sanidad

Seguir el rastro al virus, una tarea minuciosa

Casi treinta profesionales indagan en los contactos estrechos de cada positivo para arrinconar al coronavirus y evitar nuevos brotes
Auxiliares de enfermería, fisioterapeutas, trabajadores sociales, enfermeros y médicos integran el equipo multidisciplinar de rastreadores de la Covid-19 en Santa Cruz de Tenerife. FOTO: Sergio Méndez
Auxiliares de enfermería, fisioterapeutas, trabajadores sociales, enfermeros y médicos integran el equipo multidisciplinar de rastreadores de la Covid-19 en Santa Cruz de Tenerife. FOTO: Sergio Méndez
Auxiliares de enfermería, fisioterapeutas, trabajadores sociales, enfermeros y médicos integran el equipo multidisciplinar de rastreadores de la Covid-19 en Santa Cruz de Tenerife. FOTO: Sergio Méndez

Puede llegar el día en el que tu PCR sea positiva. Sería una mala noticia. Incluso preocupante. Y es entonces cuando llegan las dudas… ¿Qué hacer?, ¿A dónde ir?, ¿Qué ocurrirá con el trabajo?, ¿Y con mi salud?, ¿Estará bien mi familia? Ante todas estas preguntas, casi una treintena de profesionales del Equipo de Gestión Centralizada de Casos Covid de la Gerencia de Atención Primaria de Santa Cruz de Tenerife buscan dar respuestas y evitar que el paciente se sienta solo, así como poner un cerco al virus.

Auxiliares de enfermería, fisioterapeutas, trabajadores sociales, enfermeros y médicos. La labor de este equipo multidisciplinar podría asemejarse al funcionamiento de los paneles con fotografías, unidos con un cordón, que utilizan los investigadores en un caso. Porque seguirle el rastro al coronavirus es una tarea minuciosa, casi detectivesca, que es ahora crucial en el control de los brotes.

Para ello, intentarán averiguar cuáles han sido tus contactos estrechos. Pero sin juzgar cómo o dónde se ha producido esa exposición al virus. Y sobre todo, intentando eliminar los prejuicios sobre esta nueva enfermedad.

“El estigma es por desconocimiento. No podemos señalar con un dedo a nadie, el contagio se puede dar en cualquier lado si no mantenemos las medidas de distancia, higiene y mascarilla. Así que todos somos una parte muy importante dentro del engranaje”, aclara Aaron Plasencia, enfermero y rastreador.

UN DÍA COMO ‘DETECTIVE’

Cada mañana, el Equipo de Gestión Centralizada de Casos Covid en Santa Cruz, que tiene su sede en el Centro de Salud de Añaza, recibe un listado con los pacientes que han dado positivo. Esta información les llega a través de los laboratorios del Hospital Nuestra Señora de Candelaria, del Hospital Universitario de Canarias, de Salud Pública y de las Unidades de Atención Familiar de Primaria.

Es entonces cuando comienza la función de los rastreadores, su parte del eslabón dentro de la cadena sanitaria. Llaman uno por uno a cada positivo -de media, les suelen comunicar 50 positivos al día- y les informan del resultado de la PCR. Luego, preguntan al enfermo con quién ha estado a menos de 2 metro de distancia, sin mascarilla y durante un tiempo superior a 5 minutos.

Todo este proceso depende de si el positivo ha tenido síntomas o no. Cuando es asintomático, se rastrean todos los contactos realizados durante las 48 horas previas a haberse realizado la PCR que dio positiva.

Por el contrario, si el portador del virus ha manifestado alguna dolencia, la búsqueda de contactos comienza desde las 48 horas antes al inicio de esos síntomas. Esta diferencia en el protocolo se debe a que los síntomas definen un período en el que el paciente puede tener una alta capacidad de contagio.

En la cantidad de contactos estrechos que mantienen los positivos suele influir el tipo de vida, la edad y el lugar de residencia: “Cuanto más jóvenes, más contactos, y cuanto más adultos, menos.

Cuanto más rural sea su municipio, menos contactos, y cuanto más urbano, más”, cuenta Plasencia.

Una vez establecidos todos los contactos y creado esa especie de panel de investigación en el que se relacionan con el positivo, toca llamar y notificar que deben guardar una cuarentena preventiva de 10 días y someterse a dos PCR.

De media, cada positivo tiene entre 6 y 10 contactos estrechos. Así que en total, los rastreadores pueden hacer al día unas 500 llamadas. Con este alto nivel de trabajo, Plasencia cuenta que a veces coge su teléfono personal y responde como si fuera el del trabajo: “Luego me doy cuenta de que la llamada es desde mi casa, pero es que acabas con la cabeza…”, bromea.

La parte más compleja de todo el proceso, cuenta, es comunicar a alguien que ha dado positivo en una PCR o que es contacto estrecho de un positivo. Ahí es cuando aflora ese miedo a perder el trabajo, a enfermar gravemente o a contagiar a un familiar de riesgo.

Plasencia considera que esta es una situación de “incredulidad” o “miedo”, y que por eso hay que ser muy claro y actuar en base a protocolos. Es por ello que en cada caso el rastreador debe valorar si derivar al positivo al número de emergencias para que se proceda a su hospitalización, ofrecerle atención psicológica o la asistencia de un trabajador social.

También es difícil comunicar que se debe guardar una cuarentena. La noticia suele ser bien acogida “por la inmensa mayoría” de las personas, aunque con algo de “resignación”. Si bien es cierto que hay un pequeño porcentaje de casos que “o no lo recibe bien”, o directamente se niega a cumplirlo, “que son los que luego vemos en las noticias”.

Entre las directrices que suelen darse está aislarse en una habitación en el caso de convivir con otras personas o en una segunda residencia en caso de tener esa posibilidad. Aunque cada caso es diferente y en caso de convivir con personas de riesgo, se busca dar alternativas.

“Al final nosotros intentamos transmitir la importancia del aislamiento y de la responsabilidad individual. Y sobre todo responder a los porqués de esa cuarentena preventiva que hay que hacer hasta que comprobemos definitivamente que son negativos y pueden salir”, resume.

Las reuniones informales, actual foco de nuevos contagios

Aunque todavía es pronto para notar un descenso significativo de casos diario tras el cierre del ocio nocturno, Aaron Plasencia veía esta semana una cierta estabilización en el número de llamadas. En general, ahora los contagios se producen en reuniones informales, tanto entre familiares como entre amigos. Sobre las nuevas medidas Plasencia aclara que suponen que “haya una mayor concienciación social establecida y la gente en general cumple”, y recuerda que, aún así, como dijo el presidente de Canarias Ángel Víctor Torres, lo más importante es la responsabilidad individual: “No se puede poner a un policía al lado de cada canario”.

TE PUEDE INTERESAR