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Tenía cita en el HUC el 30 de junio de 2020 y se la adelantan para mañana en el CAE de La Orotava

La peluquera Carmen Hernández Pérez está convencida que el cambio de fecha para el alergólogo no es casualidad sino consecuencia de la denuncia publicada por Diario de Avisos
Carmen espera que mañana le digan algo sobre los síntomas que padece. DA
Carmen espera que mañana le digan algo sobre los síntomas que padece. DA
Carmen espera que mañana le digan algo sobre los síntomas que padece. DA

Carmen Hernández Pérez tenía cita con el servicio de Alergología del Hospital Universitario de Canarias (HUC) para el 30 de junio de 2020. Casualidad o no, tras contar su caso y ser publicado en DIARIO DE AVISOS, el lunes la llamaron desde el Servicio Canario de la Salud (SCS) para avisarle de que le adelantaban la fecha y mañana la veía un especialista en el Centro de Atención Especializada (CAE) de La Orotava.

Esta vecina de 55 años de Los Realejos lleva cuatro batallando contra síntomas que dificultan su vida diaria y también su trabajo. Se le duerme la lengua, se le llena el cuerpo de ronchas, y padece de una afonía constante. Y aunque son signos que indican que la alergia es producto del uso de algunos de los productos de cosmética de su peluquería, su médico de cabecera le dice que con una medicación adecuada se pueden mitigar.

No obstante, el primer paso es determinar el tipo de alergia. Mientras tanto, tiene que seguir aguantando y trabajando, dado que es autónoma. “Lo único que pedía es que me hicieran una consulta, porque si tenía que esperar dos años más tenía que cerrar la peluquería”, comenta a este periódico.

Fue el lunes cuando vio “un montón de números” en su teléfono y en una de las ocasiones, al atender la llamada, le preguntaron si era María del Carmen. “Me dijeron que llamaban del centro de especialidades de La Orotava porque tenía una cita para el alergólogo para enero y me la adelantaban”, cuenta. Le dijo que la fecha no era para enero sino para el 30 de junio de 2020.

Después de tanto batallar, a Carmen todavía le cuesta creer que mañana a las 09.50 horas será vista por un especialista y sostiene que no es casualidad. Es más, se atreve a decir que “en un 95% es por la denuncia que hizo DIARIO DE AVISOS. Casualidad sería si hubiese sido para enero del próximo año”, manifiesta.

Al haberle adelantado la consulta fue a su médico de cabecera y éste le mandó a hacer unas pruebas de alergias. El resultado fueron niveles muy altos. “Si lo máximo es 120 me salió 860 y sin embargo en el Hospital no le dieron importancia”, dice.

Carmen llevará estas pruebas el viernes a la consulta del especialista “para que vean que no hablo porque sí“, y para que compruebe que algo no anda bien, que su queja tiene un motivo. Está convencida de que algunos de los productos de cosmética de su peluquería podrían ser la causa de sus dolencias. Entre otros motivos, porque nunca le ha afectado el polvo o el contacto con los animales. “Mi hermana toda la vida ha tenido gatos, tengo amigos que tienen perro y eso no me perjudica, lo mismo que el polvo, no me pongo mal cuando limpio. Solo es cuando estoy trabajando”, asegura.
Todos los facultativos que la han atendido le han recomendado que cambiara de profesión. Algo imposible, si se tiene en cuenta que lleva más de 40 años trabajando en salones de belleza y hace 7 que decidió emprender la aventura de abrir su propio negocio en la zona de Los Barros.

Mañana, esta peluquera de Los Realejos sabrá algo más de la agonía que sufre, pero le queda todavía mucho por luchar ya que tiene cuatro hernias discales, dos próximas a las cervicales y otras dos en los discos ocho y nueve, y la cita que le han dado en Neurocirugía es para el 4 de junio de 2021 y la de Traumatología para junio del próximo año.

“Mi boca está como si hubiera comido una pimienta hirviendo”

“Llevo dos días ronca por la cantidad de trabajo que he tenido. Hoy la voz que tengo no es la mía pese a que no fumo ni nunca he fumado”, dice. Esa es la primera pregunta que le hacen siempre, si es fumadora, y la respuesta siempre es la misma. “Es más, no soporto el cigarrillo”, confiesa. Pero las lacas, espumas, tintes, y la mayoría de los productos que usa son muy fuertes. “Mi boca está como si me hubiera comido una pimienta hirviendo, muy caliente y tengo toda la lengua blanca”, precisa. Lo único que la calma es el agua fría o la gelatina. Por eso, sabía que si no le daban una solución rápida iba a ingresar por Urgencias en el HUC.

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