Las instituciones comunitarias, tanto el Parlamento como la Comisión y el Consejo Europeo, se rigen por distintas normas que buscan garantizar que sean órganos transparentes, y que la información que tratan, en la mayoría de los casos, sea de acceso público. Tan solo hay algunas excepciones, las denominadas discussion in Camera o reuniones a puerta cerrada, en las cuales se manejan documentos categorizados como reservados.
Así lo pone de manifiesto el eurodiputado socialista -y canario- Juan Fernando López Aguilar, que en un artículo de opinión publicado en el Huffington Post realiza algunas matizaciones en torno al concepto de lobbies y la mala fama que han adquirido con el paso de los años, cuando en realidad se trata de “una heteróclita red de agentes especializados en la presentación y defensa de intereses legítimos sobre los que la norma europea pueda impactar de manera determinante”.
El político explica que dichos interlocutores pueden ser sectoriales o territoriales, y a los que, entiende, es necesario escuchar, dado que “es innegable que todo mandato representativo incluye el deber de prestar atención -con tiempo y sensibilidad- a todos los segmentos sociales o de actividad económica que, legítimamente, pidan ser escuchados”.
Es más, concreta que también está contemplado en la legislación que los miembros de la Cámara solo pueden comunicarse con los lobbies bajo un procedimiento que previene cualquier tipo de irregularidad, con un registro de las reuniones y el objeto de las mimas. Además: “por descontado, está prohibido todo ofrecimiento de obsequios o dádivas”.