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El Parque Marítimo de Santa Cruz prohíbe fumar en toda la instalación

La afluencia al espacio de piscinas se ha mantenido en torno a las 2.000 personas diarias durante julio y lo que va de agosto
Foto: Fran Pallero

La entrada en vigor de las nuevas directrices en cuanto a las medidas de seguridad para evitar la propagación de la Covid-19 marcadas por la Dirección General de Salud ha hecho que muchos establecimientos e instituciones hayan adaptado sus protocolos a estas nuevas recomendaciones durante el fin de semana. El Parque Marítimo de Santa Cruz es una de esas empresas que han reforzado las medidas que ya habían tomado tras su reapertura. Entre ellas, destaca la prohibición de fumar en todo el recinto. “Los usuarios que quieran fumar deben salir al aparcamiento para hacerlo”, explicó a DIARIO DE AVISOS el gerente del espacio, David Cañibano. En cuanto al uso de las mascarillas, “hasta el viernes se podía estar dentro del recinto sin ella, ahora la norma es que para los desplazamientos de cualquier tipo, ya sea hasta los baños, al bar o a saludar a alguien en la hamaca de al lado, deben ir con la mascarilla puesta”, explicó el gerente. Para permanecer en la hamaca o acceder a las piscinas no es necesario su uso. “Los usuarios han acogido muy bien el refuerzo de las medidas de seguridad, quizá algo menos lo de fumar en todo el espacio, pero, en general, entienden que es necesario”, explicó Cañibano.

En cuanto al resto de medidas implantadas, son las que se fijaron en la reapertura, como el uso de geles hidroalcoholicos, itinerarios para la entrada y salida de las piscinas, la eliminación de duchas, para que se mantenga la distancia de seguridad, los vestuarios permanecen cerrados y en los baños, los lavabos, al igual que las duchas, el uso es con uno de por medio.

En cuanto al aforo del espacio, explica el gerente que “según las reglas establecidas nuestro aforo estaría en torno a unas 2.600 personas (el 75% de la ocupación total), pero si queríamos mantener la distancia de seguridad entre clientes, con esa cifra era imposible, asi que la hemos establecido en 2.100”, detalló Cañibano.

Un aforo que se ha llegado a completar, al menos, en cuatro ocasiones. “Lo cierto es que como lo vamos abriendo y cerrando a medida que van saliendo los clientes no solemos tenerlo completo, pero sí, al menos en cuatro días hemos tenido que cerrar durante unas horas hasta que se liberara espacio”.

El sistema de cita previa sigue siendo la fórmula para acceder al complejo de piscinas César Manrique, “en taquilla solo están las entradas que no se hayan vendido mediante cita previa el día anterior. Los clientes que reservan su espacio tienen prioridad sobre el resto, no tienen que hacer colas y además se tiene la deferencia con ellas de reservarles el sitio durante unos 15 minutos de cortesía”, explica el gerente del Parque Marítimo.

Un sistema que, junto con las entradas que se venden en taquilla, han conseguido que durante todo el verano la afluencia se haya mantenido en torno a las 2.000 personas diarias. “Los únicos días en que ha bajado más ha sido precisamente este último fin de semana, el del festivo, que suele ser bastante bueno”, explica Cañibano, para el que la justificación de ese descenso, que se situó en 1.800 personas, pueda estar precisamente en la implantación de las nuevas medidas de seguridad.

Un oferta diferenciada

Cañibano entiende que la preferencia de muchos de los usuarios del Parque Marítimo tiene que ver con un entorno quizá más controlado que el de la costa chicharrera. “No podemos olvidar que estamos en un entorno arquitectónico único, con un diseño de César Manrique, pero también que contamos con socorristas para todas las piscinas, y nuestros protocolos de seguridad van desde los hidrogeles hasta la desinfección diaria de colchonetas y hamacas, para asegurarnos que está todo en orden”.

Obra póstuma del célebre artista lanzaroteño César Manrique, el Parque Marítimo de Santa Cruz de Tenerife fue inaugurado en 1995 convirtiéndose en un símbolo de la capital formando parte del paisaje de la ciudad. Cuenta con más de 22.000 metros cuadrados y tres piscinas de agua salada, además de un servicio de restauración, que también se ha visto modificado por las medidas sanitarias impuestas.

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