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Un homenaje con todas las letras a los pescadores de Las Galletas

Con motivo del Día del Libro, alumnos del colegio Luis Álvarez Cruz crean una publicación virtual dedicada a los hombres y mujeres de la mar de este núcleo marinero de Arona
Massimo, uno de los niños participantes en la publicación. DA


Se llaman Mora, Remy, Andrea, Ainhoa, Celeste y Massimo. Son alumnos de 10 y 11 años del colegio Luis Álvarez Cruz de Las Galletas y hoy celebran el Día del Libro con una publicación virtual de sus artículos y poemas dedicados a los pescadores de este núcleo marinero. Se han metido en faena y la idea de la profesora Carmen Rosa Torres ha dado sus frutos. Han ido a por naranjas, cosa que la mar no tiene, como en el célebre poema de Pedro García Cabrera, pero mantienen la esperanza de que se reconozca el trabajo de quienes se ganan el pan entre barcas, redes y pandorgas.

“Hoy quiero dar las gracias a nuestros amigos los pescadores, que todas las mañanas salen a faenar, una tarea que no es fácil, pero que también tiene sus ventajas, como respirar aire limpio, tener momentos de relajación, tiempo para compartir y, lo más importante, estar en contacto con la naturaleza. Pero también salvan muchas vidas”, escribió Mora.


Remy explica que nunca fue a pescar a los ríos de su país antes de viajar a Tenerife. Su aportación para la publicación virtual es un breve relato que guarda en su memoria. “En mi familia no hay pescadores, pero a mi abuela le gustaba pescar. La recuerdo recostada en un taburete mientras compartía su tiempo con los peces y el día iba pasando lento y silencioso. ¡Qué suerte tenían esos peces!”.

Andrea emplea una pirueta poética para homenajear a quienes salen a faenar cada mañana. “En las aguas de Las Galletas vivían cangrejos y palometas, en lo alto, pájaros y gaviotas viejas; los pescadores sacaban del mar albacoras y morenas, y llegaban a tierra contentos con su pesca”.


Ainhoa ha plasmado en su manuscrito algunos de los refranes populares que están en boca de cualquier marinero: “Las devoluciones que ganas hoy serán tu pesca de mañana”, “si el mar fuese vino, todo el mundo sería marino”, “mejor navega el que tiene buen viento que quien rema con mucho aliento” y “el cebo es el que engaña, que no la pesca ni la caña”.

Massimo reconoce que le apasiona pescar, pero admite que “quizás no tenga mucho mérito porque lo hago por diversión, no como los grandes pescadores de Las Galletas que han hecho de la pesca su medio de vida”. Eso sí, aclara que “cuando pesco algún pez, inmediatamente lo devuelvo al mar, que es su sitio. Y tranquilos, que yo uso red”.


Celeste ha optado por un cuento en el que relata la historia de Pepe, un pescador galletero con un hijo que no mostraba interés por la labor de su padre. “Se acercaba el cumpleaños de Anselmito y este quería una gran fiesta sin importarle que su padre ganaba el dinero justo para mantener la familia. Llegado el día, lo celebraron con una pequeña tarta casera, lo que disgustó a su hijo. Sus compañeros de clase no entendieron cómo no le habían comprado una tarta grande”.

“Al poco tiempo, Pepe logró convencer a su hijo para que lo acompañara a pescar. En el mar Anselmito pudo oír de su padre que no tenía por qué avergonzarse por su origen humilde. Muy al contrario, debía estar orgulloso, ya que ser pescador es una de las tareas más bonitas que existen. Años después, Anselmo se convirtió en uno de los grandes y más conocidos pescadores de Las Galletas”.

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