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En el Sur no se abrieron terrazas para tanto novelero

La ausencia de turismo se dejó notar, como se presumía, desde El Médano a Playa de Las Américas, donde no se reabrió ningún hotel. Apenas lo hicieron unos cuantos bares o restaurantes y hubo nulo movimiento comercial
En el Sur se abrieron muy pocas terrazas y negocios. Sergio Méndez
Las pocas terrazas que abrieron en El Médano, estaban a tope / SERGIO MÉNDEZ

Cuanto más al sur, más cierre. Cuando menos turismo, más candado. Ese podría ser el resumen de la primera jornada de la fase 1 de la llamada desescalada en el denominado motor económico de Tenerife.

Ni un hotel abierto -lo podían hacer, aunque sin las zonas comunes-, solo unas cuantas terrazas diseminadas y nulo movimiento comercial de boutiques, por ejemplo, en la Milla de Oro de Playa de Las Américas.

Mientras en El Médano, se pudo observar tres terrazas abiertas alrededor de la plaza central -otras, como El Timón, se estaban pintando para abrir el viernes- , incluso con lista de espera para ocupar una mesa. En Los Cristianos y Las Américas los empresarios prefirieron mantenerlas cerradas a la espera, dicen muchos de ellos, del regreso de los vuelos y con ellos de los turistas, si bien reconocen que “igual para eso habrá que esperar al próximo año”, según Pepe, propietario del Café Olé, situado enfrente del majestuoso y silencioso Mare Nostrum.

“He abierto -dice- porque de algo tengo que comer, pero en realidad no resulta rentable vender diez bocadillos, unas papas locas y unos cuantos cafés, cuando antes, con los ingleses, solo en una noche, con ginebra y cerveza, hacía la caja que seguramente haré ahora en todo un mes”, señalaba desconsolado Pepe, que lleva 23 años con el negocio “en el que no se notó ni la crisis de 1993 ni la del 2008”, pero “esta nos tocará de lleno a todos, porque sin turismo y con los trabajadores de aquí en ERTE quién va a consumir”, se preguntaba.

El Café Olé era la única terraza abierta en el entorno de la Milla de Oro, cuyas tiendas de marcas de prestigio estaban todas cerradas. La avenida mantenía una imagen propia de haberle caído una bomba de neutrones. Solo la Farmacia daba señales de vida. Las pocas personas que paseaban por el entorno lo hacían sin mascarillas y algunos con pinta de despistados.

Muchos bares y restaurantes decidieron que aún, sin turismo, no es hora de abrir. / SERGIO MÉNDEZ

No muy lejos de allí, dos pubs ingleses, George y Top, tenían cierto ambiente en sus pequeñas terrazas, con personal que trabaja en el sector y que han preferido mantener cerrados sus negocios al no ser rentables abrir con el 50% de su aforo exterior, y más tras saber que el Estado ampliaba los ERTE hasta junio, como de hecho también ocurrió con otros restaurantes con terrazas situados en Los Cristianos, donde apenas se abrieron terrazas contadas con los dedos de una mano y las más cercanas a una playa sin vida. Ni siquiera las tiendas y comercios, excepto aquellos de víveres, estaban abiertos, ni mucho menos los que se dedican a vender souvenirs, gafas, cremas, toallas, colchonetas y flotadores, a la espera de que se reabran las playas y, sobre todo, a que pronto regrese ese turismo que tanto se echa de menos en el sur profundo.

Aunque en la autopista la presencia de vehículos aumentaba con respecto a días anteriores, lo cierto es que, al menos en el Sur, el personal prefirió visitar a amigos y familiares con los que no tenía contacto físico en 58 días, que tomar una caña o un café en una terraza. Y, además, cuando lo quisieron hacer, como por ejemplo en El Médano, tuvieron que ponerse hasta en cola, ante la evidencia de una mayor demanda que oferta. Y es que en realidad no hubo terrazas abiertas ante tanto novelero.

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