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La lucha de Rafi, el joven al que creyeron terrorista tras quedar mutilado en una explosión en Los Realejos

El joven de 20 años necesita recaudar entre 384 y 410 toneladas de tapas de plástico, el equivalente a 64.000 euros, para implantarse tres dedos biomecánicos y recuperar su mano derecha, que perdió en un accidente
Rafi sabe que conseguir las tres falanges que le faltan es un reto difícil pero no imposible. Fran Pallero
FOTO: FRAN PALLERO

El 3 de diciembre de 2017 es una fecha que jamás se le olvidará a Rafael Leopoldo Méndez Méndez. Desde ese día comenzó a escribir una nueva página de su historia y a luchar por un sueño: conseguir una prótesis con tres dedos biomecánicos que le ayuden a recuperar la movilidad en su mano derecha que perdió tras un desafortunado accidente en su casa arreglando la moto de un amigo.

Rafi, como lo llaman su familia, amigos y vecinos de Los Realejos, es mecánico. Ese día desarmó la moto en el patio y luego se la llevó a la azotea para empezar a cortarla y soldarla. En ese proceso saltaron chispas que cayeron en una carcasa de fuegos artificiales y le reventaron la mano. “Intuitivamente la puse delante de la cabeza, porque preferí que me destrozara la mano antes de la cabeza”, recuerda el joven.

Estaba con su hermano, cinco años menor que él, quien al verlo comenzó a llamar a la policía y a la ambulancia mientras él le fue a tocar la puerta al vecino de enfrente. Se sentó en la acera y esperó tranquilo. “Sabía que no me tenía que poner nervioso porque iba a perder más sangre de la que ya había perdido y en ese caso quedaría inconsciente”, cuenta. Dice que en ese momento solo notaba el calor en su pecho “de la metralla que recibió, pero en la mano no sentía nada”.

Rafi sabe que conseguir las tres falanges que le faltan es un reto difícil pero no imposible. Fran Pallero
Rafi sabe que conseguir las tres falanges que le faltan es un reto difícil pero no imposible. Fran Pallero

La ambulancia “tardó lo suyo”, la primera casi media hora, según le dijo un vecino que lo acompañaba en ese momento, y la segunda, otros 30 minutos más. Fueron los sanitarios de esta última quienes le colocaron las vías, el suero, le limpiaron la mano para evitar infecciones y lo trasladaron al hospital de La Candelaria. Allí, sin esperar, le hicieron radiografías e inmediatamente entró en quirófano.

Sus abuelos y sus tíos estaban con él porque sus padres estaban en Barroso, visitando a su familia materna ya que su abuela había fallecido justo 15 días antes. A Desireé, su madre, le avisó el alcalde, Manuel Domínguez, quien vive muy próximo a su casa. Pero para tranquilizarla, no le dijo la verdad sino que su hijo se había cortado la mano con una radial.

Rafi sabe que conseguir las tres falanges que le faltan es un reto difícil pero no imposible. Fran Pallero
Rafi sabe que conseguir las tres falanges que le faltan es un reto difícil pero no imposible. Fran Pallero

Cuando llegaron al hospital de La Candelaria Rafi estaba con las dos manos vendadas y una sábana que le tapaba el tórax y el pecho, y no supieron bien qué le había pasado. En un principio, los médicos le advirtieron que quizás le tenían que cortar la mano, pero había que esperar al resultado de la operación ya que iban a intentar reconstruir todo lo que se pudiera. La intervención duró 8 horas y media y no fue la única. Pasó por quirófano cinco veces y lograron rescatarle dos falanges en las que no tiene nada de movilidad y están amarradas con hilos de titanio.

La explosión también le afectó un dedo de la mano izquierda pero “que se arregló con cuatro puntos” y le perforó por completo el oído derecho. Pero nada es tan importante como su mano derecha, ya que quiere volver a trabajar como antes y por eso ha comenzado a luchar por conseguir las tres falanges que le faltan gracias a una prótesis biomecánica, cuyos movimientos y fuerza puede controlar con su teléfono móvil.

Cuesta 64.000 euros y se fabrica en Escocia, una cifra difícil de asumir para su familia, que pide la colaboración de la ciudadanía para recaudar el equivalente en tapas de plástico, 384 toneladas o 410. En caso de conseguir esta última cantidad también les alcanzaría para afrontar los gastos de traslado, estancia y comida durante la semana que tienen que permanecer allí.

Un empresario del municipio les ha cedido un terreno en el polígono industrial La Gañanía, para ir depositando las tapas y se ha convertido en el principal punto de recogida. También organizan otras actividades para recaudar fondos y venden rifas y dulces. “No paramos”, subraya.

Tanto Rafi como su familia saben que es un reto difícil pero no imposible y ya han conseguido pequeños pasos que hacen que el sueño esté más cerca.

Enaltecimiento del terrorismo

La actitud positiva que tiene este joven realejero le ha hecho no bajar nunca los brazos y hasta en ocasiones, reírse de lo sucedido. Cuenta que lo anecdótico de su accidente fue que la Guardia Civil y la Policía Nacional le abrieron un expediente por nivel de alerta 4 por enaltecimiento del terrorismo ya que pensaron que estaba manipulando un artefacto.

“Todo fue porque encontraron una botella con una manguera con la que él hacía los cambios del líquido de frenos”, cuenta Desireé, su madre.

Como consecuencia, le confiscaron el móvil y el portátil y su vivienda estuvo precintada cuatro días porque la jueza tenía que coger huellas. “Si hubiera sido realmente un atentado creo que no le hubieran dado tanta importancia”, sostiene su progenitora.

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