Ocho mil personas, casi todo el pueblo de Arafo y unos tres mil visitantes, según relató el alcalde, Juan Ramón Martín, participaron ayer en la tradicional romería de San Agustín, una de las más auténticas de cuantas se celebran en Tenerife y el principal reclamo de las fiestas patronales que celebra el pueblo de la música en este mes de agosto.
Ni el fuerte calor, con bochorno por el grado de humedad y la ausencia de viento, pudo impedir que se batieran récords en la romería arafera, con la participación no solo de los 8.000 romeros citados, sino también por las 25 carretas y 40 carros que este año superaron la prueba de bajar desde la capilla de la Cruz, donde se inició la fiesta tras la tradicional misa, hasta la plaza de San Juan Degollado, donde pasada las nueve de la noche terminó oficialmente la romería para dar paso a una gran verbena que estaba previsto concluyera sobre las tres de la mañana.
La mayoría de los romeros y romeras lucieron una impecable vestimenta, atendiendo las recomendaciones de los organizadores, a pesar de algún descamisado para atemperar el bochorno y los efectos del vino blanco. El mismo calor que recomendó que la salida desde la capilla de la Cruz y la calle Los Carros se retrasara una hora para hacer la bajada más llevadera, en la que no faltó la música de las parrandas, los grupos folclóricos, el mentado vino blanco de la comarca, el queso, el gofio amasado, el salmorejo y, ya en la llegada, los exquisitos bocadillos de carne tan típicos en Arafo. Y todo ello, sin incidentes, con la empatía que Arafo muestra a sus visitantes.