Álvaro Foronda Botella, el médico del Médano, falleció el pasado miércoles a los 71 años víctima de una larga enfermedad. Su sepelio en el tanatorio Mémora Sur, en Parque La Reina (Arona), se convirtió ayer en una muestra del hondo pesar que ha causado la desaparición de una persona muy querida en el Sur, que se ganó con su carisma y profesionalidad las simpatías de la comarca y, particularmente, de Granadilla de Abona.
El doctor Foronda nació en Santa Cruz de Tenerife en 1949, cursó sus estudios en el Colegio La Salle San Ildefonso y se licenció en Medicina General, especialidad de Cirugía, en la Universidad de Cádiz. Obtuvo la plaza de medicina general en el municipio en 1982. Inicialmente, ejerció en el antiguo ambulatorio, ubicado en las actuales dependencias de la Seguridad Social, y años más tarde, a causa del aumento de población en el municipio, se construyó el centro de salud en el casco de Granadilla, donde ejerció como médico de familia hasta su jubilación en 2014.
Desde que llegó a Granadilla de Abona, Álvaro Foronda compaginó el trabajo en el centro de salud con su consulta privada por las tardes en El Médano, donde atendía casos urgentes en su casa, para lo que adquirió el material y los utensilios necesarios que, junto a sus conocimientos en cirugía, le permitieron afrontar situaciones complicadas para sus pacientes.
El Ayuntamiento de Granadilla le concedió el 13 de abril de 2019, en un solemne acto celebrado en el salón de plenos, la Insignia de Oro por su labor en beneficio de los vecinos del municipio. En su alocución, el doctor Foronda rememoró los años en que comenzó a atender a los primeros pacientes en Granadilla hace ahora casi 40 años, en una época en la que el municipio no contaba con servicio de urgencias. Además, realizó un repaso sobre el presente y el futuro de una profesión que enmarcó en tres conceptos: arte, ciencia y humanismo.
Don Álvaro, como se le conocía también, se refirió en su intervención a los que fueron sus compañeros de medicina en el municipio, Blas, Eduardo y Antonio, y subrayó lo mucho que aprendió de sus pacientes durante varias generaciones a los que agradeció su respeto y cariño.
El alcalde de Granadilla, José Domingo Regalado, manifestó ayer a este periódico que “todos lo recordaremos por ser un médico preocupado por sus pacientes”. “Fue un gran profesional que siempre estaba estudiando, como decía Santo Domingo, “no solo para saber más, sino para servir mejor”, señaló el regidor, que lo definió como un “hombre bueno que desprendía humildad y cercanía”. La misa de salida se oficiará mañana a las 17.30 horas en la parroquia del Médano.