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Descubren una cruz cristiana en un yacimiento guanche

La investigación de Gustavo Sánchez Romero, Santiago López Arencibia y Emilio Rivero, ha dado como resultado el hallazgo de lo que podría ser considerado como un gran centro de reunión guanche
Ventana solar para observar el solsticio de verano en el yacimiento descubierto en Buenavista del Norte. Nachrichten
Ventana solar para observar el solsticio de verano en el yacimiento descubierto en Buenavista del Norte. Nachrichten
Ventana solar para observar el solsticio de verano en el yacimiento descubierto en Buenavista del Norte. Nachrichten

Un nuevo gran misterio prehispánico ha surgido en Tenerife. Investigadores de las Islas Canarias han encontrado en el municipio de Buenavista del Norte una cruz cristiana grabada en un megalito que pone de relieve el supuesto conocimiento de la cristiandad por parte de los antiguos canarios. La cruz, inscrita en roca, perfectamente identificada como tal y que estaría orientada al sol, se encuentra en un espacio donde los habitantes anteriores a la Conquista rendían respeto a la fertilidad y a la observación de las estrellas.

La investigación de Gustavo Sánchez Romero, Santiago López Arencibia y Emilio Rivero, a la que ha tenido acceso ABC, ha dado como resultado el hallazgo de lo que podría ser considerado como un gran centro de reunión guanche, “de culto, asociado a rituales de la fertilidad y a marcadores solares”. El descubrimiento ha sido publicado por el prestigioso centro austriaco Institutum Canarium de Viena, sociedad científica dedicada a la investigación interdisciplinaria de Canarias y de las culturas mediterráneas desde hace más de 50 años.

Según publica Yaiza Santana en un reportaje para ABC, Romero, López y Rivero sostienen que “el espacio se compone de dos grandes formaciones rocosas independientes, en medio de la laurisilva canaria”. Y agregan que ambos farallones de piedra, de varios metros de altura, “destacan como dos pétreas islas” en medio del verdor de un “área prehistórica de más de 20 millones de antigüedad”, sostienen los expertos. En concreto, han investigado una “enorme roca con forma de cabeza de perro que, desafiante, mira al abismo”. Y es que la zona se llama precisamente el Risco del Perro, pero la gente creería cualquier cosa menos que, camuflado entre el verdor de la zona por el paso de los años, se puede ver que la piedra sería trabajada en el mismo lugar con forma de cráneo de perro.

La piedra tiene 3,5 metros de largo y 1,6 metros de alto, “tiene un ojo tallado, y presenta el típico perfil del can, cráneo alto y morro apuntado”. La parte posterior expone una “cazoleta tallada en la piedra, una concavidad bien diferenciada”.

Los investigadores aluden a la presencia de “la figura del perro en la sociedad guanche, animal asociado a los enterramientos, ya que hay varias cabezas momificadas”. “El perro es elemento clave en toda sociedad pastoril, además de ser aprovechado para carne por algunos guanches, seguramente en épocas de escasez y de manera esporádica”. En la zona donde se ha detectado esta mole hay “varios escalones bien rematados, cortando a escuadra la pared de roca que compone esta primera formación”, señalan los investigadores. Sería para su acceso. Contiene “canalillos cortados en la piedra, aproximadamente seis de más de un metro de largo, usados para el vertido de líquidos, asociados a rudimentarias cazoletas, más de cuatro de diferentes profundidades y tamaños”. “Este conjunto representaría una especie de altar al aire libre ubicados en roques altos, los almogarenes, lugares sagrados de reunión donde celebrar ceremonias relacionadas con la fertilidad”, teorizan.

 

El enigma de la cruz

Ahí es donde existe una cruz cristiana latina grabada en la piedra, de 40 centímetros por 30 centímetros. Esta cruz se orienta a 64° y coincide con la salida del sol en el solsticio de verano. A juicio de los expertos, “estas cruces son halladas en zonas importantes para los guanches, lugares de poder, culto o reunión, como la también presente en Teno Alto, Buenavista del Norte, relativamente cercana a la zona estudiada”. En las áreas de Daute e Icod, los guanches se atrincheraron hasta 1517, cuando la Conquista terminó en 1496, según los datos oficiales.

En la zona escarpada donde hay una gran cabeza de perro existe un perfecto espacio para la contemplación creada a ojo. “Estamos ante una especie de observatorio o ventana solar cuya finalidad seria registrar, de manera precisa, la salida del astro rey, Magec para los guanches, en dicha fecha tan señalada. Ahora cabe resaltar que el 21 de junio, solsticio de verano, cuando comenzaba el año guanche, se soltaban los machos para que preñasen a las cabras y culminaban las cosechas (recolección y trilla)”. Explican que en el Beñesmen, día central del verano (7 de agosto) ya las cabras estaban preñadas, “por lo que era una fiesta ritual donde comenzaba el ciclo de la vida”, y “el solsticio de invierno, 21 de diciembre, marcaba el día central de año guanche, coincidiendo con el nacimiento de los baifos y la formación de los nuevos rebaños, elemento clave en la economía, y, por ende, en la supervivencia del pueblo guanche”.

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