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Alberto Luengo, arquitecto: “Los charcos pueden ser un modelo alternativo para nuestro litoral”

El autor del libro 'Charcos de marea de Canarias' puede que sea la persona que más sepa sobre estas zonas de baño, ya que se pasó seis años recorriendo la costa y ha descrito más de 900 cavidades de este tipo en todo el Archipiélago
"El charco es el dominio de la marea, con marea mala nunca es buena idea meterse en uno”, aconseja este arquitecto experto en charcos. FRAN PALLERO
"El charco es el dominio de la marea, con marea mala nunca es buena idea meterse en uno”, aconseja este arquitecto experto en charcos. FRAN PALLERO
“El charco es el dominio de la marea, con marea mala nunca es buena idea meterse en uno”, aconseja este arquitecto experto en charcos. FRAN PALLERO

Puede que el arquitecto Alberto Luengo sea la persona que más sepa de charcos de toda Canarias. Se pasó seis años recorriendo el litoral del Archipiélago y adivinando, gracias a la ayuda cartográfica de Google Earth, dónde podía encontrar estas zonas naturales de baño. Un método que le funcionó, porque halló más de 900 charcos que ahora describe en su libro Charcos de Marea de Canarias. La obra, de gran valor técnico, ha sido editada por la Consejería de Turismo del Gobierno canario y sirve para reivindicar los charcos como modelo alternativo de intervención en el litoral: “No solo hay que hacer playas, también hay que conocer y volver accesibles nuestros charcos”, defiende.

– ¿Cómo le nace la idea de hacer este libro?
“La infancia de alguna forma te marca. Yo la pasé en El Médano y todas las mañanas iba a los charcos. Más tarde empecé a tener un serio contacto con el litoral y, a partir de los años 80, me interesé por las famosas salinas de El Guincho, en las Américas. Así salió el libro El Jardín de la Sal. A partir de ahí me di cuenta de que yo no sabía ni sobre salinas ni sobre charcos, eran cosas que no se estudiaban en la universidad. En los 90 participé en varios programas sobre las salinas y también traté de profundizar sobre los charcos. Pero realmente, esta obra empecé a escribirla en 2013 y durante seis años visité todas las Islas, incluidos los Islotes”.

– Habrá visto muchos charcos. ¿Cuántos pueden haber?
“En Canarias hablamos de un patrimonio que se mueve en torno a los 900 charcos. Y hay zonas donde son muy abundantes, como en el norte de La Palma, en Garafía, como el Juan Adalid. Estos son de difícil acceso, porque hay que bajar acantilados de más de 300 metros de altura. La Gomera es la Isla que menos charcos tiene, unos cuatro o cinco, pero tiene uno muy interesante en la costa de Vallehermoso, en Arguamul. El Hierro tiene una gran representación de charcos, son la zona habitual de baño. Y destacan el Charco Azul y el de los Sargos. Pero a mí de El Hierro me gusta el de La Maceta”.

Charco Del Pozo de las Calcosas,el Hierro. Cedida
Charco Del Pozo de las Calcosas, El Hierro. Cedida

– ¿Y en Tenerife?
“Es donde más hay. Unos 250 que se concentran sobre todo entre Buenavista y Los Silos, entre Tacoronte y Jóver, y entre la Punta del Hidalgo y Bajamar. También en el Malpaís de Rasca hay charcos muy bonitos”.

Charco de La Sardina, en Arico, Tenerife. Cedida
Charco de La Sardina, en Arico, Tenerife. Cedida

– ¿Qué Islas nos quedan?
“Pues en Gran Canaria la zona más importante es la costa de Gáldar. La mayoría son construidos pero están muy bien hechos. El ingenio local ha sabido leer la naturaleza y adaptarse a ella. Luego, en el norte de Alegranza hay una treintena de charcos, algunos espectaculares como el Jameo de Las Palomas. Y si damos el salto a La Graciosa, en su Costa Suroeste hay más de treinta charcos de alto nivel. En Lanzarote están repartidos en la zona de las Salinas del Río, en la de Punta Mujeres, y por supuesto, en Los Charcones, que son 8 kilómetros donde puede haber unos 150 charcos. Yo creo que en su tipo, Los Charcones es un paisaje de Interés Mundial”.

Charco Corazón, en Los Charcones, Lanzarote. Cedida
Charco Corazón, en Los Charcones, Lanzarote. Cedida

– Nos falta Fuerteventura…
“Fuerteventura es donde más difícil se hace observarlos. Hay en Jacomar, en La Punta de Jandía, en Pájara, en Betancuria, en Puerto del Rosario… Para verlos hay que ir con marea vacía, el sol arriba y el tiempo bueno, porque el charco es el dominio de la marea. Con la marea mala no es buena idea meterse. Y bueno, se me olvidaba, en el Islote de Lobos tienes dos saladares fantásticos. El del Faro y el de Las Lagunillas. Este último es el mejor conservado de Canarias”.

Charco del Golfete, Fuerteventura. Cedida
Charco del Golfete, Fuerteventura. Cedida

Charcos de Marea parece un material muy preciado para los amantes de los charcos.
“Sí, pero es un libro muy técnico, de 1.120 páginas. Es verdad que tiene una segunda parte con ficheros sobre los charcos, pero la primera parte, que es el desarrollo teórico de lo que es un charco, para mí es lo más valioso. Resulta que la mayoría de charcos están hechos con muy poco dinero y mucho ingenio local. Ahí se explica cómo construir un charco, con pautas, planteando un nuevo modelo alternativo de intervención en el litoral que no sea la playa o el espigón”.

– ¿En qué estado se encuentran nuestros charcos?
“Son manifiestamente mejorables. Y aparte de mejorarlos, hay que hacer nuevos. Siempre reivindicamos que faltan playas, que estoy de acuerdo, pero falta liderazgo político para hacer charcos. Y te digo el ejemplo más claro, el que se puede hacer en Las Américas, en una playa fósil que está frente a las olas. Solo excavando tendríamos un charco de 600 metros”.

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