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Diego y Carmelo regentan desde febrero un mítico bar en La Laguna que ahora solo les da para pagar el alquiler

“Estamos en la mierda”, confiesan los dos jóvenes empresarios tras haber tenido que cerrar nuevamente las puertas del Jóspital por las últimas restricciones en Tenerife
El emprendedor y dueño del Jóspital, en la zona del cuadrilátero lagunero, Diego de la Torre. Fran Pallero
El emprendedor y dueño del Jóspital, en la zona del cuadrilátero lagunero, Diego de la Torre. Fran Pallero

“Mantener un bar en ‘El Cuadrilátero‘ cuesta entre 10.000 y 12.000 euros mensuales”, asegura el joven emprendedor lagunero, Diego de la Torre. Su amigo Carmelo Miguel González y él, ambos son autónomos, regentan desde febrero el popular Jóspital, uno de los pocos locales de referencia que quedan de aquellas míticas noches laguneras de las últimas dos décadas. En el poco tiempo que han permanecido abiertos han ingresado lo suficiente para cubrir los gastos del bar. Pero las cosas empezaron a torcerse a partir de marzo al aprobarse el estado de alarma en España y aplicarse una serie de medidas para frenar la pandemia que han sido incompatibles con el ocio nocturno. “Ahora mismo solo podemos pagar nuestros alquileres e intentar coger algo de dinero cada semana para hacer la compra”.

“Estamos en la mierda”, confiesa de la Torre poco después de cerrar nuevamente las puertas del Jóspital por las últimas restricciones en Tenerife, la isla con más casos activos de COVID-19 (más de 4.800), que se prolongarán al menos hasta el próximo 10 de enero. “Cerramos porque poner dos mesas fuera no nos va a solucionar nada y, aunque tenemos la esperanza de volver a abrir cuando la situación mejore, no descartamos el cierre definitivo, y pronto”, indica.

El Gobierno de Canarias publicará a partir del próximo mes un conjunto de medidas de apoyo y de ayuda económica a empresas y autónomos especialmente afectados por la pandemia. Diego de la Torre y Carmelo Miguel González, como otros empresarios locales que sufren las embestidas de esta crisis, encajan en dicho perfil, pero habrá que ver si pueden beneficiarse de ellas. Hasta el momento, “la única ayuda que hemos recibido es la de los autónomos, que no llegó a los 600 euros y que duró unos meses”, detalla Diego de la Torre. Sin embargo, “hay otra de 3.000 euros que creemos que nos va a llegar porque el Ayuntamiento de La Laguna es el único que no ha puesto grandes limitaciones para concederla”, matiza.

Restricciones en Tenerife

Cuando el Gobierno de Canarias decretó las limitaciones específicas para la isla de Tenerife, incluida la suspensión de la actividad en el interior de los locales, de la Torre y González se plantearon entregar las llaves al propietario del local, quien para ellos es una persona de confianza. Sin embargo, “él fue el primero en entender la situación y nos dio mucha tranquilidad”, afirma Diego de la Torre. De todos modos, “nos hemos planteado cerrar el negocio si esto sigue a más”, repite.

Los dos jóvenes empresarios reconocen que no son expertos ni sanitarios, pero entienden que “se han cebado con ciertos sectores, sobre todo con la hostelería y el ocio, porque hay gente por encima de nosotros que exige más a nuestros políticos; es decir, primero están los de Primera División y después nosotros, los negocios locales, que estamos en Tercera”. Además, entienden que haya que cortar un poco la vida social pese a que “la gente vaya a seguir saliendo, moviéndose entre municipios y quedando entre ellos porque la policía no puede entrar en casa de nadie tan fácilmente”, reflexiona de la Torre. Para él la solución no pasa por “ahogar a un sector concreto y no darle las ayudas que necesita. Así, muchos negocios se van a ir a la quiebra”, añade.

Diego de la Torre propone fórmulas para controlar el virus en bares como el Jóspital, entre ellas, “seguir apostando por la distancia social en el interior del local a través de la separación de mesas, controlar el aforo como ya se hace en los centros comerciales de la Isla, tener el local ventilado y, por último, ser un poco policías con los clientes”.

“El Cuadrilátero es la zona olvidada de La Laguna”

Diego de la Torre y Carmelo Miguel González lo apostaron todo por el Jóspital, un local que empezaron a frecuentar hasta hacerlo suyo. Y aunque les ha tocado vivir “una época muy mala”, también se quedan con la parte positiva de lo que les está ocurriendo. “Lo bueno es que hemos aprendido un montón de lo que es llevar un negocio desde el principio”, insiste de la Torre.

Por otro lado, ‘El Cuadrilátero’ lagunero ya no es lo que era hace, como mínimo, diez años. “Es como la zona olvidada de La Laguna”, piensa de la Torre. De hecho, “nosotros siempre hemos tenido claro que este era el negocio pero no el lugar adecuado, por lo que nuestro pensamiento siempre está en crecer y no quedarnos estancados aquí; este bar es nuestro punto de partida”.

Lo cierto es que el Jóspital ofrece algo diferente que el resto de locales de la zona. “En este bar solo se hacían actuaciones artísticas y después no había nada más; es decir, tú venías a un concierto y después te ibas, y eso es lo que conseguimos cambiar en las pocas semanas que trabajamos al 100%”, comenta Diego de la Torre. “Había personas que venían y se quedaban con nosotros hasta las 5.00 de la mañana. Habíamos conseguido atraer a un público que llenaba el bar: tengo fotos de ello y cada vez que las veo se me erizan los pelos, y pienso en todo lo que podríamos haber conseguido”, lamenta.

“estoy cansado de tener paciencia”

Los dos jóvenes empresarios de La Laguna encaran el 2021 con una lógica incertidumbre. “Parecemos dos señores mayores en el sillón de casa esperando a ver qué pasa; todo el mundo nos pide paciencia, pero yo ya tengo un máster en paciencia”, detalla Diego de la Torre en tono de broma, porque además tanto Carmelo González como él son artistas, tienen un grupo de rock. “Para el Estado lo tengo todo suspendido”, concluye.

Diego de la Torre pasará este Fin de Año en casa de los padres de su pareja, Paola, con quien se casará en 2021. “A nivel personal me ha ido bien, mis padres están bien y a mi familia no le ha tocado vivir el virus de cerca”, comenta. A nivel profesional, en cambio, “ha sido una debacle porque no dejo de replantearme mi futuro y de preguntarme si lo he hecho bien. A los Reyes Magos solo les pido que el Jóspital pueda seguir abierto”.

 

 

 

 

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