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Tenerife, la isla desmemoriada que tiene abandonado el legado guanche

La declaración de Patrimonio Mundial para Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria contrasta con el desinterés de las instituciones tinerfeñas por el patrimonio aborigen
Cueva del Mencey Bencomo, en la ladera de Tamaide, justo en el límite entre los municipios de La Orotava y Santa Úrsula. Sergio Méndez
Cueva del Mencey Bencomo, en la ladera de Tamaide, justo en el límite entre los municipios de La Orotava y Santa Úrsula. Sergio Méndez
Cueva del Mencey Bencomo, en la ladera de Tamaide, justo en el límite entre los municipios de La Orotava y Santa Úrsula. Sergio Méndez

La reciente declaración de Patrimonio Mundial concedida por la Unesco al paisaje cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria marca un antes y un después para todo el Archipiélago en lo que concierne a la conservación, cuidado y divulgación del legado de los antiguos isleños. El 7 de julio de 2019 es una fecha histórica para Canarias, pues por primera vez la cultura de los antiguos canarios recibe un reconocimiento a nivel mundial con esta declaración institucional de enorme prestigio y proyección.

Esta distinción internacional, fruto de un gran trabajo de varios años del Cabildo de Gran Canaria, contrasta con la situación de la isla de Tenerife, donde el legado aborigen sufre décadas de abandono y desidia institucional.

Ciertamente, Tenerife tiene una deuda pendiente con su patrimonio aborigen, que ha sido un gran olvidado de las instituciones públicas durante los últimos decenios, a pesar de haber coincidido, paradójicamente, con un largo periodo de gobiernos locales, insulares y regionales de ideología nacionalista.

Al contrario que en otras islas del Archipiélago, en Tenerife no existe en estos momentos ni un solo parque arqueológico abierto al público como centro de estudio y divulgación de la cultura aborigen, que además tendría un indudable interés como reclamo turístico y cultural y como elemento revalorizador de la oferta de ocio, tanto para los residentes como para los miles de visitantes que llegan cada año a la Isla.

El gran ejemplo en el Archipiélago, ahora con más razón, es Gran Canaria, cuyo Cabildo, aparte del hito histórico de la declaración de Patrimonio Mundial de la Unesco para el paisaje cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, ha diseñado toda una red de espacios arqueológicos a lo largo y ancho de la isla.

Esta red insular comprende el extraordinario museo de la Cueva Pintada, el centro de interpretación del barranco de Guayadeque, el Cenobio de Valerón, el parque arqueológioco de Maipés, la zona arqueológica de Cañada de los Gatos, la necrópolis de Artenara y el centro de interpretación del Roque de Bentayga. Todo ello da idea del inmenso valor del patrimonio aborigen de Gran Canaria y, sobre todo, del nivel de concienciación e implicación de los gobernantes grancanarios en esta materia.

En otras de las islas existen también centros de gran importancia, como los parques arqueológicos de La Zarza, Belmaco y el Tendal, en La Palma; los centros de interpretación Poblado de La Atalayita y de Cueva del Llano, en Fuerteventura; y en El Hierro hasta se pueden hacer visitas guiadas a los petroglifos de El Julan.

Por contra, el desinterés institucional en Tenerife por la puesta en valor del patrimonio arqueológico es especialmente significativo ya que en esta isla se contabilizan 26 de los 68 yacimientos arqueológicos declarados Bien de Interés Cultural (BIC) en el Archipiélago; casi la mitad. Y, a pesar de ese gran patrimonio, no existe en estos momentos en la isla de Tenerife ni un solo parque arqueológico abierto al público como centro de estudio y divulgación de la cultura aborigen.

En toda Canarias hay inventariados alrededor de 2.000 yacimientos arqueológicos, de diversa presencia y tamaño.

La Cueva de Bencomo aspira a ser el primer museo de sitio de la Isla

Parece que empieza a cambiar esa desidia oficial por el legado guanche en Tenerife. Aparte de unos pocos proyectos en preparación, como el del centro de interpretación del barranco de Agua de Dios, en Tegueste, destaca sobre todo el reciente anuncio del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife de la creación de un museo de sitio en la Cueva de Bencomo, en el Valle de La Orotava, el lugar que según la tradición habitó el penúltimo mencey de Taoro. La excavación arqueológica de esta cueva, declarada BIC desde 1986, ya está muy avanzada -según constató in situ DIARIO DE AVISOS- y la Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias confía en que este emblemático lugar se convierta en 2020 en el primer museo de sitio de la isla de Tenerife, asociado con las cercanas instalaciones del Mirador de Humboldt, en la Cuesta de la Villa, que pasaría a ser un recurso cultural y turístico de la máxima importancia.

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