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En un Lugar de la Vida: el compromiso con los más necesitados

El Ayuntamiento de La Laguna colabora con la ONG Dona Vida para hacer un festival musical en solidaridad con Nepal
Los terremotos de 2015 causaron más de 9.000 muertos en Nepal, un país subdesarrollado cuyas condiciones de vida se han visto empeoradas por las secuelas de aquella tragedia, que no terminan; por ello es fundamental la cooperación de ONG como la creada por la doctora Cristina Durán, que realiza una excepcional labor humanitaria entre la deprimida población del país asiático. DA
Los terremotos de 2015 causaron más de 9.000 muertos en Nepal, un país subdesarrollado cuyas condiciones de vida se han visto empeoradas por las secuelas de aquella                 tragedia, que no terminan; por ello es fundamental la cooperación de ONG como la creada por la doctora Cristina Durán, que realiza una excepcional labor humanitaria entre la deprimida población del país asiático. DA
Los terremotos de 2015 causaron más de 9.000 muertos en Nepal, un país subdesarrollado cuyas condiciones de vida se han visto empeoradas por las secuelas de aquella tragedia, que no terminan; por ello es fundamental la cooperación de ONG como la creada por la doctora Cristina Durán, que realiza una excepcional labor humanitaria entre la deprimida población del país asiático. DA

En un lugar de la Vida es una ONG humanitaria creada en Cuenca por la doctora Cristina Patricia Durán Fuentes y el enfermero Julián Ángel Mariana Herraiz, un equipo humano con el que he tenido el privilegio de trabajar en las aldeas rurales denominadas como de los intocables, en Nepal. Ni que decir tiene que Cristina y Julián Mariana son personas especiales, que han venido trabajando en los últimos años en Nepal con el objetivo de ayudar y salvar vidas humanas. En 2015 pude conocerlos cuando viajamos con la ONG Cooperación Internacional Dona Vida, tras los terremotos acaecidos en el país asiático, donde se calcula que perdieron la vida unas 9.000 personas.

Por todo ello, y gracias a la colaboración solidaria del Ayuntamiento de La Laguna, en la figura de su alcalde, Luis Yeray Gutiérrez, y la del coordinador de Cultura y Actividades Musicales, Badel Albelo, junto con el equipo de gobierno de dicha Corporación, ya comenzamos los preparativos de un festival musical que tendrá lugar el 8 de noviembre en el Teatro Leal de La Laguna, con el objetivo de recaudar fondos para el nuevo proyecto que estamos llevando a cabo en la aldea rural de Kabilash (Nepal). Para este acto artístico y solidario a beneficio del mencionado proyecto se ha creado una plataforma compuesta por quien esto escribe, Daniel Ramírez, Fernando Hernández, Conchy Álvarez y Juan Ramón Tosco.

El programa humanitario se basa en la atención integral de la salud a mujeres embarazadas y a recién nacidos nepalíes, y está dando ya resultados muy positivos. Se desarrollará en el área de Kabilash, con una duración de un año, prorrogable en función de los resultados.
En una entrevista realizada por la revista Metas de Enfermería de Cuenca, Julián Mariana cuenta su experiencia vivida en Nepal, junto con la doctora Cristina Patricia Durán Fuentes. “Queríamos conocer otras culturas, viajar y poner al servicio de la gente nuestro granito de arena, tanto Cristina, médico, como yo, enfermero. Ese fue nuestro inicio con Dona Vida, sin conocerla, simplemente pusimos en Google: Nepal ONG y nos salió Dona Vida”. Para Julián Mariana, los terremotos acaecidos en 2015 en Nepal supusieron una gran preocupación. “Nosotros estábamos en España cuando vimos lo del terremoto. Pasaron los días, no sabes lo que está pasando, no sabes cómo está tu gente, intentas comunicarte con ellos, no puedes… Al final tomas la decisión de ir. Pero vas un poco a ver qué te encuentras, no hay ninguna preparación psicológica previa ni te cuentan la situación de cómo están allí ni nada, solo un poco lo que nos venía por la prensa. La diferencia entre lo que pensábamos que nos íbamos a encontrar y lo que nos encontramos fue grande, para bien. Porque pensábamos que iba a estar todo Katmandú colapsado, todos los edificios venidos abajo y realmente no era así. Los edificios que están hechos de hormigón armado permanecen en pie.

Lo que sí que estaba caído eran las casas que son de ladrillo y barro o de piedra y barro. ¿De quién son estas casas? De los pobres. O sea, que la gran mayoría de los 8.000 y pico muertos ha sido gente humilde”.

“Las dos veces previas -agrega el enfermero- hemos hecho una labor asistencial en aldeas. De hecho, la primera aldea en la que estuvimos en 2011, en Sipty, éramos los primeros no nepalíes que llegábamos. Fármacos, esa es la prioridad. El Gobierno solo les da el paracetamol y algún antibiótico de amplio espectro y con eso tratan a todo el mundo. Entonces, la labor que hacemos antes de ir siempre es intentar recoger fármacos y el material que no se puede conseguir allí, por ejemplo, antibióticos de última generación, como son las sondas un poquito más especializadas. Con lo que ellos tienen y lo que tú llevas, pasamos consulta y realizamos una labor de AP, desde poner inyectable hasta suturar algunas heridas”.

Cuando los miembros de la ONG española llegaron ya habían pasado 10 días desde el primer terremoto. El Gobierno ofreció un tratamiento gratuito a todos los afectados y los evacuó a los hospitales y operó a quien tenía que operar y trató a quien tenía que tratar. “Cuando llegamos nosotros el primer impacto ya había pasado y hemos atendido infinidad de heridas en las plantas de los pies por los clavos. Entre las zapatillas que llevan, que son de goma y las tienen desgastadas, y que las casas se les han caído y está todo lleno de tablas con clavos… Y sobre todo hemos notado que en los otros viajes no habíamos tenido ningún caso de ansiedad, de depresión…”.

Para Julián Mariana, un día normal del año en Nepal es “de sol a sol. La primera vez estuvimos en un centro de salud en Sipty y la segunda vez hemos estado en otro centro de salud en Kabilash, en otra aldea, pasando consulta. Esta vez nos han ido moviendo, hemos acudido a Kabilash, en el centro de salud donde hemos estado otras veces, luego nos han llevado a otro barrio de la misma aldea que se tarda tres horas en coche en llegar. Después nos fuimos a un barrio que está justo a las afueras de Katmandú. Imagino que habrás visto imágenes de este barrio en las noticias del terremoto porque es impresionante, es como si hubiese caído una bomba. Nos abrieron una escuela y corrieron la voz de que estábamos allí y nos pusimos a pasar consulta. En Kabilash tenían un almacén de grano y allí es donde nos pusieron, quitándonos todos los bichos que habían salido de los sacos”. En lo que respecta a las carencias sanitarias, el enfermero comenta que “la primera vez que fuimos fue un poco a ciegas, no conocíamos la ONG, llevamos el material que creíamos que podían necesitar allí. Pero de repente nos encontramos, por ejemplo, a una mujer embarazada que había que sondarla sí o sí, y no había sondas. Entonces, encontramos que tenían una por allí, en el suelo. La esterilizamos cociendo agua y luego con Betadine, intentando esterilizarla lo máximo posible. A partir de ese primer viaje fuimos tomando conciencia del material que puede ser necesario llevar desde España. Además, allí hay una organización local con la que estamos en contacto y es la que le da continuidad a los proyectos que comenzamos y la que nos informó, los sanitarios locales de allí, de qué material les convenía que llevásemos de aquí”.

Mariana recuerda que uno de los primeros proyectos que realizaron en Nepal. “Con los 6.500 euros que llevábamos colocamos en el centro de salud de la aldea unas placas solares y toda la instalación eléctrica, para que tuviesen electricidad a todas horas, para algo tan sencillo como mantener las vacunas viables las 24 horas del día. Ya antes del terremoto ellos tenían suministro eléctrico, pero dos-tres horas al día. Después del terremoto no tenían nada. Nosotros financiamos el proyecto, elegimos el material y ha sido la organización de allí la que se ha encargado de llevar a los técnicos al centro de salud, de montarlos”.

Sin duda, las condiciones de trabajo en el país asiático son muy duras. Para Julián Mariana, “lo más duro es volver a España. Cuando tengo que volver a casa y veo que ahí hay muchas cosas que hacer y hay que volver… Allí duermes en el suelo, te ponen dos mantas y en el suelo o encima de la cama. Esta última vez teníamos miedo a que se derrumbasen las casas. De hecho, allí sufrimos un terremoto y la reacción en sus caras fue de terror absoluto”.

¿Y la comida? “Arroz. Te lo ponen con unos vegetales, otras veces con otros, otras con una sopa de lentejas… pero básicamente arroz. Al final llegas pensando “qué bueno está el arroz”. Agrega Julián Mariana que una cosa que “te impacta es que tú ves allí cosas que en España tienen una solución fácil y allí pueden suponer la muerte. Por ejemplo, en Sipty, para desplazarse, porque es una aldea sin acceso mecánico, no puedes llegar nada más que andando… Te coges tu mochila y a subir un monte. El hospital más cercano lo tenían a dos días andando. Una apendicitis aguda, que en España es ahora mismo una cosa banal, allí era morirse”.

El enfermero recomienda a los voluntarios que vayan a Nepal. “Supone una experiencia única, que aporta muchas cosas. No tiene nada que ver lo que te cuentan, lo que llega de los medios, a lo que te encuentras allí. Además, es empaparte de la cultura. Nosotros hemos tenido la suerte de mezclarnos con ellos, hemos estado durmiendo en sus casas, comiendo en sus casas, jugando con sus hijos, si había que quitar piedras de un camino, quitando piedras de un camino, y esa manera de enriquecerte y de relativizar las cosas, eso lo adquieres viajando. No vuelves siendo el mismo. Sabiendo que aquí la gente tiene problemas, pero que si lo comparas con los que tienen ellos y la manera en cómo lo afrontan, te ayuda muchísimo a sobrellevar las cosas”.

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