Los vecinos del barrio de La Corujera, en Santa Úrsula, llevan años batallando para tener una fibra óptica en condiciones, un problema que no es nuevo, pero que se ha incrementado y ha adquirido mayor relevancia con la pandemia. La mala conexión que tienen “les limita la vida” porque hoy más que nunca se ha convertido en una necesidad para estudiar y teletrabajar.
El mayor problema está en la calle Guanche, donde se ubican gran parte de los comercios; la farmacia, que en ocasiones no cuenta con Internet para poder ver las recetas; el colegio, y el centro médico, a cuyos usuarios les piden que vuelvan al día siguiente porque no hay conexión, pero también en la calle Antigua Corujera y Las Turcas.
La Asociación de Vecinos Micheque se ha hecho eco de esta demanda y por eso subraya la importancia que todo el barrio se una para luchar por tener una fibra óptica en condiciones. El primer paso en este sentido lo dieron ayer al registrar en el Ayuntamiento 314 firmas para exigir una solución a este problema y el lunes harán lo mismo con la compañía telefónica.
Según les ha trasladado el alcalde, Juan Acosta, el Consistorio no tiene competencias en la materia aunque los afectados consideran que sí puede interceder ante la empresa para que ésta mejore la cobertura y que La Corujera no se convierta en un “caserío” aislado y sin conexión. Además, “se han hecho obras en la calle principal y podrían haber previsto una solución”, añaden.
No obstante, valoran que en diciembre del año pasado sus responsables hayan mantenido reuniones con la FECAM, el Gobierno de Canarias, y el director general de Telecomunicaciones y Operadoras para comunicarles las demandas y quejas de los vecinos del barrio.
Por su parte, la empresa les traslada a los afectados que el Consistorio “no le da los permisos necesarios para instalarla”. “Se tiran la pelota unos a otros”, apunta la presidenta de la citada asociación, Natalia Amaro.
Cuando Micheque se creó, en 1979, las necesidades de la población eran otras. “Los jóvenes lucharon por poner una tubería, luz y asfaltar calles, pero ahora han cambiado y no saben qué puerta tocar”, subraya. Muchas familias temen que esta situación los obligue a marcharse a otros puntos de la Isla, porque no tienen lo más importante para estudiar y teletrabajar.
Además de los estudiantes, están afectados los comercios, bares y restaurantes de un barrio que “tiene mucho para ofrecer” y que está en el mapa de la Isla por sus guachinches y que no quiere quedar aislado “por culpa de la fibra óptica”, sostiene.
Hemeroteca
Publicidad
Esquelas