Un centenar de vecinos de Bajo la Cuesta, “armados” con pitos y cacerolas, protagonizaron ayer una manifestación desde el Ayuntamiento de Candelaria a la Basílica, a través de la céntrica calle La Arena, para recordar el primer aniversario del desalojo de ese pequeño núcleo costero junto a la central de Endesa.
La manifestación, con una gran pancarta en la que figuraba el lema Bajo la Cuesta, vive y otra que recordaba los 12 meses de destierro, transcurrió de modo pacífico, con proclamas donde se aludía a las “mentiras” del grupo de gobierno sobre la fecha de las obras y el regreso a sus hogares, cuando se llegaron a dar períodos de tres o cuatro meses.
Pese a lo avanzado de las obras en el talud propiedad de Endesa, en el pleno municipal del miércoles se conoció que falta la actuación en el dominio marítimo terrestre, para que se puedan culminar los trabajos y el Ayuntamiento levante el desalojo de una quincena de viviendas, mientras que en el llano de al lado se mantiene el campamento montado por media docena de familias que no pudieron recibir ayudas del Ayuntamiento o no disponían de otra vivienda.
El 27 de octubre de 2016, la alcaldesa Mari Brito firmó el decreto de desalojo de Bajo la Cuesta atendiendo a unos informes que desde 2010 recogen serios riesgos de desprendimientos, tras caer una piedra en el talud de Dani Ran, la empresa que ha sido notificada para que arregle el mismo, pero que no ha atendido a ningún requerimiento, lo que implicaría con seguridad otro año de destierro.