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Microalgas y vertidos: lo que el Gobierno no quiso contar

El Gobierno canario siempre negó la relación de las microalgas con los vertidos residuales y con enfermedades como el cáncer, pero diversos informes e investigaciones acabaron por contradecirlo
Olas con densas concentraciones de cianobacterias rompiendo en la playa de Cho Vito, en Candelaria, ayer. Juan Jesús González Afonso
Olas con densas concentraciones de cianobacterias rompiendo en la playa de Cho Vito, en Candelaria, ayer. Juan Jesús González Afonso
Olas con densas concentraciones de cianobacterias rompiendo en la playa de Cho Vito, en Candelaria, en el verano de 2017. Juan Jesús González Afonso

Cuando en el verano de 2017 estalló la crisis de las microalgas se abrieron dos frentes para la Consejería de Sanidad, dirigida por José Manuel Baltar, y para el Gobierno de Canarias: por un lado, la relación de las cianobacterias con los vertidos de aguas fecales, y por otro, si estas algas ponían en riesgo la salud de las personas y, más concretamente, si el contacto con ellas podía provocar cáncer.

Durante toda la llamada crisis de las microalgas, el Gobierno de Canarias fue siempre un paso por detrás de las informaciones que se iban conociendo, y sobre estos dos aspectos (vertidos y cáncer), que comenzaron siendo negados, salieron a la luz informes e investigaciones que contradecían al Ejecutivo de Fernando Clavijo y a la Consejería de Sanidad de José Manuel Baltar.

Desde un primer momento, el Ejecutivo de Fernando Clavijo negó toda relación con los vertidos residuales, pero, tal y como desveló DIARIO DE AVISOS, algunos tipos de cianobacterias se alimentan, precisamente, de este tipo de vertidos. Así lo corroboraron los científicos israelíes Edo Bar-Zeev y Eyal Rahav, autores de un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature acerca de la relación de las cianobacterias y los vertidos residuales. Ambos científicos desmintieron al Gobierno canario y pusieron en evidencia que lo afirmado por el Ejecutivo no se ajustaba a la realidad.

En cuanto a la salud de las personas, Sanidad informó en un primer momento de que la mayoría de las cianobacterias son inocuas, pero que algunas podían causar enrojecimiento de la piel y picores si se entraba en contacto con ellas o se aspiraban por efecto de las olas. Sin embargo, tal y como publicó entonces este periódico, Alemania avisó ya en 2016 del riesgo grave que corrían niños y mascotas si llegasen a tragar microalgas mientras están en la playa.

La Agencia de Protección Medio Ambiental de Alemania (UBA por su denominación original, Umweltbundesamt), decía textualmente que “las cianobacterias tóxicas causan un riesgo para la salud humana, principalmente si el agua que contiene una gran cantidad de cianobacterias es repetidamente tragada o aspirada. Algunas sustancias en las cianobacterias pueden causar irritación, inflamación o reacciones alérgicas de la piel”, continúa el texto, para a continuación añadir que hay “peligro agudo posible para los niños”, así como “para perros y otras mascotas”.

Y no solo eso. DIARIO DE AVISOS también se hizo eco de un estudio publicado en la revista brasileña Toxicología, Riesgo Ambiental y Sociedad en el que se señala que la cionabacteria Trichodesmium erythraeun produce unas toxinas que pueden provocar efectos en el sistema nervioso, y que para los seres humanos pueden ser letales en dosis que oscilen entre “1 y 3 mg.”.

¿Provocan cáncer?

En plena crisis de las microalgas, DIARIO DE AVISOS recuperó un estudio realizado por una científica del Banco Español de Algas (BEA) en 2011. Antera Martel expuso entonces en unas jornadas sobre microalgas nocivas celebradas en Bilbao que en una muestra de cianobacterias Trichodesmium erythraeum -las que protagonizaron una floración sin precedentes en Canarias el año pasado- se había encontrado hepatotoxina, un tipo de microcistina considerada como “una sustancia promotora de tumores”.

Martel expuso el resultado de “un análisis de toxicidad” de unas muestras tomadas en agosto de 2004 en Gran Canaria, realizado en la Universidad de Dundee, de Escocia. “La ingestión de esta sustancia directa o indirectamente se correlaciona con altos niveles de cáncer primario de hígado”.

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