tercer grado de diario de avisos: melisa rodrÍguez

“Que nadie dude de que si al señor Clavijo se le imputa, seremos los primeros en pedir su dimisión”

Segunda entrega de la conversación de Melisa Rodríguez, portavoz adjunta de Ciudadanos (Cs) en el Congreso de los Diputados, con la redacción del DIARIO en el marco del Tercer Grado
MELISA RODRÍGUEZ TERCER GRADO DIARIO DE AVISOS
MELISA RODRÍGUEZ TERCER GRADO DIARIO DE AVISOS
Melisa Rodríguez Hernández, portavoz adjunta de Ciudadanos (Cs) en el Congreso de los Diputados. / SERGIO MÉNDEZ

Melisa Rodríguez Hernández Es una palmera que nació en Londres. De niña quería ser astrofísica, odontóloga y bailarina. Finalmente, conoció a Albert Rivera en la sede de Ciudadanos en la Gran Vía de Barcelona cuando era coordinadora de la agrupación de Tenerife. Arquitecta superior por la Universidad de Politécnica de Cataluña y diseñadora de joyas, también tiene un máster en Energías Renovables por la Universidad Europea de Canarias. El contrabajo, de Patrick Süskind, y La catedral del mar, de Ildefonso Falcones, son algunos de sus libros favoritos. Le gusta rodearse de aloe vera, bambú y cactus. Esta es la segunda entrega de su conversación con la redacción del DIARIO en el marco del Tercer Grado.

-¿Cree que Fernando Clavijo es un presidente bajo sospecha, por los casos judiciales que tiene abiertos, como Grúas y Reparos?

“Que nadie dude de que si al señor Clavijo se le imputa, seremos los primeros en pedir su dimisión, como hicimos con el entonces presidente del Gobierno de la Región de Murcia [Pedro Antonio Sánchez, del PP]. Cazas de brujas no hacemos. Mientras no esté imputado, no perseguiremos a nadie, porque ese no es el papel de ningún político que se precie y denigraríamos aún más esta dedicación, no profesión”.

-¿Qué remedios receta Ciudadanos para curar las enfermedades de la sanidad pública, como las listas de espera?

“Lo primero que haremos cuando entremos en el Parlamento, como oposición o como sea, será pedir una auditoría del sistema sanitario, no solo de una parte, sino de todo el sistema en su conjunto. Carece de sentido que el 42% del Presupuesto autonómico se derive a Sanidad y que, al mismo tiempo, batamos el récord de listas de espera a nivel nacional, aparte de las pésimas condiciones que estamos padeciendo. Hemos asumido que, al tratarse de un sistema insular, las necesidades básicas cuestan más. Nosotros hemos calculado que es en un 16% más con respecto al territorio peninsular. Consideramos que se está perdiendo mucho dinero en nuestro sistema sanitario que no llega a los pacientes, ni tampoco se dota de medios a los médicos, porque están haciendo un trabajo muy por encima de su capacidad en cuanto a medios. Lo que más nos preocupa en Canarias es la educación y la sanidad, porque el futuro de una sociedad depende de esto. Por ejemplo, no tiene sentido que la educación pública no sea bilingüe en nuestro Archipiélago. En estos momentos, solo puede acceder a este tipo de educación el niño que proviene de una familia con recursos. Esta situación choca más cuando sabemos que Canarias se trata de una región en la que el 40% de su PIB procede del turismo”.

-¿Qué opina sobre la implantación del gas?

“A día de hoy no hay ningún proyecto con números contrastado, son todo titulares… El Gobierno de Canarias ha dejado en manos de los ayuntamientos la capacidad de decir sí o no al gas ciudad. Desde mi punto de vista, no es lógico que se tome esta decisión sin contar con un Plan Energético de Canarias. Entiendo que haya hoteles o industrias que quieran inyectar en su ciclo aire propanado. Ya están inyectando propano. En este caso, es una inversión privada en la que nosotros no nos podemos inmiscuir. Cualquier decisión energética que se adopte en Canarias podría hipotecar el futuro y en las Islas nunca se ha querido hacer una planificación energética. Se está preparando la subasta de energía en las Islas y no hay fecha porque no se ponen de acuerdo, y los dos últimos concursos están en los tribunales. En la factura de la luz estamos pagando toda la improvisación energética, los errores de unos y de otros. La luz que tú consumes es menos del 30% de la factura. Lo demás son tasas e impuestos”.

MELISA RODRÍGUEZ TERCER GRADO DIARIO DE AVISOS
Melisa Rodríguez Hernández, portavoz adjunta de Ciudadanos (Cs) en el Congreso de los Diputados. / SERGIO MÉNDEZ

-¿Existe una versión deportista de Melisa Rodríguez?

“Sí, por supuesto. Ahora tengo menos tiempo, pero siempre he sido superactiva. Llegué a jugar dos años en balonmano, un año estuve con polideportes y hacíamos lucha canaria. Sobre todo, jugué al baloncesto, que era lo que más me gustaba. Y soy monitora de natación, especializada en matronatación [con bebés] y natación terapéutica. Así que sí. Hay, efectivamente, una versión deportista [risas]”.

-¿Hay acaso un interés marginal en los partidos emergentes por el deporte?

“En nuestro partido, no. El secretario, responsable, de Deportes es Ignacio Aguado, el portavoz en la Asamblea de Madrid. Desinterés, no. Tenemos a Albert, que ha jugado a waterpolo, que nada y que necesita nadar para liberar tensiones. Muchos compañeros han jugado en distintos equipos. Yo misma, cuando estaba en la Universidad, me pasaba los veranos dando clases de natación. Ahora dispongo de menos tiempo y solo puedo ir a pilates. Sí que es cierto que tenemos que desarrollar más el ámbito programático de los deportes. El deporte es salud y una parte muy importante en la vida y, especialmente, en el desarrollo de los menores, porque los valores que se inculcan no se aprenden en el colegio”.

-¿Melisa Rodríguez teme convertirse en una actriz política?

“No, yo sé quién soy. En mi despacho en Madrid tengo dos láminas con pies que me recuerdan dónde debo estar: en el suelo. Uno de los valores de nuestro partido es precisamente que somos gente normal, gente con experiencias normales, que sabemos que la política es una dedicación y que si mañana viene alguien mejor, pues te vas. Yo no podría estar en un proyecto en el que no creo”.

-¿Qué medidas tiene su partido en el ámbito de la cultura?

“En este sentido, presentamos una iniciativa del Teatro Real, que cuesta 0 euros al Gobierno de Canarias. Es un programa por el que una persona se adscribe en una Comunidad Autónoma y ya se encargan de poner una plataforma. Cada año se trabaja con una ópera en concreto. El pasado año era con Madame Butterfly. Se dan unos cursos explicándoles a los niños en talleres la obra para posteriormente proyectarla en directo desde el Teatro Real en los colegios. El Gobierno de Canarias no se había inscrito hasta el momento, aunque nos consta que tras nuestra iniciativa ha existido algún contacto. Lo que no comprendo es cómo hacemos inversiones brutales en festivales cuando hay alternativas gratuitas, que van a garantizar que los pequeños de ahora valoren la cultura. Si no educamos en cultura, en lo que tenemos, no se va a apreciar. Nosotros en Canarias tenemos nuestros grupos de trabajo de expertos y esperamos contar con un proyecto de cultura solvente y realista para Canarias en el próximo programa autonómico. Más allá de eso, nuestra presidenta de cultura en el Congreso, Marta Rivera, premio Planeta, vino antes de la campaña electoral, e intentamos reunirla con todo el sector de la cultura, sin cámaras, para que se admitieran cuáles son las necesidades, y no vino casi nadie. De forma más concreta, enmendamos el REF para que los artistas con fines expositivos no tengan que pagar el DUA [Documento Único Administrativo] tanto los que van a la Península como los que vienen a las Islas y garantizar que se comparta más la cultura”.

-¿Cuál es su miedo más fuerte, persistente?

“El de no ser feliz. Mi objetivo es ser feliz todo el tiempo. Es difícil, pero intento tener un rinconcito al día para disfrutar del momento. Hay otros que son horrorosos. Entonces, llego a mi casa y no enciendo la tele ni nada y me pongo a escuchar la soledad, el silencio. Para mí, el mayor temor es que los míos no me reconozcan, que mi familia directa piense que no soy la misma de antes y no ser feliz. Son decisiones que vas tomando y que hacen que vayas teniendo más o menos miedo. También tengo miedo a equivocarme en una palabra y que me monten una campaña en Twitter [ríe]”.

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