Música, respiración entrecortada y, de fondo, un novio nerviosísimo esperando a que su pareja se coloque a su lado. Probablemente, se trate del momento más especial de una boda que, con tanta ilusión, esperan los protagonistas. Ellos, y los más de mil profesionales en Canarias que este 2020 pretendían revivir una y otra vez. “¡Menudo año vamos a tener!”, solían decir muchos allá por 2019. Sin embargo, la pandemia borró de un plumazo el calendario previsto. Ahora, después de seis meses aprendiendo a vivir con el coronavirus, este sector ha decidido tener voz propia a través de la Asociación Profesional de Bodas de Canarias (APBC). Su portavoz Alberto Plaza, que además es DJ y maestro de ceremonias, cuenta a DIARIO DE AVISOS la situación de incertidumbre y desamparo que viven cada semana.
¿Cómo surge la idea de formar una asociación?
“Fue durante el confinamiento. Percibimos que las medidas y las normas que se tomaban de cara a la nueva normalidad iban enfocadas, sobre todo, a la hostelería, el turismo y el ocio nocturno. Nuestro objetivo es tener una misma representación, una sola voz en el sector. Hemos querido desmarcarnos un poco del resto de eventos porque las bodas abarcan muchas empresas en las Islas. De hecho, la APBC está constituida por unas 16: desde floristas, maquilladoras, peluqueros, fotógrafos, videógrafos, organizadores de bodas hasta fincas y hoteles. Llevábamos cuatro meses constituyendo la agrupación y ha sido ahora, con la activación del semáforo rojo, cuando nos hemos visto obligados a expresarnos públicamente”.
Respecto a lo último, ¿qué supuso para su sector esta normativa?
“Una desilusión y un palo emocional tremendo tanto para nosotros, como profesionales, como para los novios. Además, las pérdidas económicas fueron tremendas. Tuvimos que cancelar las bodas previstas para el pasado sábado 26 de septiembre a tan solo 12 horas del evento. La decoración ya estaba preparada, las flores puestas, la comida preelaborada… Calculamos que cada pareja perdió unos 20.000 ya abonados. Aunque, pese a no tener ayudas económicas, estamos intentando que recuperen ese dinero. Todos hemos perdido”.
¿Cuántas bodas tenían previstas para ese fin de semana?
“Hicimos una estimación aproximada y calculamos que entre 30 y 40 bodas solo en la isla de Tenerife. Una cifra similar teníamos para este fin de semana pero ya está todo suspendido. De momento, estamos pendientes de saber cómo serán los eventos a partir de octubre”.
¿Y se han cancelado muchas?
“El porcentaje de cancelaciones es reducido. La inmensa mayoría de parejas han pospuesto sus bodas para 2021”.
Entiendo que el sector vivía un buen momento en Canarias…
“Menudo año vamos a tener”, fue la frase del 2019 y principios del 2020. Todas las empresas teníamos un enfoque enorme. Aparte de contar con más bodas, el número de invitados por cada celebración estaba aumentando. Calculamos una media de 150. De hecho, a principios de año, yo, como DJ y maestro de ceremonias, contaba en enero con casi una treintena de bodas, y eso que la contratación fuerte suele ser durante los meses de marzo y abril. Preveíamos que sería el mejor año desde la crisis de 2008. Nadie esperaba una pandemia. Sin embargo, a partir de junio, supimos adaptarnos a los cambios: invertimos en planes de contingencia, en material de protección, formamos al personal… A día de hoy, en Canarias no ha habido ningún brote en una boda organizada por profesionales. Por ello, el pasado viernes no dábamos crédito…”.
Sin embargo, este verano se han celebrado bodas en Tenerife donde no se han respetado las medidas.
“Todos los compañeros somos conscientes de ello. Hemos recibido fotografías y vídeos en nuestros móviles de gente incumpliendo los protocolos. Pero de entre los 130 profesionales del sector que formamos la APBC, no tenemos constancia de que ninguno incumpla. Nos tomamos las medidas muy en serio porque para nosotros es nuestra forma de vida”.
¿Qué medidas toma un responsable de un evento para que se cumplan los protocolos? ¿Se llega a algún acuerdo con los novios?
“Muchas fincas y wedding planners exigen a las parejas firmar un documento donde estas reconocen que cumplirán la normativa durante el evento. Además, se les explica las restricciones y se les insiste en que si algún invitado actúa imprudentemente de forma reiterada se tomarán medidas, ya que tenemos la potestad de avisar a las autoridades. En un principio, la responsabilidad era individual pero ahora es del responsable de la celebración. Por ello, velamos por que se cumplan las normas. No podemos arriesgarnos a pagar una multa de 30.000 euros. ¡Y nos ha costado lo suyo! A comienzos de verano muchas parejas aseguraban que sus invitados ‘estaban bien’. A día de hoy, estamos todos más concienciados. Siempre hemos dado la opción de que las bodas sean igual de divertidas y emotivas con o sin mascarilla”.
En plena pandemia de Covid-19, ¿qué consideran ustedes, desde la APBC, que sería lo justo para su sector?
“Es vital que se mantenga un protocolo permanente para evitar la incertidumbre, ya que nosotros planeamos las celebraciones con meses de antelación. Queremos seguir celebrando eventos seguros porque, realmente, en Canarias, como ya dije, no ha habido ningún brote por coronavirus en una boda. Además, podemos garantizar el rastreo de los invitados en caso de que haya algún contagio. Nadie quiere que ‘su boda’ salga en las noticias. Desde la asociación pedimos que la normativa sea más flexible con el aforo y que se tengan en cuenta las particularidades de cada finca. Somos un sector que mueve mucho dinero al año en las Islas y queremos seguir trabajando con la misma ilusión”.
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