La playa de El Fraile, en Buenavista del Norte es un paraje rústico poco visitado y cerrado al público por peligro de desprendimientos. Una advertencia que omiten muchas personas, principalmente durante los meses de verano, que quieren disfrutar del mar a los pies de un acantilado de La Monja, próximo a Punta de Teno.
Fueron los técnicos de Costas y ciudadanos particulares quienes advirtieron de la aparición de residuos en esta zona de la costa, provenientes de un antiguo vertedero que se selló en los años 80 del siglo pasado. Fue en 1986, una fecha que coincidió con el resto de la Isla, en el marco de la campaña ‘Tenerife, isla limpia’ y la puesta en marcha del PIRS de Arico.
Las primeras manifestaciones fueron hace unos seis años. En ese momento se empezó a alertar de que había residuos de aquella época, como restos de botellas de cristal, de motores de coches, materiales de metal, plásticos, envases de café, y latas de diferentes productos, es decir, desechos que no son biodegradables.
Gran parte de esa basura ha vuelto a salir a la superficie por el efecto del mar que la arrastra hasta la costa, provocando una grave afección, tanto en la superficie marina como en la terrestre al ser un lugar muy sensible desde el punto de vista medioambiental y en el que residen especies endémicas que se ven afectadas por esta situación.
Por esta razón, el Ayuntamiento necesita “cuanto antes” la colaboración de las distintas administraciones para terminar con este problema y vaciar y restaurar el antiguo vertedero municipal.
El proyecto, que comenzó a redactarse en el anterior mandato y se culminó en enero de 2020, asciende a unos 900.000 euros, una cantidad “inasumible” para un Consistorio pequeño, asegura el concejal de Medio Ambiente, Esteban Lorenzo. El edil lanza un grito de auxilio para que la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias y de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife, así como la Dirección General de la Costa y el Mar colaboren a que esta intervención de gran envergadura se pueda realizar a la mayor brevedad posible.
El Cabildo licitó en el anterior mandato su redacción. Desde esta administración le trasladaron al Ejecutivo local “que había cumplido con su compromiso y por lo tanto, no tenían ninguna obligación de participar en el proyecto en sí, aunque tampoco cerró la posibilidad”, comenta el alcalde, Antonio González Fortes.
Una forma de hacerlo es exonenar al Consistorio de abonar los 300.000 euros de gastos contemplados para trasladar al PIRS de Arico la basura que finalmente se extraiga.
El mandatario asegura que la anterior jefa provincial de Costas también se implicó en colaborar y resolver este conflicto y espera que el Gobierno canario siga sus pasos.
De momento, el Ayuntamiento está a la espera de unos informes de la viceconsejería de Planificación Territorial de esta última administración para poder seguir adelante, aunque ello será muy difícil sin el apoyo económico del resto.
Ejecución del proyecto
El proyecto consiste, básicamente, en espaciar la zona y sacar la basura que está allí depositada para que el mar no siga echando los restos al agua y al litoral. Posteriormente, es necesario hacer una gestión de residuos, restaurar esa zona de la playa con tierra nueva, y arreglar el camino que pasa justo encima del viejo vertedero.
“Tiene su complejidad retirar los residuos de allí porque se trata de un lugar delicado y de difícil acceso. En la parte superior es un terreno bastante inestable, de tierra suelta”, detalla Lorenzo. Lo mismo sucede con la gestión, “ya que no se sabe exactamente lo que se va a encontrar y además, hay que hacer el tratamiento posterior”.
La defensa del medio ambiente, de los espacios naturales protegidos y de una gestión sostenible de los residuos ha sido una constante del Gobierno de Sí se puede, cuyas premisas están alejadas a lo realizado hasta el momento. “Este proyecto cierra la herida que se abrió en los años 80 y el círculo de una mala gestión de los residuos sólidos de la que el municipio de Buenavista no estuvo exento”, reflexiona el alcalde.
El concejal Esteban Lorenzo lo hace de manera similar en su cuenta de Facebook: “Este es un ejemplo de cómo lo que se hace mal en un determinado momento compromete a las generaciones futuras. Un aprendizaje que sacamos de esta situación, es el reto de dejar un mundo mejor a las que están por venir y que no se vean en la obligación de remendar las consecuencias de nuestros errores”.