puerto de la cruz

Reapertura del Loro Parque: un día muy esperado

Casi 2.000 personas visitaron ayer Loro Parque, cerrado durante trece meses debido a la pandemia, pero que ha vuelto a abrir sus puertas al público de jueves a lunes porque martes y miércoles estará reservado para cruceros
Unas 2.000 personas visitaron ayer las instalaciones, que permanecieron cerradas durante trece meses como consecuencia de la pandemia. Fran Pallero


La primera vez que Adrian Kopernik, natural de Polonia, visitó Loro Parque fue hace 25 años, acompañado de su madre y su padre. “Era pequeño pero lo recuerdo perfectamente, todavía tengo una foto en estas escaleras”, dijo señalando la entrada principal. Ayer, dos días después de haber llegado a la Isla para disfrutar de unas vacaciones, quiso rememorar ese momento con su esposa e hijo sentados en el mismo lugar y en un día “espectacular”.


No podía ocultar su emoción al tiempo que contaba que solo se acordaba de la entrada. Dedujo que el recinto ha cambiado mucho desde entonces y por eso quiso estar allí, volver a entrar “y descubrirlo”.

Ángel Marrero, residente en el municipio de La Laguna también era un asiduo de las instalaciones cuando era niño. Iba con su abuela al Puerto de la Cruz “prácticamente cada semana” y por eso ayer lo hizo acompañado mujer y a sus dos hijos. Para el pequeño era la primera vez. No paraba de sorprenderse al ver a uno de los gorilas. “¿A que es gracioso?, mira cómo se mueve”, le comentaba a su hermano sin apartar la vista del cristal detrás del cual se podía ver al animal revolcándose y comiendo hojas.


Ángel hacía muchos años que no iba y cuando se enteró que volvía a abrir al público pensó que no había mejor plan en estos tiempos de pandemia “porque al fin y al cabo, Loro Parque es un símbolo de nuestra tierra”. No perdió un instante, se apuró a sacar las entradas porque no sabía si había límite de aforo y por suerte, las consiguió.


Quien no pudo ocultar su emoción fue Edwin Martínez Díaz. El joven, que lleva muchos años yendo a Loro Parque, le preguntaba a cada momento a su madre cuándo abría, así que Consuelo Díaz, coincidiendo con su cumpleaños, decidió darle una sorpresa y lo llevó. “Lo estamos reinaugurando”, aseguró visiblemente contenta.


Edwin se conoce el Loro Parque como la palma de su mano. “Echaba de menos a los leones marinos, los loros, los delfines y las orcas. Quería abrazar a un gorila, un chimpancé, un oso hormiguero o a cualquier animal”, bromeó. “Estamos muy contentos de que hayan podido abrir”, apuntó Consuelo, a quien también acompañaron su hija y una amiga.


Desde primera hora, y pese a que el tiempo no acompañaba, la gente se agolpó en la puerta principal para poder entrar guardando las debidas distancias de seguridad y con la mascarilla puesta, una imagen que se repitió tanto dentro como fuera.


Dos horas más tarde, cuando el sol ya se dejaba notar, la afluencia era cada vez mayor. Niños gritando, adultos cargando bolsos y todo tipo de equipamiento infantil para pasar un día “muy esperado”, como lo definió Joaquín Gnoffo, que llegó con sus hijos adolescentes y uno de dos años. La familia tiene la tarjeta de residente y cuando se enteró que el parque abría, no lo dudó.


Después de trece meses y con todas las medidas que exige la actual situación sanitaria por la pandemia de Covid-19, Loro Parque reabrió ayer al público. Cerca de 2.000 personas, según indicó la organización, disfrutaron de los exuberantes jardines y espacios verdes, además de las diferentes especies y ecosistemas de los cinco continentes.


El recinto abre de jueves a lunes porque martes y miércoles está reservado para turistas de crucero y por el momento, algunos de los servicios que eran habituales, como el de fotografía, se encuentran suspendidos. Hasta que la situación se acomode, solo habrá par de locales de souvenirs abiertos, un restaurante y dos kioscos. No obstante, está permitido llevar alimentos preparados dado que se han habilitado lugares específicos para poder comer.

Respeto a los espacios y las normas
En los diferentes shows también se respetaron los espacios señalados y el personal del parque que estuvo pendiente en todo momento se respetaran las normas impuestas por la Covid-19 y llamaba la atención a quien, por ejemplo, no llevara la mascarilla puesta de forma correcta: “It’s for your safe” (es por su seguridad) le espetó una trabajadora a una mujer de habla inglesa.


La alegría no fue únicamente para los usuarios sino compartida con los trabajadores. José Antonio Hernández Hernández lleva conduciendo el tren de Loro Parque desde el verano de 1996. “Para mí volver hoy a trabajar fue como un regalo de Reyes, porque yo no estaba acostumbrado a estar en casa”, confesó.

A la pandemia, se le unió que vivía en una casa de campo, se mudó a un piso “y ahí empezaron los problemas porque me entró un poco de ansiedad que por suerte, ya está superada”.


José Luis ha cambiado la rutina del último año de levantarse, ir a caminar y por la tarde ve la tele, a volver al trabajo de siempre, que ya echaba mucho de menos, igual que a sus compañeros. “Nunca ha tenido problemas con los clientes ni con los trabajadores, todos me quieren, los conozco a todos, porque la mayoría han empezado después que yo”, sostuvo.


Lo único que ha cambiado de su quehacer diario tiene que ver con las medidas de seguridad e higiene. Así, una vez que se bajan los pasajeros del tren tiene que limpiar los asientos con gel hidroalcohólico y papel. Nada que le suponga un problema. Los horarios del servicio también se han modificado. El año pasado se iniciaba a las 08.45 y culminaba a las 18.45 y ahora empieza a las 09.30 y finaliza a las 17.30 horas. “Es obvio, porque todavía no hay tanto turismo”, recalcó el conductor.

Wolfgang Kiessling valora la buena respuesta del público

El presidente de Loro Parque, Wolfgang Kiessling quiso estar presente desde la mañana temprano para recibir a los primeros visitantes. Lo hizo acompañado de su mujer, su hija y su nieta y mostró su alegría por la buena respuesta que tuvo la decisión de volver a abrir al público aunque el número de visitantes está “muy por debajo” del aforo habitual

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