santa Úrsula

El norte de Tenerife intenta recuperar la calma

Los Ayuntamientos trabajan en la limpieza de vías, restitución de señales y en reparar los daños causados por los incendios del domingo, difíciles de olvidar para los vecinos
Algunas viviendas de la calle Monroy, donde comenzó el fuego, todavía desprendían ayer humo dado que los daños fueron muy significativos. Sergio Méndez.

Fueron un día y una noche muy difíciles de olvidar para los vecinos de Santa Úrsula, La Orotava, Puerto de la Cruz y Los Realejos, que vieron cómo el fuego, del que todavía se desconoce el origen, avanzaba con gran fuerza ayudado por las fuertes rachas de viento.

Una situación que se pudo controlar más rápidamente en los dos últimos municipios, pero que costó más en los dos primeros, especialmente en Santa Úrsula, donde ayer por la mañana se activaron las llamas en la calle Monroy.

También en Los Realejos también hubo un pequeño susto por la tarde en la ladera próxima a El Socorro, en la zona de El Riego. Fue necesario solicitar apoyo aéreo ya que es una zona de difícil acceso y requirió el corte de un tramo de la TF-5.

A los santaursuleros todavía les dura el susto en el cuerpo porque todavía el olor a humo es muy intenso y además, no pueden permanecer impasibles al ver las viviendas, fincas y coches de conocidos y familiares quemados, y les llevará días limpiar el hollín de sus casas, aunque eso es ahora lo que menos importa.

Un miedo razonable para Tamara Gutiérrez Hernández, que vive en el número 28 de la calle El Cantillo, una de las más afectadas por el fuego y donde la mayoría de las casas son de tea. Allí se quemaron varias hectáreas de viñas, huertas y parte de algunas viviendas, pero todos coinciden en que los daños podrían haber sido incluso mucho mayores. “Las llamas empezaron a bajar muy rápidamente. Estaba en el balcón y las ví en la palmera y al momento estaba explotando la puerta de mi casa. Fue allá arriba”, señala la joven. Allá arriba es la calle Monroy, donde empezó todo, y donde según algunos habitantes, las brigadas Brifor ya habían subido a las cinco de la mañana.

El hermano de Tamara, que vive en La Matanza se acercó inmediatamente y al intentar ayudar a su familia se quemó parte del cuello. Por fortuna, nada grave, sostiene.

M.R.C., que también vive en la misma calle, cuenta que sucedió “todo, en un momento cuando empezó a arder del barranco para abajo. Pasamos mucho miedo porque nunca habíamos visto eso. Parecía el infierno, había fuego por todos lados.”, confiesa. Y aunque pudieron regresar por la noche, fue dificíl conciliar el sueño porque permanecieron atentos.

A escasos metros de la casa de M.R.C. hay tres contenedores de basura, todos calcinados, donde había arrimados enseres y colchones que dejan “vecinos irresponsables e insolidarios” pese a que saben que contribuyen a aumentar el fuego.

Alertado por el fuerte viento, Lorenzo Rodríguez de la Cruz fue a ver sus aguacateros pero lo que vio fue un montón de humo. Cuando se acercó a comprobar de dónde provenía, el fuego ya estaba en el patio de su vecina.

Subió rápidamente a la azotea, donde junta cubos de agua de lluvia para la huerta, y empezó a mojar todo a su alrededor. Justo vino un compañero con sus hijos y los dejó lanzando agua. Como tiene una bomba de gasolina le acopló una manguera contra incendios y él también empezó a echar. Así estuvieron varias horas y gracias a esta acción coordinada, los alrededores de su casa “están sanos”.

Clara y su esposo no estaban en la vivienda, ubicada en el edificio Juanell, cuando se produjo la explosión de un coche que afectó al suyo que está la mitad quemado. Su casa fue la más afectada, explotaron las ventanas y las persianas como consecuencia del estampido. Ayer, Clara no sabía cómo reaccionar, solo atinaba a recoger sus cosas para trasladarse a otra casa.

Yeray Rodríguez y su esposa, Patricia Jorge, residen al comienzo de la calle Monroy. El matrimonio cuenta que el humo comenzó desde temprano. Mientras él salió a ver qué pasaba, Patricia comenzó a llamar a la Policía Local desde pasadas las nueve de la mañana “pero no me contestaban”, dice.

Al subir, Yeray vio que en las huertas aledañas había fuego así que no dudó en volver a su casa a buscar agua y empezó a apagar los pequeños conatos que se multiplicaban a pasos agigantados mientras su esposa telefoneaba a la Guardia Civil de La Victoria y luego al 112 “porque ya habían ido por la madrugada a apagarlo. Yo ví bajar a los bomberos y a la policía”.

Siguió insistiendo con el teléfono. Esta vez cono los bomberos “que me dijeron que había un incendio grande en La Orotava”. Mientras, su marido se cruzó con un concejal y le advirtió de que la situación “se estaba poniendo fea”. Casualidad o no, “al rato llegó la policía, el Brifor y luego un camión de bomberos”.

“Se oscureció todo de repente. Entre el viento, el calor y las cenizas no se podía respirar. Fue en un momento”, dicen.

En La Quinta los afectados alcanzaron a escapar con lo puesto y hay quienes aun no han podido regresar. Cristales rotos, planchas tiradas en la calle, contenedores esparcidos, árboles caídos y el garaje de un edificio con varios coches quemados, fue el saldo de un domingo en el que “el diablo pasó por el municipio y lo tiñó de rojo”, apuntan los más supersticiosos.

Roturas en tuberías, limpieza de vías y daños difíciles de cuantificar

El incendio originó en Santa Úrsula la rotura de varias tuberías y el viento provocó un problema en la zona de Chimoche, en el canal de Aguamansa, lo que impide la normalidad de parte del suministro. Se está analizando su alcance y la puesta en marcha de un operativo para suministrar agua a las familias afectadas por la situación. Igualmente, hay zonas en las que se carece de telefonía móvil-especialmente los usuarios de las compañías Orange y Vodafone-, según informó el Cabildo, por un problema con el repetidor.

En el Puerto de la Cruz el Consistorio confirmó el fin de la situación de emergencia. El Lago Martiánez y el Jardín Botánico cerraron sus puertas por labores de limpieza.Desde primera hora de ayer los distintos servicios municipales de este municipio y de Los Realejos trabajaron para recuperar la normalidad en aceras, vías públicas, imbornales, tendidos eléctricos, y mobiliario urbano tras las múltiples incidencias que por el momento son difíciles de cuantificar.

Estos son algunos testimonios de los afectados por las llamas

 

 

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