crisis migratoria

Una caravana por la “libertad migratoria”

Centenares de activistas de distintos puntos de España participaron en una marcha por Santa Cruz que pedía facilidad de tránsito
Los manifestantes entonaron el Bella Ciao frente al monumento a Franco de la capital tinerfeña | FRAN PALLERO

La terminal del puerto de Santa Cruz de Tenerife, el monumento a Franco de la Avenida Anaga, la sede de la Subdelegación del Gobierno y la Plaza Weyler. Ese fue el viacrucis escogido por la llamada Caravana Abriendo Fronteras en Canarias para marchar ayer por las calles de la capital tinerfeña, abogando por la libre circulación de personas arribadas en embarcaciones precarias al Archipiélago. Una iniciativa que, organizada por activistas de distintos lugares de España con la coordinación de la Asamblea de Apoyo a Migrantes de Tenerife, viene aparejada de una agenda de actividades que se desarrollarán hasta el sábado en varios puntos de la Isla, con el objetivo de concienciar a la población acerca de los problemas de los que huyen quienes se lanzan al mar con el sueño de alcanzar Europa.

Centenares de manifestantes partieron de la costa santacrucera para darse cita frente a una de las pocas figuras de exaltación al dictador que todavía ocupan un espacio en la vía pública de nuestro país. Una vez allí, ante el símbolo de que la ciudad continúa sin poner en práctica la Ley de Memoria Histórica en su totalidad -pues la norma exige la retirada de ese tipo de obras, que recuerdan a un periodo oscuro de la historia de España-, los asistentes entonaron a viva voz el Bella Ciao, uno de los cánticos antifascistas más conocidos, que en los últimos años ha vuelto a la palestra por su aparición en la serie La Casa de Papel. Puño en alto y con pancartas en las que se podían leer frases como “Ninguna persona es ilegal, cerremos los CIES” o “Acogida humanitaria”, durante unos minutos pareció detenerse el tiempo, generando un sentimiento de fraternidad entre los asistentes.

Posteriormente, tras discurrir por las principales vías de la capital con un operativo policial que redirigía el tráfico para permitir el paso de los participantes, la marcha recaló en la Subdelegación del Gobierno. La Policía Nacional había habilitado un único carril en la calle Méndez Núñez, pegado al edificio gubernamental, para que los manifestantes pudieran ejercer su derecho a concentrarse. Sin embargo, rápidamente hubo voces discrepantes con esta distribución del espacio, animando a los agentes a interrumpir completamente la circulación de vehículos; opción que las autoridades rehusaron.

No obstante, en otro momento de la manifestación, aparecieron activistas ataviados con batas blancas, simulando trajes de contención, como parte de una metáfora: “Ellos son el virus”, decían, portando panfletos con las caras del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el de Migraciones e Inclusión, José Luis Escrivá. Ambos, políticos a los que señalaban como culpables de una presunta vulneración de los derechos humanos por su estrategia de instalar macrocampamentos en Canarias.

Momento de la carga policial | ASAMBLEA DE APOYO A MIGRANTES DE TENERIFE

LA ‘CARGA POLICIAL’

El pacifismo reinaba en la actividad. Parecía tratarse de una propuesta en la que el diálogo y el entendimiento estaban por encima de todo, a pesar de los duros mensajes que, en ocasiones, se vociferaban. Pero, en apenas unos segundos, toda esa calma se esfumó: en las primeras filas, frente a los agentes de la Nacional, se encendieron bengalas de, al menos, dos colores (verde y naranja), provocando que los policías se acercaran a quienes las portaban para tratar de apagarlas. Y para ello, uno de los integrantes del cuerpo, vista la avalancha de personas que quisieron evitarlo, hizo uso de la fuerza. Fueron unos instantes, aunque lo suficiente como para que se interpretara como un gesto de hostilidad. Mucho más, cuando se trasladó a una de las activistas al interior de la Subdelegación para su identificación.

La reacción no se hizo esperar. La manifestación pasó a ocupar toda la carretera, y, en consecuencia, dos motoristas de la Policía Local capitalina indicaron a los vehículos que circularan por rutas alternativas. Se vivieron momentos de tensión. Los agentes se equiparon con cascos de protección, por lo que pudiera pasar, y los activistas hicieron un amago de alzarse. Durante varios minutos, hubo personas que se sentaron en la calzada, protagonizando una sentada en la que se hablaba de “opresión” y “abuso”; había decenas de móviles grabando e, incluso, emitiendo en directo el aparente enfrentamiento que, ciertamente, no llegó a serlo. Y, al concluir los trámites pertinentes, la Policía dejó salir a la manifestante, que fue recibida con aplausos por sus compañeros.

Una treintena de migrantes participó en la caravana | FRAN PALLERO

EL FRAILE

Reanudada la marcha, los participantes prosiguieron su camino hacia la Plaza Weyler. En el transcurso del incidente con la Policía, los migrantes se habían mantenido en un segundo plano, desplazándose a una de las vías aledañas, y, al haber pasado el vendaval, retomaron las protestas. “La guagua nos recogerá a las cuatro”, decía, altavoz en mano, la que parecía ser una de las coordinadoras del evento.

Y es que en horario vespertino la caravana se trasladaba a El Fraile (Arona). En la Plaza de la Iglesia de dicha zona, se escucharon los testimonios de proyectos que tienen lugar en las proximidades, como la Farmacia La Comunitaria, que se definen como una “resistencia” que “se rebela contra el sistema”. Asimismo, Sukeina Ndiaye, presidenta de la Red Migrante de Tenerife y activista por la libertad del pueblo saharaui, compartió su visión sobre cómo afecta la migración a las mujeres, del mismo modo que las dificultades que experimentan para hallar unas condiciones de acogida dignas en España.

El programa continuará hoy con una manifestación por el paseo marítimo de Las Américas a Los Cristianos a partir de las 12.30 horas. A las 17.00, el centro penitenciario Tenerife II será escenario de una nueva concentración. Y de 18.30 a 20.00, se realizarán diversas actividades en el entorno del campamento provisional para migrantes de Las Raíces, en La Laguna, con mesas abiertas para abordar los problemas en torno a la acogida que ofrecen las autoridades españolas.

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