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La Vía Láctea es mayor de lo que se creía: hasta 200.000 años luz

Investigadores del IAC y del NAOC, en Pekín, comprueban que hay una fracción apreciable de estrellas más allá de donde se suponía que acababa el disco de la galaxia de la Tierra
Hasta ahora se pensaba que la estrella más cercana a la Tierra se encontraba a la mitad del radio galáctico. EP
Hasta ahora se pensaba que la estrella más cercana a la Tierra se encontraba a la mitad del radio galáctico. EP
Hasta ahora se pensaba que la estrella más cercana a la Tierra se encontraba a la mitad del radio galáctico. EP

La Vía Láctea es mayor de lo que se pensaba, ya que tiene un disco con el que no se contaba y que es “enorme”, de unos 200.000 años luz de diámetro, según un trabajo de investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y del National Astronomical Observatories de Pekín (NAOC). El Instituto de Astrofísica de Canarias detalla que las galaxias espirales, como la Vía Láctea, se caracterizan por tener un disco de escaso grosor, donde se encuentra la mayor parte de las estrellas, cuyo tamaño es limitado y a partir del cual ya casi no hay estrellas.

En el caso de la Vía Láctea, no se tenía constancia de que hubiera estrellas de disco a distancias del centro mayores que dos veces la del Sol. Es decir, explica el IAC, se pensaba que nuestra estrella más cercana se encontraba situada a la mitad del radio galáctico, pero sí las hay y “bastante más lejos, a más del triple de esa distancia. Incluso, es probable que algunas superen el cuádruple de esa distancia”.

El trabajo ha sido publicado en la revista Astronomy & Astrophysics. En él, Martín López-Corredoira, investigador del IAC y primer autor del artículo, apunta que el disco de la Vía Láctea es “enorme”, de unos 200.000 años luz de diámetro. Añade que, a grandes rasgos, podríamos imaginar que las galaxias como la Vía Láctea están compuestas por un disco, en el que giran unos brazos espirales, y un halo, con forma esférica, que lo envuelve. En la elaboración de esta investigación se han comparado las abundancias de metales en las estrellas en el plano galáctico con las del halo, para encontrar que hay mezcla de halo y disco hasta las grandes distancias indicadas. Los investigadores han alcanzado estas conclusiones tras realizar un análisis estadístico de datos cartografiados de Apogee y Lamost, dos proyectos que obtienen espectros de estrellas, información sobre su velocidad y composición química. “Usando el contenido en metales de las estrellas de los catálogos, con la combinación de atlas espectrales de alta calidad, y la distancia a la que sitúan los objetos, hemos comprobado que hay una fracción apreciable de estrellas más allá de donde se suponía que acaba el disco de la Vía Láctea”, indica Carlos Allende, investigador del IAC y coautor de la publicación.

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