La lucha contra el cambio climático se decide en Madrid

Por Laura Afonso

Madrid se prepara para acoger una de las citas políticas y sociales más importantes de las que se celebran en el Planeta. La Cumbre del Clima 2019 es una oportunidad sin precedentes para la capital del país, no solo para demostrar que puede organizar un evento de semejantes características en menos de un mes, sino para ser, durante once días, centro de las negociaciones en la búsqueda de salidas urgentes a las ya indudables consecuencias que está provocando el Cambio Climático en el mundo.

Desde que, el pasado 1 de noviembre, la Mesa de Gobierno de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) aceptara la propuesta del gobierno de Chile para que esta cumbre se celebrase en Madrid, el Ejecutivo español se puso en marcha para que este encuentro internacional fuera un éxito. Los disturbios y el estallido social que vive el país andino motivaron este cambio.

El acuerdo se plantea clave en la actual situación de sobreexplotación de recursos y Cambio Climático que sufre La Tierra. Las 197 partes que conforman el tratado -196 naciones más la Unión Europea- buscarán avanzar hacia la implementación de los acuerdos ya suscritos, y que establecen obligaciones específicas de todas las partes para combatir el calentamiento global. El principal objetivo de la COP25 es estabilizar las concentraciones atmósféricas de gases de efecto invernadero en un breve plazo de tiempo, y antes de que la situación sea irreversible. Esto ocurrirá pronto. Según los expertos, en 2030, ya no habrá marcha atrás.

Con semejante telón de fondo, este lunes día 2 de diciembre, abrirá sus puertas en IFEMA la edicición número 25 de esta Conferencia de las Partes (COP, en sus siglas en inglés).  Ocupará un total de siete pabellones, estos son más de 100.000 metros cuadrados, así como un espacio adicional de unos 13 mil metros cuadrados en sus centros de convenciones y salas de reuniones. Estarán preparadas para albergar a los asistentes a la Cumbre, que podrían alcanzar las 25.000 personas de unos 200 países.

El espacio estará claramente dividido en dos grandes zonas. La Zona Azul es la exclusiva para las negociaciones políticas. Administrada por las Naciones Unidas, aquí tendrán lugar las sesiones de negociación de la COP25, que es la decimoquinta reunión de las Partes del Protocolo de Kioto, firmado en diciembre de 1997, y la segunda reunión de las Partes del Acuerdo de París, de 2015. También, se celebrarán en este área los actos paralelos de la agenda oficial de la ONU. Por otra parte, existe una Zona Verde, destinada a la participación social. La organización pone a disposición de la sociedad civil este gran espacio para su participación directa en la Cumbre. El objetivo es fomentar el diálogo de ideas entre asociaciones y particulares, tan necesario para la concienciación medioambiental.

La importancia de este encuentro choca frontalmente contra dos elementos, a cual más grave: el negacionismo del Cambio Climático y el escepticismo. Los pasados encuentros (24) para debatir sobre el futuro medioambiental del Planeta nos han llevado a la situación actual, y hay quien dice que no son más que un despilfarro de dinero destinado a mejorar la imagen de los países que, posteriormente, no aplican las medidas adoptadas. Sea como fuere, la situación ambiental es dramática, también en Canarias, cada vez con mayor falta de lluvias y con incendios forestales más voraces. Por eso, en un encuentro como este, su lema “Tiempo de Actuar” cobra, si cabe, mucho más sentido.

La joven activista Greta Thunberg también estará en el encuentro

Jefes de Estado y de Gobierno, ministros, representantes de 196 países, organizaciones internacionales, grandes empresas y organizaciones empresariales, actores de la sociedad civil y de distintas ONG ambientales y medios de comunicación de todo el mundo se darán cita del 2 al 13 de diciembre. También estará la joven activista sueca, Greta Thunberg, a quien la nueva sede de la cumbre cogió con el pie cambiado, pisando suelo norteamericano. Hasta allí, había llegado en el velero eléctrico Malizia para asistir a la Cumbre de Acción Climática que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, convocó del 20 al 23 de septiembre en Nueva York. Greta, que iba a extender su mensaje de urgencia climática desde Canadá a Chile, tuvo que buscar una nueva opción para cruzar el Atlántico, y viaja ahora en el catamarán de una familia australiana con quienes llegará a Lisboa para viajar luego hasta Madrid.