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Alex García: “Después de mucho trabajo, puedo decir que me siento muy afortunado y la vida me sonríe”

El lagunero Álex García (1981) se ha convertido en uno de los rostros más destacados del cine y la televisión española
Álex García. | FRAN PALLERO

El lagunero Álex García (1981) se ha convertido en uno de los rostros más destacados del cine y la televisión española. El sábado 3 de noviembre se dio un salto a Tenerife, aparcando por unos días el rodaje de su próxima película, Si yo fuera rico, para recoger el premio de mejor serie histórica para Tiempos de guerra, en la que participa como actor, otorgado por el Festival Internacional de Cine Histórico de La Laguna (Fichla). DIARIO DE AVISOS conversó con él sobre la industria cinematográfica en Canarias, las dificultades de su profesión y su pasión por el teatro.

-¿Cómo se siente al recoger un premio en su tierra, y más en su ciudad?

“Muy a gusto. Es curiosa la sensación, porque vengo de mi casa ahora mismo y vengo con un proyecto de los que me lleva a vivir fuera. Entonces, tengo una especie de dualidad. Que lo que me ha sacado me trae también. Y espero, dentro de no mucho tiempo, poder hacer trabajos para el exterior desde aquí, que también es algo que estamos a puntito de hacer y es lo que está ocurriendo ahora mismo en Canarias”.

– ¿Conocía el Fichla?

“Sí, lo conocía. Como estoy allí, en la Península, hay muchas cosas que se me escapan, pero sabía que en los últimos años no habían tenido tanto apoyo como en el primero. Sin embargo, lo que estoy viendo y lo que me llega de mi gente de aquí, que son mis espías en Canarias, me dice que sigue funcionando muy bien el festival, la gente va a las proyecciones, y aparte me parece que es muy lógico. En una ciudad como La Laguna, Patrimonio de la Humanidad, que hagan un festival de cine histórico con todo lo que se hace en España y también a nivel internacional creo que tiene todo el sentido. Es una buena manera de conectar a la gente con el cine y con la historia. Ya no solo porque estamos en una ciudad histórica, sino porque culturalmente todo eso nos hace crecer”.

-En Canarias en los últimos años se están haciendo cosas muy interesantes a nivel cinematográfico. ¿Cómo ve desde Madrid que vengan tantos rodajes nacionales e internacionales?

“La verdad es que es sorprendente. La semana pasada, cuando escuché que Rambo 5 se iba a hacer en Tenerife… Y además tengo amigos, como Sergio Peris-Mencheta o Paz Vega, con la que acabo de trabajar, que vienen a rodar esa película. Me parece que tiene un punto de ficción que todo esto esté ocurriendo. Parece como un gran sueño que están viviendo los amantes del cine en Canarias. Porque aunque no se invierta directamente en lo que podríamos llamar la miniindustria canaria, sí creo que algo aporta. Que esté sonando Canarias ya no solo turísticamente, sino en lo profesional del cine a nivel internacional, nos está regalando experiencias, y seguro que por algún lado algún canario habrá sacado algo importante de estos proyectos. De hecho, tengo amigos que trabajan ,desde un conductor hasta alguien en producción, pero que antes a lo mejor no tenían claro si querían trabajar en el cine y ahora, gracias a estos proyectos, han pasado de cero a cien, y les ha picado el bicho del cine. Y eso, a la larga, crea industria”.

-Lo cierto es que a nivel técnico y de producción sí se está creando empleo, pero los actores canarios siguen marchándose a la Península. Usted se fue en su momento. ¿Fue duro?

“Bueno, es que si lo tienes claro, no es duro. Realmente, yo no creo que tuviera mala suerte por vivir en Tenerife y que no hubiera una escuela grande y una industria fuerte, sino que siempre he sido un buscavidas, y aunque hubiera nacido en Wisconsin o en Madrid me hubiera movido. Me movía la curiosidad. Sí que sería ideal que Tenerife tuviera más apoyo de las instituciones en la cultura. Pero, bueno, la situación que tenemos es la que es y yo creo que la podemos cambiar nosotros mismos. Yo haciendo mi trabajo creo que puedo hacer algo para apoyar al futuro y querré producir en Tenerife dentro de unos años. No sé cuántos, pero querré hacerlo. Y creo que es lo que más nos puede ayudar a los que queremos hacer cine, teatro o cualquier tipo de arte. Ya que tenemos la suerte de vivir en un sitio tan bonito, quedarnos con eso y lo otro transformarlo nosotros. Coger la belleza de nuestra tierra y transformarla en arte sin tener que depender de instituciones. Luego, al que le guste que las instituciones le apoyen, que haga grupos de trabajo, de guerrilla, de oposición al Gobierno y pedirle lo que sea necesario para crear una buena industria canaria. Pero creo que lo que mejor podemos hacer para nuestro cine es trabajar”.

-Gracias a ese trabajo no ha parado. Este año, con El Continental en televisión, a punto de estrenar Gente que viene y bah, ahora mismo rodando Si yo fuera rico… ¿La vida le sonríe?

“Creo que le sonrío yo a la vida y me devuelve la sonrisa. Antes de que me sonriera también me puso mala cara muchas veces y la diferencia está en cómo te tomas lo que te ocurre. Yo cuando no he tenido trabajo lo he buscado. En lugar de deprimirme por no tener, buscaba qué podía hacer para sí tener ese trabajo y dónde podía estar mi fallo para que, al final, me quisieran contratar. Intenté pulir todo lo que no funcionaba de mí como actor. A día de hoy, miro todo lo que me está pasando y me siento superafortunado, y sí que puedo decir que, en parte, en lo profesional, la vida me sonríe totalmente. Yo sé cómo es la situación de la mayoría de mis amigos y es superdifícil trabajar como actor. Tengo muchísima suerte, pero también me lo he currado muchísimo. No sé cuál es el baremo. Sé que es una profesión muy injusta y los mejores actores que conozco, muchos de ellos, no están trabajando. Pero también muchos de los que se lo han currado sí están trabajando. Hay una parte de coherencia y otra parte de ser insaciable y luchador hasta el final lo que te permite trabajar en esto”.

-Además de actor, ha producido su primera obra de teatro, El Amante. ¿Cómo fue la experiencia y qué aprendió de ella?

“La experiencia fue brutal en el buen y en el mal sentido. Tuve momentos de satisfacción máxima cada día que colgábamos el cartel de “No hay localidades” en uno de los teatros con más prestigio de España como es el Pavón en Madrid. Ahí sí que me parecía que la vida me sonreía. Porque que mi primera producción me la aceptaran en el Pavón y que funcionara era prácticamente un sueño. Y luego tuve malas experiencias. Vine al Teatro Leal, intenté traerlo de gira, pero no me hicieron mucho caso para ser lagunero (risas). Nunca llegué a saber si querían traer El Amante o no, y fue el único sitio donde intenté mover la función de toda España. Pero volvería a hacerlo mañana mismo. Para eso no soy nada rencoroso. Creo que en las administraciones siempre cuesta un montón encontrar a la persona que sabe escuchar lo que tú estás contando y que le apetezca escuchar, y, además, cambian durante todo el tiempo. Así que me encantará volver a producir algo y traerlo a Tenerife, por supuesto”.

-Teatro, televisión, cine… ¿Cómo se enfrenta a cada uno de estos ámbitos como actor?

“Yo creo que si tienes una buena actuación podrías hacerla en un escenario, grabarla a la vez, ponerle una iluminación de cine o de televisión, que últimamente es casi lo mismo, y te funcionaría igual. Luego, la experiencia personal que obtienes en teatro es única e intransferible, porque nadie puede experimentar lo que ocurre en un escenario salvo el que se sube a él. Es una experiencia muy especial que requiere de mucha precisión para mi gusto, sobre todo los grandes textos, y eso produce un enganche en quienes lo probamos que me tiene pues como estoy yo, que no hay un año que no haga teatro. Me siento mal si no lo hago. Y el cine y la tele te dan la experiencia más inmediata, un poco más mentirosa pero el resultado es más mágico muchas veces. En el cine y la tele sí siento que tenemos que obedecer a lo que nos piden, pero en el teatro ocurre que, cuando se sube el telón, es como un león en un circo. Él obedece y puede obedecer, pero sabe que si quiere la lía. Yo creo que los actores cuando estamos en mitad de una función sabemos perfectamente que podemos bajar por el patio de butacas y hacer a esas 800 personas que han ido a ver la obra vivir una experiencia que no olvidarán para bien o para mal, como hacía Eusebio Poncela en Martín (Hache). Pero siempre cumplimos y obedecemos, aunque siempre está ese mínimo sentimiento de libertad que lo hace diferente al cine y a la tele”.”.

Alex García. | FRAN PALLERO

– ¿Qué es lo más arriesgado que ha hecho para prepararse un personaje?

“Pues ahora en Si yo fuera rico hago de surfero y quería aprender a un ritmo demasiado rápido y me metí en olas que se me escapaban un poco de altura. Ha sido verdaderamente arriesgado. Pero bueno, por suerte soy de mar y sabía dónde me estaba metiendo y sé que al mar nunca hay que perderle el respeto pero…¡guau!. Me he llevado unos revolcones buenos”.

– ¿Se ha planteado dirigir?

“Sí, me apetece. Más que apetecerme, tengo la necesidad. Tengo muchas ganas de contar una historia y contarla a mi manera. Sobre todo en teatro. Ya en El Amante codirigí con Nacho Aldeguer en la tercera temporada. Pero la verdad es que tengo esa necesidad de contar una historia a mi manera. Que cada vez que cuentas una historia se puede contar de formas diferentes: lo puedes contar en comedia, en drama, puedes ponerle un fondo negro, yo llenarlo de luces… Y yo quiero hacerlo como a mí me apetece. Tengo la necesidad pero como le tengo mucho respeto no sé cuándo lo voy a hacer”.

– Actor, productor, futuro director…¿guionista?

“Eso me parece complicadísimo”

– Ha dicho en alguna ocasión que le encanta trabajar con directoras. ¿Qué es lo que le aportan?

“Yo creo que es la sensibilidad a la hora de escucharme. En la mayoría de conversaciones que tengo con directoras cuando hablo de mi personaje suelen ser más concretas que cuando hablo con directores. No me gusta generalizar pero si tuviera que decir algo, sería eso. Que les puedo contar una rayada más personal de mi visión sobre mi personaje y saben entenderme antes que los directores, porque yo creo que tengo una parte muy femenina y esa es la que me conecta mucho con las mujeres. Siempre he estado rodeado de mujeres: amigas en el colegio, en la escuela de teatro, en los rodajes… Me gusta mucho escuchar a las mujeres. Es un mundo a explorar”.

– Es una persona que habla mucho de feminismo en sus redes sociales. ¿Se considera aliado feminista?

“Sí claro. Es como si me dijeran si lucho contra el racismo. Pues por supuesto, me parece lo mismo”.

-¿Considera que los actores, al tener ese altavoz de los medios de comunicación, deben utilizarlo para causas sociales?

“No. La verdad es que me parece una faena que nos den ese altavoz a los actores, porque no todo el mundo está preparado para eso. Lo que sí considero es que si te lo van a dar, tienes que prepararte un poquito. Y si estás en una serie que habla de feminismo, pues antes de las ruedas de prensa tienes que informarte sobre feminismo. Si estás en una serie histórica sobre la guerra de Marruecos, pues saber al menos en qué año empezó, por qué empezó… Saber de lo que estás hablando, porque si no es como menospreciar nuestra profesión”.

– El cine en general, y en España en particular, todavía tiene ese matiz patriarcal. ¿Cómo cree que se podría cambiar eso?

“Pues como está ocurriendo. Todavía el cine y la televisión no son más que una proyección de la sociedad. La gente ve en las películas lo que vive en su día a día. De una manera metafórica o de una manera más directa a veces, pero no es más que un reflejo. Y como la sociedad está cambiando yo creo que las películas cada vez más están cambiando la visión. Cada vez hay más directoras, se están teniendo más en cuenta lo mal que se escogían antes los cargos, incluso las subvenciones o los apoyos que se daban, se está intentando regular eso aunque tantas ampollas levante. ¿Por qué ahora tanta paridad? Eso que dicen de “si es una mujer que por lo menos se lo merezca”.Pues por supuesto que se lo va a merecer. Antes se lo merecía y no se lo daban. La diferencia ahora es que se está teniendo en cuenta la gran discriminación que vivimos durante años en cada gesto cotidiano que hacemos en nuestra vida, desde cuando vamos a comprar el pan hasta cuando acabas dirigiendo una película, y por ser mujer todo el mundo duda. “Bueno, es una mujer la que está dirigiendo, a ver lo que hace”. Eso creo que cada vez se está desvirtuando menos. Y es gracias a personas como Leticia Dolera, o mi pareja Verónica Echegui o mi madre, que en su día a día cada vez es más consciente e intenta frenarlo”.

– Es un trabajo complicado porque tanto hombres como mujeres nos hemos criado en una sociedad machista y tenemos que deconstruirnos continuamente

“Claro. Yo me he educado machista, en una sociedad machista. Lo que tengo que hacer es localizarlo y ver qué parte tiene que ver conmigo y qué parte no. Qué parte sí siento que tiene coherencia y qué parte es herencia de una sociedad que se crió así y no tuvo más remedio que transmitirnos ese mensaje. Pero ahora ya estamos nosotros aquí para cambiarlo”

-Se ha definido como una persona frágil y que eso es muy “jodido” en su profesión. ¿Cómo afronta esos momentos?

“Pues con terapia. Yo creo que a terapia, muy lejos de lo que muchos amigos míos piensan aquí en Tenerife, no va uno cuando está loco o cuando tiene una gran crisis en su vida, que también. Simplemente, es una herramienta que te ayuda a ajustar las cosas que no tienes colocadas en tu día a día. Y yo creo que en nuestra profesión el nivel de exposición es muy grande, y la terapia te ayuda a saber diferenciar tu vida de tu profesión, tu personaje de tu personalidad, y a colocar todas esas fibras que se tocan cuando uno es actor que, desgraciadamente, en el colegio no nos enseñan”.

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