tacoronte

Visita técnica ‘forzada’ a la zona afectada por las termitas

El Gobierno local organiza un recorrido para que técnicos regionales e insulares vean viviendas y espacios públicos con presencia de ‘Reticulitermes flavipes’
El biólogo David Hernández muestra un trozo de árbol del parque ubicado en Juan Fernández invadido por 'Reticulitermes flavipes'. Sergio Méndez
El biólogo David Hernández muestra un trozo de árbol del parque ubicado en Juan Fernández invadido por 'Reticulitermes flavipes'. Sergio Méndez
El biólogo David Hernández muestra un trozo de árbol del parque ubicado en Juan Fernández invadido por ‘Reticulitermes flavipes’. Sergio Méndez

Es la primera vez que técnicos municipales, insulares y regionales visitan, todos juntos, la zona afectada por la termita Reticulitermes flavipes en Tacoronte. Lo hicieron a instancias del Gobierno municipal (PSOE-NC y Sí se puede) que organizó un recorrido por inmuebles, espacios públicos y un vivero para comprobar las consecuencias que deja a su paso esta especie invasora.

El alcalde, José Daniel Díaz, y la concejal de Medio Ambiente, Carmela Díaz, encabezaron la convocatoria pero solo por ser los anfitriones, ya que no hubo protagonismos de ningún tipo, todo lo contrario. También acudieron el biólogo de la Universidad de La Laguna David Hernández, responsable de realizar el estudio que delimita la extensión de la plaga, y la consejera insular de Gestión del Medio Natural y Seguridad, Isabel García, pero ningún representante del Gobierno de Canarias por motivos de agenda.

Las conclusiones fueron claras: Por un lado, que es necesaria la ayuda económica de todas las administraciones para poder erradicar la plaga, y por otro, que el único tratamiento que hasta el momento ha tenido resultados ha sido con hexaflumurón, un producto inhibidor de la síntesis de quinina que debilita el crecimiento de estos insectos y evita su multiplicación. Por esta razón el Gobierno regional “está solicitando su autorización especial al Ministerio para poderlo utilizar en zona árida”.

Así lo informó el biólogo del Servicio de Biodiversidad de la Dirección General del Medio Natural del Gobierno de Canarias, Agustín Aguiar, tras haber inspeccionado unas 80 viviendas afectadas, de las cuales en el 70% se ha confirmado la presencia de la Reticulitermes flavipes.

Aguiar señaló que “empíricamente” ha visto la eficacia de este producto “a diferencia del diflubenzurón, que en los lugares donde se ha aplicado, siguen habiendo termitas”.

El recorrido se prolongó durante más de tres horas. El primer inmueble al que arribaron está ubicado en la urbanización Parque Atlántico, donde se detectó por primera vez este tipo de termita. Allí, su propietario comentó que diez años atrás se aplicó por primera vez el tratamiento y se logró erradicar la plaga. Hace un año ha vuelto a aparecer en el jardín y se ha procedido de la misma manera.

“Posiblemente está en las viviendas de alrededor o en la misma vía pública, ya que mientras tenga comida, la colonia no se va a mover. Estos insectos siempre están buscando comidas y no van de forma unidireccional, sino que se expanden aleatoriamente”, explicó Aguiar. El biólogo aclaró que se trata de un problema “colectivo, no de una vivienda en particular”, por eso las administraciones “no le están haciendo un favor al vecino por tratar su casa o su finca, sino que ellos nos están permitiendo y le están haciendo un favor a la población de poder eliminar las termitas subterráneas del resto del territorio”.

En este sentido, consideró que lo idóneo sería tener una orden, donde quede establecido un protocolo sobre cómo actuar, como pasó con el Picudo Rojo, uno de los insectos más dañinos para las palmeras en el mundo. “Es la única manera”, remarcó.

Antes de acceder a la segunda vivienda, se hizo una parada en el parque Juan Fernández, donde David Hernández colocó bajo tierra unas 100 estacas de madera de pino de unos 30 centímetros, que se revisan entre tres y seis meses, para comprobar la acción de la termita. Tras desenterrar una de las unidades se pudo ver que más de la mitad estaba comida, con lo que se demuestra su presencia en ese punto.

El segundo inmueble fue el número 9 de la calle Juan Fernández. Allí, la termita ha dejado su rastro de forma voraz en las paredes y en una parte del suelo. Su propietaria también ha contratado a una empresa que ha aplicado el hexaflumurón en unas estaciones de control que actúan de cebo.

De allí, se desplazaron a un vivero de la misma zona que tomó todos los recaudos necesarios para que la Reticulitermes flavipes no afecte a sus plantas, y la casa de Nieves Rodríguez, en cuya huerta se comprobó días atrás que comían la fruta que estaba en el suelo.

El alcalde y la concejal de Medio Ambiente reconocieron el “cambio de sensibilidad” que ha habido por parte del Gobierno de Canarias y el Cabildo con este problema. “El Ayuntamiento ha estado solo, pero es verdad que esa soledad empieza a desaparecer porque comenzamos a ver la implicación, preocupación y ocupación de ambas administraciones”, sostuvo José Daniel Díaz.

No obstante, recalcó que “ahora hay que pasar de las palabras a los hechos y el Cabildo y la Comunidad Autónoma también tienen que hacerlo. Las palabras reconfortan y consuelan, pero no son suficientes para acabar con las termitas. Hacen falta hechos, y los hechos son partidas presupuestarias que permitan contra

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