comer y beber

Un balance más que satisfactorio

En esta edición de los Premios de Gastronomía recordé una reunión que tuve con Manolo Iglesias y otros dos compañeros del periódico
PREMIOS GASTRONOMÍA 2019 0

En esta edición de los Premios de Gastronomía recordé una reunión que tuve con Manolo Iglesias y otros dos compañeros del periódico, en la que nos explicaba cuáles eran sus proyectos sobre la sección de gastronomía y los premios que planteaba iniciar en aquella época. Manolo estaba recién llegado de uno de sus múltiples viajes a Venezuela, y quedamos en un restaurante que había en la calle Benavides de Santa Cruz donde debía dejar un aguardiente anisado, muy conocido en el país caribeño, que se bebía en caliente con el añadido de unos granos de café que luego se retiraban y del que dimos buena cuenta. Imagino que para el destinatario del licor sería como el anuncio de la botella de whisky media vacía y para nosotros media llena. Me acuerdo de este encuentro porque la ilusión de Manuel Iglesias contrastaba con la realidad de que en aquel momento había pocos críticos gastronómicos, Xavier Domingo, Eugenio Domingo, Néstor Luján, Cristino Álvarez, entre otros pocos, en revistas y en periódicos pero ninguno había tenido el valor de lanzarse a conceder a unos premios. Si lo había hecho en aquel entonces la Real Academia de Gastronomía que la semana pasada cumplió precisamente su 44 edición.

Esta anécdota me viene a la mente ahora que los Premios de Gastronomía DIARIO DE AVISOS-Dorada Especial, se encaminan a celebrar el próximo año su XXXV edición. Una fecha simbólica que nos permite ver, a través de los galardonados, la evolución de la gastronomía en las islas. Muchos restaurantes han desaparecido del mapa culinario, los premiados en los hoteles eran escasos, la pastelería era tradicional, y los vinos tardaron en incorporarse. Algunos siguen abiertos como El Coto de Antonio, El Drago, Los Limoneros, y otros ya están en el olvido o en el recuerdo de sus comensales.

Hoy la oferta gastronómica es bien distinta. Los restaurantes asiáticos, japoneses, mexicanos o peruanos copan el interés culinario de la población que todavía acude en masa los fines de semana a disfrutar en familia o en grupos de las garbanzas, el pollo asado, el bistec de cerdo o el chuletón acompañado de una cuarta de vino en las medianías aunque tengan que esperar hasta una hora porque los precios merecen la pena. La pastelería compagina los dulces tradicionales con los de vanguardia y los vinos han dado un salto cualitativo.

Sin duda el balance ha sido más que satisfactorio. Pero ahora vienen nubarrones: nos toca afrontar la salida de Reino Unido, la quiebra de Thomas Cook, el retraimiento en el consumo en la restauración, y si el país entra en recesión o no. Y DIARIO DE AVISOS estará ahí de nuevo para contarlo.

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