Un hombre de 73 años, residente en el Hogar Santa Rita II del Puerto de la Cruz, mató ayer supuestamente a su compañero de habitación con una muleta, según confirmaron fuentes de la Policía Nacional y de la dirección de la Fundación Hogar Santa Rita.
El presunto homicida, que responde a las iniciales de J. L. D. y es natural de Santa Cruz de Tenerife, dormía desde hacía muchos años en la misma habitación que la víctima, J. R. H. D, de 69 años y procedente de La Orotava, y nunca, al parecer, habían tenido problemas.
Los hechos ocurrieron en la madrugada del jueves y dejaron estupefactos a los trabajadores del centro, ya que es la primera vez que se produce un acontecimiento de estas características desde que abrió sus puertas en el año 1990 en Punta Brava y 18 años después en Las Dehesas, su ubicación actual.
Según fuentes policiales, se inició una discusión a la una de la madrugada entre ambos hombres, pero fue a las 07.30 horas de ayer cuando uno de los celadores del turno de mañana encontró el cadáver, y al agresor durmiendo en la cama ubicada a su lado, al realizar la correspondiente ronda.
La policía tampoco puede confirmar detalles del suceso, aunque fuentes extraoficiales consultadas por este periódico indicaron que el agresor pudo darle con la muleta en la cabeza a la víctima, provocándole supuestamente la muerte de forma casi inmediata. Según los responsables del hogar de ancianos, el agresor reconoció su acción y “está muy tranquilo, como si no hubiera pasado nada”.
El supuesto homicida se encontraba ayer detenido en el centro con custodia policial, a la espera de que culminen las investigaciones oportunas para conocer las causas de la muerte y pasar a disposición judicial. La previsión es que sea hoy, “pero no es seguro”, dijeron.
La policía no pudo confirmar si padece o no problemas mentales. Desde el centro apuntaron que “estaba tranquilo y sosegado”. Respecto a la salud de ambos implicados, indicaron que “estaban bien, con los deterioros cognitivos propios de la edad, pero eran conscientes siempre de lo que hacían”.
Desde la dirección se añadió que desde el primer momento los trabajadores han intentado mantener la calma y controlar la situación, pese a la presencia policial, para no alterar la vida cotidiana de los otros 647 usuarios que viven allí y para que lo ocurrido les afecte lo menos posible.