literatura

“La voz es primordial, es como el carné de identidad de cada persona”

Escritor, locutor, cantante. Bosco González es todo eso y mucho más. Tras el éxito conseguido con La Lista, se aleja de la novela para adentrarse en un trabajo más práctico

Bosco González, escritor. | Fran Pallero


Escritor, locutor, cantante. Bosco González es todo eso y mucho más. Tras el éxito conseguido con La Lista, se aleja de la novela para adentrarse en un trabajo más práctico, enfocado a la divulgación y vinculado a su experiencia personal. Esta voz es nuestra. Conversación consciente es un ensayo sobre la comunicación y los misterios de la voz humana que hoy se presenta, a las 20.00 horas, en el Ayuntamiento de La Orotava. En una charla sincera, el escritor nos cuenta, café de por medio en el bar El Gomero, cómo nace esta aventura literaria.

-¿Cómo surge este libro?

“Surge desde un proyecto personal que está más enfocado a la divulgación, que es donde más cómodo me encuentro. Yo me considero una especie de trabajador del pensamiento, un comunicador, porque uno tiene la responsabilidad de divulgar las claves con las que da, siempre que crea que son útiles. De eso deriva un trabajo a través de la voz vinculado a mi experiencia personal como locutor, en el que fui descubriendo cómo había un componente emocional, un tejido psicológico que entroncaba con el inconsciente humano. Desarrollé una metodología de taller, donde empecé a encontrarme con casos concretos y a ver verdaderos milagros con personas que tenían problemas para expresarse, comunicar emociones o hablar en público. Todo eso me fue llevando a la otra gran clave: la conversación consciente, que necesita de un ingrediente para ser posible, que es la honestidad. El libro desemboca en eso: en la medida en que la honestidad es la única moneda de cambio, la conversación consciente y la relación humana son posibles”.

-¿Siempre hablamos de manera consciente?

“No, y la clave está en eso, que no lo hacemos casi nunca. Yo considero que no somos seres sociales, sino relacionales. No hablamos conscientemente porque no nos relacionamos conscientemente. Lo que opera en la estructura de nuestros pensamientos cuando estamos en relación con otra persona son las tramas de nuestro inconsciente, la mayoría de las cuales no han sido elaboradas por nosotros, sino que son el resultado de un proceso que va más allá de la propia experiencia personal y que se remonta, incluso, tiempo atrás”.

-¿Qué importancia tiene la voz entre los seres relacionales?

“Una importancia primordial, en tanto que es como el carné de identidad, porque se puede identificar el estado emocional de una persona, el momento vital por el que pasa, el entramado psíquico que opera en sus comportamientos, los traumas que arrastra o las limitaciones que tiene. Todo eso se puede observar en la manera en que cada persona emplea la voz. Me gusta decir que hablamos con el cuerpo y eso supone erradicar de raíz la creencia de que la voz se reduce al espacio de la cavidad bucal. Hablamos con el cuerpo, y para ello es preciso estar sueltos y liberados”.

-¿Por qué entonces cada vez utilizamos menos la voz y acudimos a otras herramientas para comunicarnos que prescinden de ella, como las redes sociales?

“Estamos en una cultura en la que hay una urgencia, una lucha para construir nuestra identidad que responde a estereotipos ya dados. Pero es tal la necesidad de identificarnos dentro del grupo que perdemos de vista que el sistema te da los canales para hacerlo, con lo cual seguirás siendo parte de aquello que quieres diferenciarte por una razón muy simple: el individuo socializado solo puede responder a estímulos reconocibles”.

-¿La voz sirve tanto para mentir como para seducir?

“Desgraciadamente, me atrevo a decir que la mayor parte del tiempo estamos mintiendo con la voz. Cuando uno se siente conmovido por algo, para bien o para mal, y quiere compartir la experiencia que está teniendo, busca a alguien de extrema confianza, porque casi se equipara a uno mismo y sabes que te va a comprender, a aceptar, y que no te va a juzgar. Estamos todo el tiempo huyendo a lo que no sea eso, y esa es la cuestión de fondo. El miedo impera sobre nuestra forma de relacionarnos”.

-¿Cómo se supera?

“No se puede superar, porque se invierte mucha energía. Algunas corrientes psicológicas han hecho del miedo un enemigo que hay que abatir, cuando es una de las cinco emociones básicas del ser humano y tiene una función. No hay que sufrirlo, sino vivirlo. Ello me permitirá encontrar herramientas para adaptarme a una circunstancia que, al no comprenderla, me bloquea”.

-¿Por qué los políticos nunca temen a hablar en público?

“Si yo me preparo lo que voy a decir ante un foro de personas, ya estoy mintiendo, porque no sé a quien me voy a encontrar. En cambio, si tengo unas líneas claras, me encontraré con seres humanos, percibiré qué me llega de ellos, y se produce todo un proceso relacional que me permitirá decir lo que ese público quiere escuchar, de lo contrario, estoy dando un enlatado. El discurso político es premeditado y, por lo tanto, un sucedáneo de honestidad. Y por eso, cuando algún político se atreve a hablar con las tripas se le tacha de populista o de demagogo”.

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