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La Orotava comprará la cueva de Bencomo, donde habitó el mencey de Taoro

En la Cueva de Bencomo, declarada Bien de Interés Cultural hace tres décadas, se efectúan trabajos de limpieza para su conservación y protección
La finca en la que se sitúa la Cueva de Bencomo, declarada BIC, tiene una superficie de 64.804 metros cuadrados. Fran Pallero

La Cueva de Bencomo, un lugar único en la ladera de Tamaide y según la tradición, residencia del penúltimo mencey de Taoro y protagonista destacado de la Conquista de Tenerife, será incluido en el expediente que La Orotava presentará a la Unesco para convertirse en Paisaje Cultural de la Humanidad, destacando la riqueza que ofrece desde el punto de vista de la biodiversidad.
La propuesta parte del alcalde, Francisco Linares, quien la trasladará a la comisión asesora que prepara la argumentación que se hará llegar al Gobierno de España para que a su vez incoe el correspondiente expediente ante la Unesco.

Linares ha tomado esta iniciativa una vez que se han resuelto una serie de situaciones rocambolescas en torno a este tesoro arqueológico, formado por dos oquedades naturales basálticas unidas por un pasadizo al que se entra por un acceso común muy estrecho.

La primera de ellas fue sacarlo del abandono institucional en el que estuvo inmerso durante décadas pese a haber sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1986. Desde la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias se decidió elaborar el proyecto para que se convierta en el primer museo de sitio de Tenerife, una manera de conservar un yacimiento arqueológico in situ y que el visitante pueda observar mejor y en su contexto el proceso histórico que allí sucedió.

El segundo paso fue limpiar el lugar, una tarea acometida por la empresa Prored que, al retirar el estiércol de cabra acumulado durante décadas y realizar las primeras catas, se encontró restos de cerámica, animales y hoguera, dientes de cochino y cabra, lapas y paladares de pescado, obsidiana y cuentas de collares. Un hallazgo que hizo que el Cabildo de Tenerife decidiera encargar la primera excavación arqueológica en el lugar que prevé realizar antes de que acabe el año.

En el medio, hubo que dilucidar a qué municipio pertenece el BIC, ya que se encuentra ubicado justo en el límite natural entre La Orotava y Santa Úrsula, enfrente del mirador de Humboldt. Finalmente, la empresa pública Grafcan determinó que por escasos metros se encontraba en la Villa pese a que muchos documentos oficiales como el Plan Insular de Ordenación de Tenerife (PIOT) de 2003 lo incluyeron en Santa Úrsula.

El cuarto dilema por resolver fue el de los propietarios, tras la decisión del Ayuntamiento de adquirir parte de los terrenos para desarrollar el museo de sitio. La finca en la que se sitúa la cueva fue adquirida en 1929 por Juan Hernández Bautista, quien en 1941 se la traspasó a sus nueve hijos, Susana, Leoncio, Filadelfa, Juana, María Inés, Rosalía, Lucio, Juan y Candelaria, según consta en la escritura de aceptación de herencia a la que tuvo acceso este periódico. En la misma, figura que son 64.804 metros cuadrados con terreno con vivienda, una era, un lagar, y dos fuentes “en el término municipal de Santa Úrsula”.

Reunión para su posible compra

Pese a que el portavoz de la familia, Norberto Hernández Lorenzo, se reunió con el anterior alcalde Isaac Valencia y sus homólogos en Santa Úrsula, Milagros Pérez y Juan Acosta, en los últimos meses se presentaron ante Francisco Linares otras dos familias que aseguraban ser también dueñas de la finca o parte de la misma. “A todas les hemos pedido que lo demuestren registralmente y con escrituras”, matiza el alcalde.

Fue el jueves cuando el mandatario mantuvo un encuentro con Norberto Hernández y otros dos herederos, Maximiliano Manuel Pérez Hernández y Candelaria Suárez Hernández, hasta el momento, los únicos que le llevaron los documentos que acreditaban que la finca pertenece a su familia. Esta comprobación ha abierto una importante vía de diálogo entre ambas partes, predispuestas a negociar una posible compra. No obstante, Linares aclara que el Ayuntamiento solo necesita 7.000 metros cuadrados, la superficie que tiene que entregarle al Ejecutivo regional para que se facilite el acceso al futuro museo de sitio. En su opinión, el proyecto “es una oportunidad para todo el Valle”, porque se trata de un recurso turístico y educativo que dignificará la historia de la Isla y por eso se quiere incorporar a la candidatura, porque además el lugar tiene elementos singulares y únicos, como requiere la Unesco.

Los ‘verdaderos’ dueños presentan las escrituras

Los herederos de Juan Hernández Bautista le presentaron el jueves al alcalde, Francisco Linares, todos los documentos que testifican que la Cueva de Bencomo se encuentra en una finca de 64.804 metros cuadrados de propiedad familiar con terreno con vivienda, una era, un lagar y dos fuentes. Originariamente eran tres fincas en la zona denominada Tamaide, en Santa Úrsula. La primera era rústica y estaba valorada en 3.090 pesetas; la segunda contaba con lagar, casa, una era y dos fuentes de agua; y la tercera, también rústica, tenía una vivienda para el medianero, lindaba con una serventía que conducía a la fuente de Tamaide. Su valor era de 5.590 pesetas.

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