistas hallan un cadáver en la rotonda de entrada a Los Cristianos. Descalzo, con bermudas negras y lo que conservaba de una camiseta. Como describieron los testigos de la TF-1. Y la pulsera del resort contratado en su muñeca. Era Kevin.

Expectación en el Reino Unido y a nivel estatal por un caso distinto

A la espera de saber si Kevin D. falleció a causa de un coctel fatídico de alcohol y drogas o, quién sabe, la colisión en la TF-1 tuvo mayor alcance del que cabría suponer, lo cierto es que tan singular relato sobre las peripecias de este turista británico recién llegado a Tenerife llamó ayer la atención tanto a nivel nacional como en varios tabloides británicos. Extraoficialmente, los que conocen la historia de cerca confirman la veracidad del relato ofrecido ayer por este periódico. Ciertamente, una historia distinta, pero triste.

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