Tenerife clama por que la ciudadanía continúe haciendo uso de la mascarilla, a pesar de que hoy deja de ser obligatoria en exteriores siempre que se pueda mantener la distancia de seguridad de un metro y medio. Y es que con los datos de contagios de la Isla, que ayer acaparaba el 75% de los positivos en COVID-19 del Archipiélago, se hace difícil prescindir del principal elemento de protección con el que ha contado la población hasta la fecha, y que ya forma parte de nuestra vida diaria.
En un contexto de optimismo como el existente en prácticamente toda España y distintos lugares de Europa, donde se relajan las medidas restrictivas gracias al ritmo de inmunización de los habitantes, Tenerife camina contracorriente, con los contagios en alza. El propio presidente del Cabildo, Pedro Martín, señalaba que se trataría de una “auténtica frivolidad” que en la Isla, teniendo en cuenta el avance de la pandemia, la gente transitara por las calles sin mascarilla. Sin embargo, el Boletín Oficial del Estado (BOE) ya ha hecho pública la nueva norma.
Esta semana también se conocía que Reino Unido, principal país emisor de turistas de la Comunidad Autónoma, incorporaba a su lista verde de destinos a las Islas Baleares, considerándolas un territorio seguro, mientras que Canarias, arrastrada por las malas estadísticas tinerfeñas, se veía abocada a seguir con la calificación de “alto riesgo” de contraer la enfermedad, en detrimento de los flujos de pasajeros.
Precisamente con la mirada puesta en la temporada turística de verano, el presidente de la patronal hotelera Ashotel, Jorge Marichal, reconocía ayer a DIARIO DE AVISOS su preocupación porque se exima el uso de mascarilla, aunque solo sea en espacios abiertos. Bajo su punto de vista, si en la actualidad, empleando esta herramienta de protección, la Isla lidera los contagios, con la nueva normativa puede alcanzarse una situación peor. Asimismo, Marichal cuestiona que se “criminalice a la hostelería”, especialmente, porque prohibiendo los comedores interiores estima que se incrementen las reuniones en el ámbito privado, donde las autoridades no pueden vigilar el cumplimiento de las medidas.
De otra parte, José Carlos Francisco, presidente de la CEOE-Tenerife, hacía ayer un llamamiento a la responsabilidad individual, ya que, con independencia de la flexibilización del Estado, el virus sigue en circulación y se han de tomar las mismas precauciones que llevamos adoptando desde hace año y medio. Y, por otro lado, pedía a los gobernantes que revisen su “dogma de fe” de culpar a los bares y restaurantes, al tiempo que solicitaba la creación de líneas de ayuda específicas e inmediatas para un sector al borde de la quiebra, que, de hecho, acudirá a los tribunales para pedir medidas cautelares contra su cierre.
La presidenta de la Federación Canaria de Municipios, María Concepción Brito, indicaba a este periódico que también es partidaria de que los habitantes de Tenerife sigan usando las mascarilla. Una de las constantes, según dijo, de la reunión del Gobierno de Canarias con el Cabildo y los 31 ayuntamientos tinerfeños celebrada el jueves en el Teatro Leal de La Laguna. Además, Brito defendió que el propio consejero regional de Sanidad, Blas Trujillo, promovió en la Comisión Interterritorial de Sanidad que se contemplaran excepciones en el nuevo decreto, a fin de poder regular mejor la norma en lugares donde la incidencia sea elevada.
Otro mandatario que también se manifestaba contrario a abrir la mano en exceso era el regidor de la Ciudad de los Adelantados, Luis Yeray Gutiérrez, quien ha asegurado que lo ideal es tomar previsiones para aquellos territorios donde los niveles de concentración del virus sean altos. Una tesis similar a la abanderada por el alcalde de la capital, José Manuel Bermúdez, que, como dirigente de la ciudad con más contagios de toda España, instaba al Gobierno a aumentar la “comunicación y coordinación” a la hora de tomar acuerdos y, en cuanto a las mascarillas, el Ayuntamiento ha emitido un bando en el que se sugiere su uso a la población.