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Alejandro Pelayo (Marlango): “En las canciones no existen ni los fascistas, ni las enfermedades ni el dolor”

Vuelven a Tenerife para presentar 'Technicolor' en el Auditorio Teoblando Power de La Orotava, dentro de las actividades paralelas del Festival de Cortos del municipio. Hablamos con Alejandro Pelayo.
Leonor Watling y Alejandro Pelayo. | DA

Marlango comenzó como trío, haciendo versiones de temas y como puro entretenimiento. Catorce años después Alejandro Pelayo y Leonor Watling continúan el camino con siete trabajos a sus espaldas. Del inglés de los primeros discos al castellano de los últimos. Ahora vuelven a Tenerife para presentar Technicolor hoy a las 21.00 horas en el Auditorio Teoblando Power de La Orotava, dentro de las actividades paralelas del Festival de Cortos del municipio. Hablamos con Alejandro Pelayo.

– ¿Qué tal está?

“Muy bien, llevando a los niños a baloncesto. Entre semana me toca hacer del padre que no puede ser los fines de semana que estamos de gira”

– ¿Cómo está siendo la acogida de la gira?

“Muy bien. Hemos empezado hace poquito. El disco lleva como un mes en el mercado y hemos hecho poquitos, pero la sensación es muy buena porque es nuevo todo. El repertorio, la banda es nueva, sabemos lo que vamos a hacer. Es muy distinto a lo que llevamos haciendo estos últimos dos, tres años que era una gira mu improvisada. Cada noche era diferente, ,había canciones, no sabíamos lo que íbamos a tocar y estábamos muy a expensas de la gente. Ahora estamos haciendo 23 canciones todas en castellano, en orden… Como cuando tienes un uniforme para ir al colegio. Eso da una cierta seguridad y tranquilidad”

– Cómo músico entiendo que le guste improvisar. Con este orden, ¿no cree que tal vez se pierde un poco la incertidumbre del directo?

“Es que justo venimos de lo contrario. Como músico me gusta que las cosas no se repitan, estar lo más alejado posible de la rutina, que para eso nos dedicamos a este oficio. Para inventar. Y en esa búsqueda de un lugar mejor, el escenario y la hora y media que dura un concierto es una fantasía. La posibilidad de que afuera quede el dolor y la enfermedad y el paso del tiempo, y los amigos que se fueron, y el auge de los fascismos y dentro del teatro no existe nada de eso. Existe la ilusión, y la gente que se está enamorando, y la gente que no sabe que se está enamorando. Los que justo se acaban de desenamorar y se están peleando aún sabiendo que es una batalla perdida contra eso que no va a ser nunca más. Todo eso es la música, es el teatro y el cine. Lo que nos mantiene con vida. Porque la realidad es demoledora. En realidad no tenemos nada que celebrar pero hay un espacio y un tiempo y las noches del fin de semana son para eso. Y en el teatro tú te sientes predispuesto a que te cuenten que todo va a ir bien. Y es un grito de guerra obligatorio, más en este tiempo en el que cuando te levantas por la mañana y abres el periódico o miras Twitter dices: “No, nada está yendo bien”. Pero la música sirve para eso. Para seguir avanzando, salir de esa neblina que nos envuelve. En las canciones no existen ni los fascistas, ni las enfermedades ni el dolor. Existe la fantasía o el juego de que te pueden haber roto el corazón pero eso va a pasar y va a aparecer otra persona que lo va a reparar”.

– ¿Cuántos van a ser en el escenario?

“Vamos a ser un trío: Marta Mulero en el violonchelo, piano y la voz”

– ¿Va a ser minimalista?

“Bueno, el disco al haberle quitado las guitarras y los bajos a todas las canciones permite también pensarlo desde varios lugares. Lo podemos hacer con los metales o con las cuerdas. Con el violonchelo la verdad es que se coloca en un lugar muy distinto. No sabría definirlo, pero sí que es un lugar muy bonito y muy clásico y lo disfrutamos mucho”

– En este disco, los arreglos eran muy importantes y los silencios también.

“Claro, es que de hecho el silencio es el elemento más importante que hay en la música. De hecho hoy en día no es muy popular (risas), pero a lo largo de la historia de la música el silencio es lo que nos sirve a los músicos para subrayar. Tú respiras antes y después de algo y entonces ese algo adquiere una importancia y un lugar destacado porque le estás dando un espacio porque es importante.Y con el silencio es con lo que consigues captar la atención del que está escuchando. Si acumulas al final el ruido no sirve para nada. Desconectas. Sin embargo con el silencio conectas y desde el silencio es desde donde nos concentramos, desde donde pueden aparecer los detalles. En la música es fundamental en silencio. En la nuestra y en la de todos los que nos gusta y la admiramos. Es algo a lo que hay que prestar mucha atención porque a los músicos lo que más nos gusta es tocar y cuando estás en el escenario o en el estudio grabando el disco es muy difícil no tocar. Y quieres además demostrar todo lo que sabes, lo que has aprendido, lo que se te ha ocurrido. Pero bueno, Ahí hay que destacar la labor de Vicente Huma, que es el que nos ha aguantado las manos. “Si lo puedes hacer solo con la derecha pues quitamos la izquierda”. Es difícil de explicar pero digamos que es lo de “menos es más”.

– Cuatro años sin publicar. ¿Les costó componer o fue por falta de tiempo?

“No, tiene que ver más con el propio tiempo que tienen las canciones. Hasta que no ha estado todo en su sitio… En ese sentido no tenemos prisa. Siempre ha sido un poco así. Cuando las canciones están hechas nosotros nos organizamos y grabamos”.

– Usted la música, Leonor la letra. Entiendo que lo hacen por separado y luego quedan y ponen todo en conjunto.

“Así tal cual. Esta vez ha sido el disco en el que más trabajo hemos hecho por separado. Después cuando nos juntamos tenemos el oficio de elegir y ponerlo en común. Pero sí, vamos aprovechando los viajes… Pasamos mucho tiempo esperando en el tren, en el avión, en la furgoneta, en las pruebas de sonido, en el hotel. Ese tiempo es un tiempo de cultivo muy bueno para las canciones”

Marlango

– Siempre me ha llamado la atención los temas contradictorios, es decir: letras tristes con ritmos o composiciones más alegres y viceversa.

“Tiene que ver un poco con la teoría de los vasos comunicantes. No nos permitimos el uno al otro, lo mismo en la vida como en las canciones. Cuando uno de los dos está muy triste el otro intenta animarlo. Cuando uno de los dos está muy arriba o con muchas ganas de celebrar pues siempre el otro dice “no te flipes tanto porque luego ya vendrá el bajón”. Eso pasa también un poco con las canciones. Nos cuesta ir a los dos en la misma dirección, porque nuestra tendencia va siempre a un lugar en el que si uno de los dos no está más relajado y suelto, podemos acabar haciendo canciones realmente muy tristes (risas). Y pues siempre hay alguno que dice “venga, que tampoco es para tanto”. Incluso dentro de la misma canción, las estrofas, los estribillos…. Como el objetivo final de todo esto tiene que ver con la esperanza y que cuando termine la canción o el concierto estés mejor que cuando ha empezado, pues no conviene meter el dedo en la yaga hasta el final. Conviene señalarla pero terminar con una caricia. A mí me gusta mucho la música que mete el dedo en la yaga hasta el final, es decir, no tengo problema con eso. Pero en la nuestra, todavía, no sé si tiene que ver con el tiempo o el hecho de tener hijos, no sé qué es, pero todavía nos da cierto pudor que sea todo blanco o todo negro. A ratos hay que buscar el gris”.

– Hablando de blancos y negros, para este disco se basaron en películas de los años 40. Como si estuvieran haciendo una banda sonora de esas películas sin color.

“Siempre hemos utilizado la imagen a la hora de trabajar porque es un atajo. Yo me siento en el piano con el iPad con cosas que me funcionan, le quito el volumen, me pongo a mirarlo, empiezo a tocar y es como si el propio ritmo cinematográfico me empujara. Me coloca en un sitio que sin la imagen tardo una hora más en llegar ahí. Y bueno, en este ocasión dijimos “pues vamos a ponernos no a hacer bandas sonoras, sino como diez puntos de partida que nos coloquen en un lugar y después ya quitamos la imagen y vemos cómo va a la canción sola. Y luego también nos gustaba de alguna manera homenajear todo lo que el cine supone y aporta a la música y cómo conviven los dos lenguajes y lo que nos ayuda. De ahí ponerle también el título de Technicolor pero no es la banda sonora de una peli. Pero hemos visualizado mucho cine para ayudarnos entre nosotros y explicarnos cuando no sabes si todavía la canción se sostiene o no, pues recurrir al cine, siempre ha sido una solución”.

– Con Technicolor vuelven a la esencia del piano y la voz. ¿Fue premeditado o surgió de forma natural?

“Es todo por acción Reacción. El disco anterior lo grabamos en Los Angeles, súper producido, con un montón de músicos, de medios, en un estudio, todo así como en la Champion League y ahora nos apetecía más volver a la esencia de la canción y alrededor del piano muy pocas cosas sin guitarras, sin bajos,… Es como si te invitan a un hotel de cinco estrellas, que es una cosa increíble y lujosísima, pero tú sabes que ese no es tu lugar. Que estás ahí porque te han invitado. Estás agradecido pero cuando vas a donde tú quieres ir, pues es un poco más una casa rural. Con las canciones pasa igual”.

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