la matanza de acentejo

Los padres de Álex piden ayuda para rescatarlo de la tragedia

El joven de 16 años se cayó en julio al mar y tiene secuelas importantes en el habla y la movilidad; su familia recauda fondos para llevarlo a una clínica especializada en Barcelona
Alex está dando con ayuda sus primeros pasos pero tiene que seguir avanzando y para ello es fundamental que pueda ir a un centro de rehabilitación. DA

El 22 de julio Alexander Canino Hernández había pedido permiso a sus padres para ir con dos amigos a El Bao, en la costa de La Matanza de Acentejo, aunque finalmente fueron a la playa conocida como La Negra.

Ese fatídico día, Alex cayó desde unos 20 metros, pero todavía no se sabe exactamente cómo y tampoco el sitio exacto. Sus amigos dicen que se sintió mareado, pero tampoco lo pueden asegurar. La única certeza que tienen sus padres es que no sabía dónde iba ya que su hijo sufre de vértigo y según les dijeron, el camino es muy estrecho.

El accidente le provocó un traumatismo craneal de carácter grave y además estuvo semiahogado, porque cayó boca abajo. Casualidades de la vida, por allí pasaba una zodiac en la que iba una enfermera del Hospital Universitario de Canarias (HUC) que le hizo los primeros auxilios y permitió que pudiera entrar respirando por sus propios medios al centro hospitalario.

El joven de 16 años tuvo que ser operado porque se hundió el cráneo del lado derecho, a la altura de la frente, y a los cuatro días tuvo un infarto cerebral del lado izquierdo que le afectó el razonamiento, el habla y la movilidad y le ha dejado secuelas.
El 22 de diciembre se cumplirán cinco meses del trágico suceso. Tras haber pasado dos meses en la UVI, Alexander se encuentra fuera de peligro y está en proceso de rehabilitación, a la espera de ser admitido en una clínica especializada que le pagaría la Seguridad Social en Madrid y su familia no tendría que costear el tratamiento.

Llevan un mes esperando la respuesta del hospital de Madrid porque fue necesario enviar una serie de informes. Mientras tanto, sus padres recaudan fondos para llevarlo a Badalona puesto que allí hay un centro de referencia, con tecnología muy avanzada. Para poder asumir el coste han abierto un número de cuenta en el BBVA (ES26 0182 6140 2402 0160 9067) con el fin de que todos aquellos que lo deseen puedan colaborar “aunque sea con un euro” dice su madre, María Vanesa Hernández Expósito. Una iniciativa que poco a poco “está dando sus frutos”.

No puede especificar cuánto es la cantidad que necesitan, solo saben que un mes en el Institut Guttmann cuesta 21.700 euros, pero el tiempo que el niño permanecerá allí dependerá de su evolución. “Puede ser un mes, cuatro o más”, sostiene Vanesa.

Centro de referencia

El Institut Guttmann es un hospital de neurorrehabilitación, que fue inaugurado el 27 de noviembre de 1965. Fue el primero de España dedicado a la rehabilitación de personas con lesión medular, introduciendo las técnicas más desarrolladas.

No obstante, el de Madrid “es el centro de referencia para daño cerebral adquirido”, aclara su madre, y por lo tanto, no dudan en llevarlo. Pero en el caso de que no lo puedan atender por cualquier motivo, sus progenitores tienen opción de elegir otro hospital que en ese caso, sí lo cubriría la Seguridad Social.

“Yo confío porque su cerebro tiene que seguir reproduciéndose y los médicos confían en que va a seguir evolucionando, pero no saben hasta dónde va a llegar, porque las cosas de la cabeza son muy complejas e inciertas”, afirma Vanesa.

De hecho, los médicos le han trasladado que no saben cómo Alex puede algunas cosas. “Está avanzando, va muy despacio y no está centrado del todo porque no tiene conciencia de muchas cosas, su cabecita va y viene. Creemos que nos reconoce porque aunque si le pides un beso no te lo da pero sí se pone para abrazarte. Se sonríe cuando algo le resulta gracioso y eso no lo hacía al principio”.

Está muy agradecida con los profesionales del HUC, quienes salvaron a su hijo “y se lo devolvieron a la vida, pero para que siga avanzando hay que seguir estimulándolo”, insiste.

Su niño demanda atención permanente. Come y mastica “cuando quiere”, precisa su progenitora, por eso los médicos decidieron colocarle una sonda en el estómago a través de la cual se alimenta para que no siga bajando de peso, ya que al estar acostado casi todo el día ha perdido masa muscular y hay que cerciorarse de que se alimenta bien para que tenga fuerzas y pueda hacer una rehabilitación.

También está dando sus primeros pasos, con ayuda, por supuesto, pero tiene la iniciativa de levantar la pierna derecha, que la tiene inmovilizada. “Estamos empezando de cero, porque además demanda mucha atención, ya que al no poder expresarse, se queja y hay que atenderlo”, subraya Vanesa, a quien el accidente le ha cambiado la vida. También a su esposo, porque desde hace casi cinco meses viven en el hospital con su hijo.

Han dejado su vivienda en La Matanza de Acentejo, donde viven desde hace 17 años. Alexander estudiaba allí en el instituto, este año estaría cursando Primero de Bachiller. Andar en bicicleta, era su pasión, igual que practicar boxeo, deporte que tuvo que dejar por los estudios.

Alexander acaba de cumplir 16 años, “y gracias a Dios lo tenemos vivo, pero yo necesito recuperar al niño que era”, reclama Vanesa Hernández.

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