Chirche, el pequeño caserío de la zona alta de Guía de Isora, de apenas dos centenares de habitantes, ha conseguido convertir el Día de las Tradiciones en una de las actividades más entrañables del Sur, en la que todo el pueblo se implica para regresar por un día a los años de la posguerra, y ayer, como siempre en julio, lo volvió a hacer, batiendo récord de participación.
Como cada año desde hace 18, el núcleo isorano se vuelca en trasladar a sus visitantes a la mitad del siglo XX. Más de una veintena de casas abrían sus puertas y patios para las escenificaciones del tueste de trigo y café, amasado de pan, elaboración de cometas, cestería, calados y, como novedad, una casa dedicada a los usos de la miel y la elaboración de velas de cera. No faltaron a la cita la maestra y los alumnos en la escuela, ni la curandera con sus remedios, así como las escenas de la época: la boda, el ordeño, la procesión y un baile, de los de antes, a cargo del grupo El Cardón.
Lo que empezó siendo una idea que nació en el seno de una asociación juvenil, para que los niños conocieran viejas escenas cotidianas en Tenerife, es hoy una de las propuestas culturales más apreciadas del Sur.
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