Que donde ahora hay una plaza y una Iglesia, antes hubo un camino de cabras, es una de esas historias que solían contar nuestros abuelos, pero que no aparecen en los libros. Anécdotas de barrios de la periferia de Santa Cruz, como los 24 que integran el distrito Ofra-Costa Sur, y que ahora recoge a través de los testimonios de sus vecinos el proyecto audiovisual Barriometrajes.
“Antes éramos más un pueblo y ahora somos más una ciudad”, explica un vecino en uno de los cuatro cortos que integran la muestra. Una frase que resume los cambios por los que ha pasado este distrito que comenzó siendo una comunidad pero que con el tiempo se ha contagiado de un frío más propio de grandes ciudades.
Sobre este asunto pude hablar con Justo Miranda, un historiador de 26 años que nació y se crió en Las Moraditas de Taco. Él es uno de los protagonistas de Barriometrajes y me contó cómo los testimonios orales son las únicas fuentes a las que pudo acudir para saber de sus orígenes. En los libros de Historia de Canarias que vio en la carrera, me dijo, nunca se hablaba de su barrio.
Con esta inquietud, Justo se acercó a sus vecinos y descubrió que quienes para él eran los padres o abuelos de sus amigos de la infancia, podían narrarle los inicios del barrio, su formación y sus reivindicaciones.
“Yo no conocí la historia del lugar en que nací hasta que me moví y hablé con la gente que lo sacó adelante”. Así fue como descubrió que Las Moraditas se creó entre 1930 y 1940 gracias a los trabajadores que llegaban de otras Islas para ir a las fábricas de la zona industrial de Taco, un lugar donde luego se asentarían para ahorrar costes en el transporte.
Estos primeros habitantes “comenzaron a construir sus propias casas, la plaza y la parroquia, que fue hecha en los años 80”. Un trabajo “común y comunitario” que Justo defiende como vía para mejorar el entorno frente a la demanda a las instituciones, que no siempre llega a buen puerto: “Ellos se organizaban, hacían rifas y compraban sus propios materiales, no dependían de nadie”.
En la historia de los barrios está el porqué de su realidad. Las calles que ahora nos parecen imposibles, las escaleras de grandes pendientes y las viviendas unipersonales de colores marcan ese momento inicial de “autoconstrucción”, mientras que los enormes edificios de más de doce pisos reflejan una etapa posterior. Paisajes diversos en los que también conviven personas diversas.
Ahora, a través del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural en Taco (ICI Taco), Justo participa en la creación de un grupo promotor con el que sacar adelante proyectos comunitarios en Las Moraditas. Con recursos propios, los vecinos se han unido para arreglar bancos, pintar murales e incluso celebrar un almuerzo juntos.
Cuando escucho a Justo no puedo evitar sentirme identificada en esa búsqueda de los orígenes. Yo también soy de esa generación joven que habita Ofra-Costa Sur. Pasé la adolescencia en un recién inaugurado Parque Cuchillitos de Tristán, del arquitecto Fernando Menis. Un enorme espacio verde, de 32.500m², con un mirador desde el que se ve todo Santa Cruz. Allí, en el Camino de El Hierro, iba a escuchar a mi amiga Melanie tocar la viola cuando salía del Conservatorio.
Esto me hizo reflexionar sobre todas las posibilidades que existen en Ofra-Costa Sur. En 24 barrios es difícil que falte algo. La Candelaria y el Hospital Universitario de Canarias están también en el distrito. Hay espacios verdes, centros formativos, comerciales y de salud. Y tampoco escasean las historias.
Luis Lanchares, realizador audiovisual, asegura que durante el proyecto fue conociendo esas anécdotas que se hablan por las calles y que todos los vecinos saben: “Hay personas que son muy conocidas dentro de cada barrio y que cuentan historias muy peculiares. A pesar de que estamos evolucionando hacia un modelo de sociedad en la que hay una mayor distancia, todavía existe un tejido vecinal”.
Entre esas figuras reconocidas está la de África Fuentes, presidenta de la Asociación de Vecinos de García Escámez y símbolo de la solidaridad en la Isla. Una mujer que “nació sin miedo”, como ella misma afirma, algo que le hace “libre” a la hora de ayudar a “aquel que se ha caído”. Con 84 años, sigue al pie del cañón al frente de su ong desde la que ha recogido hasta turrones y regalos de Reyes para entregarlos a familias con escasos recursos en esta Navidad.
Historias como la de África pueden conocerse en los cuatro cortometrajes que Barriometrajes ha grabado en Ofra-Costa Sur. Un proyecto que ha contado con la voz del narrador Diego Reinfeld, que presentó por videollamada la muestra audiovisual a causa de las limitaciones por la COVID-19.
“En la aparente monotonía de un enorme barrio de la periferia de una ciudad cualquiera, podrían ocurrir los hechos más extraordinarios jamás contados. Pero si ese lugar a su vez estuviera compuesto por 24 barrios diferentes, microcosmos donde se abraza lo cotidiano y lo insólito, entonces podríamos superar los límites entre lo razonable y lo imposible, y descubrir que las historias que suceden en esas calles, son la verdadera sangre que da pulso a la ciudad”, comienza narrando Diego.
Ofra – Costa Sur: “tranquilo” pero con algunos problemas que resolver
Todos los vecinos que participan en los cortos de Barriometrajes insisten en recordar el carácter “tranquilo” del distrito Ofra-Costa Sur, entre ellos Adexe, cantante y miembro de la Asociación Deportiva Chincanayro, del barrio García Escámez. Y es que con 40.000 habitantes, es lógico que haya una “manzana podrida”. Pero sobre todo existe una falta de políticas públicas orientadas a mejorar problemáticas como la alta tasa de paro o los casos de drogodependencia. Así lo explica Carmen Morales, de la Plataforma Sumando Construirmos Ofra, quien también resalta que escasean actividades para la “importante” población envejecida de la zona.
‘Barriometrajes’ da voz a los vecinos e imparte talleres audiovisuales
Barriometrajes es una propuesta de cine comunitario que nace con el objetivo de repensar nuevas formas de participación ciudadana a través de la creación colectiva de cortometrajes.
En su última edición, la cuarta, el proyecto ha estado centrado en el distrito Ofra-Costa Sur y ha contado con el patrocinio del Gobierno de Canarias a través de Canarias Cultura en Red, así como con la colaboración de la Plataforma Sumando Construimos Ofra.
Para motivar la participación, en una primera parte dos mediadores sociocomunitarios, Jezabel Mejías y Jorge García, suelen entrar a los barrios, conocer a los vecinos y a las asociaciones y proponerles participar. No obstante, en esta edición se ha apostado más por conseguir contactos virtuales debido a las limitaciones de movimiento y reuniones por la pandemia.
En una segunda parte del proyecto, el realizador Luis Lanchares coordina los talleres de participación libre en los que quien lo desee puede aprender nociones sobre la realización de documentales. Este año han acudido a las grabaciones dos alumnas de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que tienen una beca SICUE en la Universidad de La Laguna.
Asimismo, en esta cuarta edición de Barriometrajes también han participado el sonidista Tomás Luis Ravelo, la guionista Alejandra Galo y la fotógrafa Yulia Kiryanova, encagarda de documentar el making-off.
Kiryanova asegura que lo más “emocionante” del proceso no fue solo conocer la variedad y el colorido de los paisajes que se encuentran en los barrios, sino las “mágicas” historias de los vecinos.