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¿Es posible celebrar la Navidad?

La posible limitación a seis personas de las reuniones en Nochebuena y Fin de Año genera tristeza e incertidumbre en los tinerfeños, quienes además temen que se den situaciones de soledad. Ante esta situación, algunos sacan fuerzas y ya hablan de videollamadas o abrazos pospuestos para combatir a un virus al que tienen respeto
Las limitaciones que el Gobierno pondrá a las reuniones familiares y el posible toque de queda plantean dudas en los ciudadanos sobre cómo serán este año las festividades. SERGIO MÉNDEZ
Las limitaciones que el Gobierno pondrá a las reuniones familiares y el posible toque de queda plantean dudas en los ciudadanos sobre cómo serán este año las festividades. SERGIO MÉNDEZ
Las limitaciones que el Gobierno pondrá a las reuniones familiares y el posible toque de queda plantean dudas en los ciudadanos sobre cómo serán este año las festividades. SERGIO MÉNDEZ

Nochebuena y Fin de Año. Las dos fiestas en las que se producen más encuentros familiares serán este año pandémico algo diferentes. Y serán diferentes precisamente “para que la Navidad de 2021 pueda ser normal”. Esa es la valiosa enseñanza que ayer dijo en voz alta Miguel Ángel mientras paseaba por la Avenida de los Príncipes en el santacrucero barrio de Ofra.

Y es que en general, los ciudadanos son conscientes de la necesidad de evitar la propagación de la COVID. Algo que preocupa, sobre todo, a nuestros mayores, como es el caso de Emilio y su mujer, ambos dentro del sector de riesgo ante esta enfermedad, quienes apelan a la concienciación de todos: “Ya habrá Navidades mejores si Dios quiere y el virus lo permite”, decían con toda la sensatez del mundo.

No obstante, es inevitable que a estas alturas las limitaciones planteen dudas y, en muchos casos, frustraciones. Porque Jean Paul aún no sabe si todos sus hermanos podrán ver a su madre en Nochebuena, Israel no lucirá el traje que se compró para ir de fiesta con sus amigos el 31 de diciembre y Dolores teme que deba pasar en soledad las Fiestas para evitar que, tras cenar con su única amiga en el Puerto de la Cruz, se vea imposibilitada a volver a casa debido al toque de queda.

Son muchos los ejemplos que demuestran que las ilusiones de esta Navidad están limitadas, van por detrás de un virus que marca el ritmo de la celebración. Y ante esto, solo queda buscar alternativas que permitan festejar de forma segura. Así, Yurena ya piensa en las videollamadas que hará por Skype para ver a su familia, mientras que Gilberto, preocupado ante el avance del virus en Tenerife, mantendrá su tradicional salida con los niños a tirar petardos, pero volverá antes de las 12 para cumplir con el toque de queda.

Y en medio de estas reflexiones y ya planeando los sacrificios que se deberán hacer para poner la salud por delante, los ciudadanos se preguntan si están los representantes públicos a la altura de sus propias exigencias: “¿Qué pasa con las multitudes en las tiendas y el transporte?”, pregunta Tomasa, mientras que Dolores pide a la clase política que predique con el ejemplo y evite las reuniones tanto dentro como fuera del Congreso.

Estas Navidades toca resistir, como decía la canción más escuchada en el confinamiento. Y los mensajes, las llamadas y las videollamadas deberán ser aliados para combatir la soledad, así como en su momento lo fueron los balcones.

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